Actualizar un Android es una tarea sencilla, que llegue esa actualización no: las marcas no acostumbran a ser eficientes en este terreno. Entonces, ¿qué ocurre si un móvil o tablet Android no se actualiza, ya sea porque la marca deja de hacerlo o porque el usuario no cae en la cuenta? Lo analizamos.
Como todo software en constante evolución, Android recibe constantes actualizaciones que no sólo añaden novedades al sistema, también lo hacen más estable y, sobre todo, lo protegen frente a amenazas como malware o virus. Dado que estar al día es importante, ¿qué ocurre si no actualizamos nuestro dispositivo? Este no deja de ser útil de la noche a la mañana, ni siquiera tras el paso de los años. Sin embargo, sí se hace más inseguro y va perdiendo valor.
Qué tipos de actualizaciones hay en Android
Quienes llevamos más de una década en este sistema operativo solemos comentar que Android arrastra un gran problema casi desde su concepción: las actualizaciones. Dado que se desarrolló como software abierto para que cualquier empresa pudiera utilizarlo, resulta imposible exigir que todos los fabricantes entreguen con puntualidad cada versión que desarrolla Google. Esto hace que no exista un teléfono, tablet u otro dispositivo con Android que tenga las actualizaciones garantizadas durante más de dos o tres años. Con suerte (mucha) cuatro años.
Cuando hablamos de actualizaciones generalmente nos referimos a las que ofrece Google anualmente, también a los cambios importantes que libera la marca de cada teléfono. No obstante, en Android existen distintos tipos de ellas, conviene conocerlas.
- Actualizaciones de sistema. Son los cambios importantes, aquellos que Google acostumbra a liberar cada año y que se corresponden con un número (anteriormente era un postre). En la actualidad es Android 11 la versión más reciente estable; con Android 12 en estado casi beta. Estas actualizaciones son las más difíciles de obtener por parte de los fabricantes: por lo general la mayoría ofrece un plazo de dos años (que no siempre cumplen).
- Actualizaciones de seguridad. Son los denominados como parches, paquetes de corrección de errores y problemas graves de seguridad en Android que Google libera cada mes. Pese a que no sean las más deseadas (recibir una nueva actualización de sistema es más atractivo), las actualizaciones de seguridad son las más importantes. Hay marcas que las ofrecen puntualmente, otras que tardan meses en actualizar. Dependiendo del fabricante o de la antigüedad del móvil el parche de seguridad puede llegar cada tres meses. Si llega.
- Actualizaciones del sistema de Google Play. Google, consciente de que el problema con las actualizaciones en Android es culpa de la dejadez de las marcas, creó un parche de actualización que llega directamente a través de los servicios de Google Play. Son mejoras de seguridad y de estabilidad que se distribuyen a todos los móviles de manera automática y sin necesidad de instalarlas ya que se 'autoinstalan'. Simplemente, habrá que reiniciar el teléfono cuando llegue una de estas actualizaciones.
- Actualizaciones de la capa del fabricante. La mayor parte de marcas con Android ofrece una capa de software por encima del propio sistema con su propia personalización y funciones. MIUI, EMUI, One UI, Realme UI... Todas estas capas también se actualizan: a veces de manera independiente y otras asociadas a las actualizaciones de sistema. Suelen traer mejoras, aunque también aumentan la seguridad.
- Actualizaciones de las apps. Tener al día las aplicaciones también es muy importante, en especial aquellas que vienen preinstaladas en el teléfono. Además, los servicios de Google Play se actualizan, la propia tienda también, igual que el resto de software del dispositivo.
Para comprobar cómo de actualizado está un Android hay que acudir a sus ajustes y entrar en el menú 'Acerca del teléfono' (cada marca lo llama a su manera). En la información del software aparece la versión de Android, de cuándo es el último parche de seguridad, cuándo llegó la última actualización del sistema de Google Play y qué versión de capa está instalada. Cuanto más recientes sean las fechas mucho mejor.
Las actualizaciones son muy importantes por las novedades, por la seguridad y también para seguir teniendo acceso a las aplicaciones y juegos más recientes. El móvil o la tablet no dejará de funcionar porque no se actualice, pero irá acusando una serie de inconvenientes que se prolongarán en el tiempo hasta que el sistema quede prácticamente obsoleto. Es un proceso que acostumbra a durar varios años.
Sin actualizaciones de sistema un Android aguanta varios años
La obligación de una marca es actualizar sus teléfonos, eso es innegable. Lo suyo sería que todas se comprometieran con un mínimo, qué menos que tres años (de sistema y de seguridad). Actualmente hay varias que están dando ese paso, como Samsung, OPPO o Vivo, pero no es lo habitual.
No recibir una actualización de sistema no impide que un Android pueda utilizarse, incluso de igual manera que si estuviera actualizado. Sí va acumulando penalizaciones:
- El móvil no recibe las mismas novedades que uno más reciente, por lo que pierde atractivo.
- Dado que la privacidad está cada vez más presente, no tener actualizado un teléfono impide ejercer mayor control sobre los datos que adquieren las aplicaciones.
- El móvil va haciéndose progresivamente más inseguro.
- Las aplicaciones van dejando de ser compatibles para las distintas versiones de Android.
