Hace nada me acordé de un juego al que hacía mucho tiempo no jugaba, así que me entraron las ganas de instalarlo otra vez en mi teléfono. Y acabé descargándolo en APK porque me fue imposible bajarlo desde Google Play: la pesadilla del software adquirido en línea se hizo patente. ¿Qué ocurre cuando la aplicación que pagaste ya no existe?
Con la cantidad de juegos que ofrece la Google Play, actualmente en torno a los 500.000, resulta tan sencillo como habitual decantarse por cualquiera de los títulos gratuitos: en la tienda existe sobrada calidad; con la pega de los anuncios y las compras habituales, dos inconvenientes de las apps sin coste. No sólo eso: la oferta de juegos premium o de pago también es muy buena, en mi lista de compras acumulo más de un tesoro. Alguno más oculto que otro.
¿Qué ocurre cuando desaparece la app por la que pagaste?
Descarga de Monsters ate my condo tal y como aparecía en 1912
No será la primera vez que una tienda en línea de juegos deja en la estacada a quienes adquirieron sus títulos y, de un día para otro, perdieron la opción de volverlos a jugar. Google Stadia es uno de los últimos ejemplos, yo dejé allí más de un juego; con la suerte de que Google decidió reembolsar el dinero a todos los que adquirieron títulos en la plataforma. Lo del retorno monetario es algo inusual, también en Google Play.
La tienda oficial de Android devuelve el dinero de las compras si se cumplen diversas condiciones y siempre en un plazo de tiempo corto tras la adquisición. Cuando pasan varios años no existe opción de recuperar el dinero, aunque la app o juego que se compró se mantiene disponible para descargar otra vez desde la tienda, incluso aunque el desarrollador retire el software de la venta. Con una excepción.
La mayor parte de apps y juegos que ya no están disponibles para descargar quedan en la cuenta de todos los usuarios que las adquirieron en su momento, sean o no de pago. Por ejemplo, en mi cuenta de Google Play conservo la descarga del mítico Flappy Bird, un juego que el desarrollador retiró de la tienda para que ninguna persona pudiera bajarlo tras decidir que no quería tenerlo en circulación. Por desgracia, con el juego «Monsters ate my condo» eso no ocurre: el mítico título de Adult Slim ha desaparecido por completo de la tienda de Android.
Me acordé de «Monsters ate my condo» por casualidad. Recordé con gran cariño ese juego, un título que llenó muchas horas de mi vida. Un día dejé de jugarlo, de instalarlo y me olvidé de él hasta la actualidad. Fui a buscarlo, no estaba en la tienda, no lo encontré en mi cuenta y me frustré. Lo había pagado y ahora no tenía opción a descargar lo que era mío.
El gran problema de las compras de software en línea y del streaming es que, al no disponer de una copia física, una vez desaparecen los servidores que almacenan nuestra copia también se va con ellos nuestro dinero. En juegos de ordenador o de consola suele existir la opción de adquirir una copia física, todo lo contrario de lo que ocurre en los smartphones. Tiendas como Google Play y App Store acostumbran a mantener lo adquirido, aunque no siempre: depende de si el software se queda demasiado tiempo sin actualizar o de si el desarrollador decide retirar su producto de forma definitiva. En estos casos, se acabó. O no.
Siempre nos quedarán los APK
No me costó demasiado descargar una copia en APK del juego que yo había pagado, éste es uno de los problemas endémicos de Android: adquirir software sin pagar resulta demasiado sencillo. Y, si bien me parece mal hacerlo con aplicaciones que se encuentran actualmente en línea, tener la opción de rescatar una app o juego por la que pagamos hace años, y que ahora no está disponible, creo que es una excelente solución contra el abandono de software. Que luego funcione en un móvil actual ya es otra historia.
Google siempre mantuvo la libertad de instalar cualquier tipo de aplicación en Android. No parece que eso vaya a cambiar en el futuro, sí se ha puesto más seria con la seguridad. Y creo que es una decisión acertada, porque todos tenemos derecho a recuperar las viejas aplicaciones, aquellas que recordamos con cariño y que ya no pueden descargarse por los canales oficiales. No sólo eso: todo ese software forma parte de la historia, merece ser guardado y recordado.
Volver a jugar con el «Monsters ate my condo» me devolvió ese tiempo en el que me pasaba horas apilando plantas de apartamento mientras los monstruos se peleaban entre sí al ritmo de una música tan loca como las animaciones o los efectos de sonido. Y sigue funcionando perfectamente en los móviles de hoy, creo que es una joya que merecería recuperarse para que volviera a las tiendas de aplicaciones.
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