Bienvenido al infierno de la autonomía de los móviles, un lugar más caluroso que un desierto y más agónico que tener que volver a Android Gingerbread. El apartado de la autonomía de los terminales está lleno de luces y sombras, tartas de chocolate y coliflores, y es realmente difícil encontrar la perfección en este tema.
La autonomía es el problema más longevo en la historia de los smartphones, y no parece que haya una solución a corto plazo mientras los fabricantes de baterías no agilicen sus investigaciones y sean capaces de ofrecer algo estable y barato al mismo tiempo. Hasta ahora la solución la han intentado poner los fabricantes de procesadores, de smartphones y Google.
Pero esto sólo es un pequeño parche que no cura la herida. Nos ofrecen soluciones de ahorro de energía y cargas rápidas, pero no unas baterías con la suficiente capacidad como para aguantar, digamos, una semana sin enchufarlo. A lo tonto nuestros móviles se pasan alrededor de una cuarta parte de su vida útil enchufados al cargador.
Mirando al pasado, se echan de menos esos tiempos en los que tu móvil te duraba una semana entera, con lo pequeño que era, sin panalla táctil, escribiendo los SMS con el teclado numérico y flipando en colores si tenías el juego de la serpiente. De vuelta a la actualidad, se me plantea la pregunta de si es mejor tener más batería con carga normal o una carga muy rápida.
¿Dónde resultaría ganadora la carga rápida?
Aunque parezca mentira, hay momentos en los que la carga rápida es mejor que tener una gran batería, aunque los argumentos pueden ser un tanto débiles. Es posible que tu smartphone esté en las últimas y no vaya a aguantar mucho más encendido, ni siquiera llegarías a casa, y da la casualidad de que llevas el cargador encima.
En esas situaciones puedes ir a un bar, tomarte un refresco, una cerveza o tirarle palillos a la pareja de la mesa de al lado que no hace más que morrearse con todo el ruido del mundo, y mientras tanto puedes enchufar tu teléfono y esperar a que se cargue. Para ilustrar esto vamos a poner un enfrentamiento tan opuesto como el Zuk Z1 contra el Moto Z.
El Moto Z es un terminal capaz de cargarse en 15 minutos lo suficiente para darnos unas 6 horas de autonomía, pero tiene el problema de tener una batería que dan ganas de llorar: 2.600 mAh. En ese cuarto de hora te daría tiempo a dsifrutar de tu bebida o del lanzamiento de palillos (si tienes muy mala leche, les tirarás aceitunas).
Pero si nos encontráramos en esa misma situación con el Zuk Z1 (cosa harto complicada), en ese cuarto de hora no se cargaría tanto como en el terminal americano, por lo que te daría para no más de 2 o 3 horas. Si estás cerca de irte a casa no habrá problema, pero, ¿qué ocurriría si tuvieras todavía medio día por delante y sin posibilidad de cargar tu teléfono?
Como dije, probablemente el argumento sea débil, pues en el ejemplo que hemos puesto, con el Zuk Z1 es muy complicado (por no decir casi imposible) encontrarte en semejante situación, pero creo que servirá para explicar que la carga rápida te puede ahorrar tiempo con el móvil enchufado a la corriente.
¿Dónde resultaría ganadora la cantidad de batería?
Aquí la respuesta es fácil, en todo lo demás. La cuestión es que un móvil con una gran batería tendría muy difícil encontrarse en la situación del ejemplo anterior, simple y llanamente. Si ponemos a los mismos rivales, el Moto Z podrá aguantar hasta el final del día con unas 4 horas de pantalla, y eso siendo un poco optimistas.
En cambio, el Zuk Z1, con 4 horas de pantalla a lo largo del día, llegará al final del día siguiente sin mucho problema. Esto significa que, si llevas una jornada laboral de 8 horas, podrás usar más intensamente el terminal chino que el norteamericano y no tendrás que gastar parte de tu tiempo tirando palillos o aceitunas a parejas felices que sólo están demostrando su amor.
Creo que no hace falta argumentar mucho más, tener más batería significa menor riesgo de quedarte tirado sin poder hacer ni siquiera lo más básico, e incluso te ahorrará tener que llevar el cargador o powerbank encima.
¡Se abre el debate!
Todo lo que has podido leer en este post (incluído el lanzamiento de comestibles y mondadientes) son argumentos propios, totalmente subjetivos, por lo que están sujetos a ser discutidos. Puedes estar a favor de la carga rápida frente a la batería o al contrario, a partir de aquí, el poder de la argumentación es tuyo.
En lo personal, de poder elegir sólo uno de los bandos, preferiría tener mayor batería, quiero tener el lujo de ahorrarme llevar el cargador encima si voy a volver a casa al final de la jornada, sin tener que estar mirando temeroso al porcentaje de batería que me queda. ¿Cuál es tu posición al respecto?
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