Cada versión de Android va asociada a un nivel de API: actualmente, Android 11 corresponde con la API nivel 30. Dado que Google requiere que los desarrolladores se basen en los niveles más recientes, las versiones antiguas dejan de tener soporte en las actualizaciones de las apps. Esto es, si se posee un móvil con Android 4.0 o inferior, éste no podrá descargar nuevas aplicaciones ni actualizaciones porque el nivel mínimo de API en Android Studio corresponde con el nivel 16, el de Android 4.1 Jelly Bean.
Siempre puede utilizarse una versión antigua de la aplicación, pero hay servicios para los que resulta imprescindible utilizar software actualizado. WhatsApp es un buen ejemplo: ya no funciona en móviles con Android 4.0.3 e inferior (por el nivel mínimo de API al que apunta las actualizaciones). Esto da un margen de unos 8-10 años para que un Android se quede más o menos obsoleto.
Actualizaciones de seguridad: más importantes de lo que parecen
Solemos fijarnos en si tal o cual móvil recibió ya Android 11, actualizará a Android 12 o se quedó en Android 10, pero las actualizaciones de seguridad son tanto o más importantes: éstas determinan cómo de seguro es un dispositivo. Suena a redundante, pero es de vital importancia.
Google va solucionando errores que de los distintos dispositivos. También las marcas de componentes parchean vulnerabilidades graves que pueden comprometer a los usuarios, como la más reciente de Qualcomm (y que afecta a todos los dispositivos que poseen un procesador de esta marca). Tener el parche de seguridad más reciente garantiza que nuestro Android es inmune a las vulnerabilidades actuales; lo que permite garantizar el sistema y todos los datos que guarda.
El parche de seguridad protege el sistema, hacer un uso responsable del dispositivo también. De hecho, un Android puede seguir funcionando de igual manera incluso aunque su parche de seguridad lleve meses sin actualizarse (y años). Esto no es excusa para que los fabricantes dejen de actualizar sus productos, obviamente: como cualquier otro dispositivo informático conectado a Internet, la principal protección es el uso responsable.
Actualizaciones de la capa: importantes para seguir obteniendo valor
Las marcas acostumbran a desplegar las nuevas versiones de su capa junto con actualizaciones de sistema, pero no tiene por qué ser así. Xiaomi es un gran ejemplo ya que separa MIUI de Android; y actualiza móviles antiguos para darles un refresco y renovar sus aplicaciones.
Por lo general, una actualización de la capa acarrea mejoras estéticas, pero también implica una mejora en la seguridad: cada fabricante renueva funciones clave de su software, corrige errores que podrían aprovecharse para obtener datos del usuario y renueva aplicaciones de sistema que son vulnerables. Por tanto, que una marca mantenga el compromiso de actualizar su capa siempre es positivo; a pesar de que no actualice con ello la versión de Android.
Un dispositivo no deja de funcionar por tener una versión antigua de la capa de fabricante, pero sí pierde un valor que debemos reclamar como usuarios. Las marcas no sólo deben prestar atención a los modelos recientes y a los futuros, también al fondo de su catálogo.
¿Cuánto aguanta un móvil Android sin actualizarse?
Ésta sería la pregunta del millón a la que se le puede dar una respuesta sencilla: hasta diez años (incluso más). Basta con encender cualquier móvil o tablet que acumule polvo por haber estado más de un lustro en el cajón: si el hardware sigue funcionando, y la batería no pasó a mejor vida, el dispositivo arrancará, seguirá abriendo las aplicaciones y, por lo general, continuará accediendo a las funciones que todos consideramos básicas; como son las aplicaciones de mensajería, redes sociales, multimedia, juegos, productividad y servicios de Google (sería muy extraño que un móvil o tablet de cierta antigüedad no esté certificado).
Ya hemos ido viendo cómo funcionan las actualizaciones y qué ocurre si un móvil no se actualiza (las de Google Play se seguirán recibiendo y, pese a que corrigen errores, en principio no son vitales). Pongamos los distintos ciclos en perspectiva si se compra ahora mismo un teléfono de una marca conocida y que sea más o menos responsable con las actualizaciones (debería ser la norma general, ya sabemos que no ocurre):
- 2-3 años: el móvil deja de recibir actualizaciones de sistema. A partir de ese momento el dispositivo sigue funcionando correctamente, pero ya no tendrá las novedades que Google vaya añadiendo.
- 3-4 años: se dejan de recibir los parches de seguridad. El móvil es más vulnerable a posibles ataques de malware y virus, toca extremar las precauciones a la hora de instalar apps, sobre todo en APK.
- 8-10 años: aplicaciones vitales dejan de funcionar. Es el tiempo máximo de vida útil de un Android ya que las versiones con una API obsoleta dejan de ser compatibles con las nuevas y actualizadas apps.
Más allá el dispositivo puede seguir funcionando a nivel de software, aunque con un uso limitado ya que pierde un notable valor debido a la incompatibilidad de aplicaciones. Eso sí, podrá seguir accediendo a la web (y a las apps web), se podrá utilizar como teléfono, podrá enviar SMS y, si fue un móvil conocido, quizá hasta disponga de una buena colección de ROMs a su alcance.
Pese a que no hay duda de que un móvil desactualizado pierde notable valor, y que las marcas deben ser responsables con todos los dispositivos que distribuyen, en Android existen caminos alternativos para mantener con vida un móvil o tablet con cierta antigüedad.
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