En Android hay un montón de aplicaciones de mensajería, pero la que a día de hoy maneja el cotarro es Whatsapp (por suerte para unos y por desgracia para otros), aunque cada cierto tiempo aparece una aplicación que trata de darle un duro golpe a base de características que no tiene en ese momento.
La Unión Europea y cualquier agencia gubernamental o autoridad ya empezaron, a pesar del escaso impacto inicial de las apps de mensajería en la sociedad, a pensar en los beneficios que esto les podría traer a la hora de buscar pruebas ante una investigación de un delito, lo que agilizaría mucho el proceso.
Pero el problema ya se había metido muy dentro cuando se dieron cuenta, y es que las aplicaciones de mensajería se habían vuelto tan poderosas que si una agencia gubernamental les pedía datos de un usuario sospechoso para una investigación, la compañía responsable de la app podía negarse amparándose en sus condiciones de privacidad.
La Unión Europea y su intento por mantener a raya a las apps de mensajería
Imaginemos que un grupo de navegantes (la Unión Europea) se encuentra con un bebé de kraken (una app de mensajería) con sus múltiples ojos mirando tiernamente a los navegantes. Éstos vieron gran potencial en la criatura recién nacida y empezaron a hacer planes de futuro en los que el futuro titán de los mares sería el protagonista.
Ellos le enseñarían a montar en bici acuática, a tener a raya a los tiburones que quieren zamparse bañistas, a remolcar yates que no puedan moverse y a encontrar tesoros en las profundidades para hacerse ricos, lo típico que se le enseña a un bebé de kraken. El problema es que los planes no siempre salen bien.
Cuando se hace mayor, el kraken empieza a armarla por aguas internacionales y hacer sus necesidades donde le da la gana ante la aterrorizada mirada de los navegantes, que no se atreven a regañar a la criatura no vaya a ser que se conviertan en su próximo tentenpié. ¿Cómo podrían controlar a la criatura?
Algo así es lo que le sucedió a la Unión Europea en tiempos relativamente recientes. Bueno, a la UE y a cualquier agencia como el FBI, la CIA y demás. Recordarás el caso de varias personas que mataron a otras 14 en San Bernardino, donde el FBI pretendía acceder al iPhone de uno de los autores, y lo consiguió sin la ayuda de Apple (que se negó una y mil veces).
No es lo mismo, pero puede ser un antecedente a tener en cuenta, ya que una compañía está etorpeciendo una investigación amparándose en que si les dan acceso a un usuario pondrían en peligro la privacidad de los demás. En el caso de las apps de mensajería, debemos tener en cuenta que se cruzan millones y millones de mensajes cada día (tirando muy por lo bajo).
El problema es que las diferentes agencias se encuentran con un muro blindado ante el que a día de hoy no pueden hacer nada si la compañía responsable no quiere colaborar. Y eso es lo que quiere solucionar la Unión Europea, que las llamadas OTTs (las apps de mensajería, literalmente significa Over The Top) respondan ante las peticiones de las agencias gubernamentales de seguridad.
¿Qué es lo que exigirá la UE y cuánto tiempo llevará?
Lo primero que pretende la UE es, como hemos mencionado antes, hacer que las OTTs respondan ante las peticiones de las agencias guberamentales de seguridad. Esto es algo que ayudará mucho a las investigaciones de posibles delitos y, además, agilizará mucho el proceso, con la consecuencia directa de ser más eficaces en su trabajo y ahorrar en los costes que tiene cualquier investigación.
Vigilarían la forma en la que las compañías tras las apps de mensajería ganan dinero con los datos de los usuarios, lo que evitaría prácticas dudosas que pudieran usar las OTTs. Además, la UE quiere que aquellas apps en las que se pueden hacer llamadas, puedan llamar al número de emergencias 112.
Esto, en teoría, serían los primeros pasos para tener un poco a raya a las apps de mensajería, y será el mes de septiembre cuando se plantee las primeras medidas, aunque seguramente tengamos que esperar unos meses a que se empiecen a aplicar o se aprueben.
¿Tendrá esto consecuencias para nosotros?
Para un usuario corriente y honrado, la única consecuencia será positiva, y es que además de que la UE se aseguraría de que las OTTs no ganaran dinero a costa de nuestros datos de una forma ilícita, podríamos llamar a emergencias de desde la propia aplicación.
El problema llegaría para los que intentan organizar actos ilegales usando estas aplicaciones (no hace falta que diga de qué clase porque ya te los imaginarás), pues no podrían decir "no te lo enseño porque es privado". En casos así, sólo haría falta una orden judicial y, le guste o no al presunto delincuente, esa información acabará en manos de las autoridades.
Eso sí, es posible que las aplicaciones de mensajería se hagan las remolonas un tiempo, al menos una parte de ellas, pues no les gustará que haya agencias gubernamentales que puedan exigirles ciertos datos y que controlen la forma en la que ganan dinero. Sea como sea, van a tener que ir asumiéndolo y tragarse su orgullo.
Un debate aparte sería si nosotros, los usuarios, podríamos sentirnos más protegidos o más expuestos ante las agencias gubernamentales, ya que en según qué países, pueden querer tener acceso a más información de la que les concierne sin motivo aparente, sólo porque a alguien le apetece saber qué clase de mensajes.
El debate queda abierto, ¿debemos tranquilizarnos o ponernos más nerviosos ante las futuras medidas que quiere proponer la UE? ¿Sólo quieren mantener a raya a las aplicaciones de mensajería o hay motivos ocultos? ¿Podré tener mi propio kraken y llamarlo tentaculitos?
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