Hace 15 años cambié mi Samsung Galaxy por un iPhone 3G y desde entonces han pasado por mi bolsillo unas cuantas generaciones del teléfono de la manzana mordida (cambio de terminal cada dos años). Hace dos meses inauguraba mi etapa en Xataka Android y Xataka Móvil y con ella llegaba un OnePlus 9 que manejo a diario. Android ha mejorado mucho desde entonces (de hecho, tengo claro qué móvil tendría si me pasara en lo personal a este sistema operativo), sigo echando de menos algunas de las características de mi iPhone personal.
Algunas premisas. No es que viviera ajena al ecosistema de Android, si bien trabajar en tecnología te obliga a estar al día de la actualidad, buena parte de mi entorno usa Android y como techie que soy, soy su primer recurso ante problemas. Pero una cosa es tocar Android puntualmente y otra hacerlo a diario como sucede en la actualidad.
Menos fallos tecleando
Que sí, que el iPhone te cambia playa por Olaya, pero me he sentido un poco boomer teniendo que teclear en mi teléfono Android. De hecho, hasta estoy probando a instalar aplicaciones de teclado para tratar de solucionarlo. Mi sensación es que equivocarse es más fácil con el teclado que viene por defecto, lo siento menos sensible y las teclas más pequeñas e incómodas.
Escribo bastante en mis teléfonos y lo hago rápido y bien, por eso me ha sorprendido la diferencia de experiencia que ofrecen uno y otro. Además cuando te equivocas en el iPhone, la corrección es rápida y ágil.
Un flujo de trabajo multidispositivo más ágil
Si me permitís el chascarrillo (mis disculpas, quizás no es el más sensible del mundo): "de la droga se sale, del ecosistema de Apple no." Una comienza con un iPhone, pica con el reloj, cuando toca renovar ordenador opta por un Mac y ya no hay vuelta atrás: el entendimiento entre los dispositivos, las herramientas multidispositivo y las interfaces similares contribuyen a que los flujos de trabajo sean cómodos, rápidos e intuitivos.
Algo tan sencillo como copiar una URL del navegador de mi teléfono Android y pasarlo inmediatamente al navegador de mi Mac se vuelve una operación mucho más larga. Aquí obviamente hay una ventaja sustancial de Apple: hace relojes, teléfonos, ordenadores, tablets... algo que pocas tecnológicas pueden decir, pero es que además Cupertino desarrolla el software (Samsung y Xiaomi tienen un catálogo de hardware más extenso incluso, pero les falta el SO propio). El combo es un win-win que beneficia al usuario que no quiere complicarse.
Algunas de esas herramientas que se entienden entre sí son iCloud, iMessage o FaceTime, pero también Continuidad o el portapapeles universal. Mientras tanto, Google tiene buenas herramientas capaces de competir, pero no tan a fondo, ni son tan intuitivas ni se entienden tan bien entre dispositivos multimarca. Es más, en algunos casos ni están instaladas.
¿Dónde están mis accesorios?
Mi teléfono personal es un iPhone 13 Pro de hace dos años y si voy a Amazon y busco una funda voy a encontrar una amplísima selección de todo tipo de precios y marcas. Mi OnePlus 9 data de marzo de 2021 (medio año antes, vale) y para encontrar algo tan esencial como una funda me he tenido que buscar la vida yendo a una tienda física de La Casa de las Carcasas. La funda es un accesorio básico, pero si queremos buscar otros complementos más rebuscados la operación se torna directamente en imposible.
No hay casi accesorios para Android. Me explico, en verdad hay muchos, pero es que en Android existen una gran cantidad de modelos y marcas y cada mes se comercializan una buena sarta, así que o tienes un teléfono popular y/o aprovechas el momento del lanzamiento para aprovisionarte de un buen surtido de fundas, cristales templados, lentes...
Hacer más tareas con menos pasos
Una de las grandes bazas de Android siempre ha sido y es la personalización: más opciones, una tienda de aplicaciones más extensa, la posibilidad de descargar e instalar apps de terceros... y eso es fantástico. Pero tiene una cara B: más opciones implica generalmente una interfaz más densa.
Aquí hay que destacar la buena labor de Google a partir de Android 12 en general y en mi caso, de OnePlus y su OxygenOS, pero todavía tengo esa sensación de pantalla barroca. Para personalizar y trastear es genial, pero en el día a día y para el grueso de los usuarios, la simplicidad es un plus.
Por supuesto, como no seas una persona muy tecnológica y cambies de un Android a otro (por ejemplo de un POCO X3 Pro a un OnePlus Nord 2), va a haber curva de aprendizaje significativa. Falta consistencia entre capas y fabricantes Android. Como consecuencia, tareas que antes hacía rápidamente ahora requieren más tiempo de lectura y más pasos intermedios.
Fiel a la cita con las actualizaciones
Cuando Apple lanza una actualización, sabes que va a estar ahí, en ese globo rojo en el icono del engranaje de Ajustes. Es más, sabes que salvo emergencia mayor, previsiblemente tendrás una cita con tu iPhone los martes. Android es un proyecto abierto que permite a los fabricantes crear sus capas sobre el sistema operativo de Google: MIUI de Xiaomi, One UI de Samsung, EMUI de Honor/Huawei, Oxygen OS de OnePlus...
De nuevo, la personalización sale a relucir como caramelo envenenado, porque cuando Google prepara una nueva versión, toca a los fabricantes adaptarlo (si así lo desean) para lanzarlo llegado el momento. ¿Cuándo? Quién sabe. Quizás mañana. O en un mes. O nunca.
Afortunadamente para los usuarios Android se está poniendo las pilas y ya hay fabricantes como Google, Samsung, OPPO o Xiaomi se han comprometido a ofrecer tres años o más de actualizaciones. Pero con letra pequeña: no a todos los modelos (generalmente se restringe a gama alta o gama media - alta) y no vas a ver la actualización de forma inmediata cuando te llegue la noticia de una nueva versión. Como usuaria de iOS desde hace años y periodista tech, se me hace raro hablar de una novedad y tener que buscarme las castañas para probarla porque no llega a mi dispositivo. Un poco como el caso de Android Auto y Coolwalk: que unos unos llegan y a otros no.
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