Con la llegada de las pantallas con altas tasas de refresco, los fabricantes tienen un reclamo más para que compremos dispositivos que incluyen estos paneles. La fluidez que ofrece una tasa de refresco alta, hacen que la experiencia de usuario sea más satisfactoria. Hemos pasado de 60 a 90 y 120Hz, pero encontramos teléfonos con tasas de refresco de hasta 144Hz.
Actualmente, estoy usando un POCO con pantalla a 144 Hz y he podido probar por mí mismo esta característica visual, en otras ocasiones he tenido pantallas de 90 Hz de la mano de otros fabricantes. Los 144Hz hacen que la interfaz fluya como el agua y se sienta rápido y ágil. Sin embargo, no podemos asumir que aumentando la tasa de refresco todo vaya a funcionar igual de bien y es que aquí entra en juego el software. Un elemento nada despreciable que puede cambiar la percepción de estas pantallas ultrarrápidas.
Un poco de teoría sobre las pantallas con muchos hercios
Antes de entrar en materia, conviene conocer un par de aspectos técnicos sobre estas pantallas. Para comenzar, podemos decir que el estándar que ha predominado hasta hace unos años en el mundo móvil son las pantallas a 60 Hz. Al igual que ha sucedido con los monitores de ordenador o los televisores, las pantallas de nuestros móviles han ido evolucionando conforme la tecnología avanzaba.
La tasa de refresco de un panel se refiere a las veces por segundo que se refresca una pantalla, o lo que es lo mismo: las veces por segundo que se enciende y se apaga. Cada vez que muestra una imagen distinta, repite este proceso, dándonos la sensación de movimiento que se crean con los vídeos. A pesar de esto, nosotros la vemos permanentemente encendida, pero no es así.
Ahora, el hardware que equipan los teléfonos actuales, tiene la suficiente potencia para aumentar esta tasa de refresco. Decimos que tiene la potencia necesaria porque para refrescar una pantalla más de 60 veces por segundo, es necesario un dibujado extra por parte de la GPU y CPU del teléfono.
Pues bien, una vez hemos repasado brevemente este concepto, pasemos al quid de la cuestión. ¿Por qué no tenemos un sistema y aplicaciones preparados para que la pantalla se refresque a una velocidad superior?
Un paseo por el software a 144Hz con luces y sombras
El móvil se muestra veloz en casi cualquier tarea y es verdad que se agradece el grado de fluidez extra. Como opinión personal, no es una característica que cambie las reglas del juego como sí creo que lo hace la tasa de muestreo táctil. Que la pantalla responda más rápido y mejor al toque de nuestros dedos es determinante y es que no han sido pocas las pantallas que he usado con paneles táctiles de escasa calidad.
No obstante, cualquier añadido en términos de hardware debe tener su respuesta en el software. Con respecto a esto, sí es cierto que el sistema responde correctamente: hacer scroll en páginas web, en el cajón de apps o en el menú de ajustes es una experiencia agradable. Pero no es oro todo lo que reluce, sobre todo cuando observamos una caída de fotogramas al cambiar entre aplicaciones. Este hecho afea la experiencia, así como algunas aplicaciones que parecen no adaptarse bien a altas tasas de refresco, por ejemplo YouTube.
La aplicación de vídeos en streaming más famosa parece tener algunos problemas. Cuando deslizo el dedo rápidamente para consultar los últimos vídeos de mis suscripciones, el rendimiento no es el mismo que navegando por menús del sistema operativo. Aquí importa la optimización de las aplicaciones, que en este caso depende también de la velocidad de carga de los servidores y de nuestra propia conexión.
Haciendo uso de las propias aplicaciones preinstaladas, como la app para tomar notas, el rendimiento es bueno, se aprecia la cantidad elevada de hercios de la pantalla. Otras como Google Play Store sufren de lo lindo: desplazarnos por la información de una aplicación hace que la pantalla tenga unos saltos considerables. Entra en juego el propio software del móvil pero es inaceptable que tengamos una tasa de refresco tan alta y veamos tirones. Y en este caso la culpa no es de la propia aplicación pues sí que se muestra a 144Hz.
Para finalizar este paseo, cabe mencionar que las animaciones funcionan bien, pero no siempre sucede así. Repito lo mismo, observar transiciones fluidas y que de pronto una se ralentice, estropea el momento, de hecho en ocasiones he podido darme cuenta que algunas animaciones del sistema son saltadas y se produce un desagradable parpadeo en la interfaz. Y más grave es el asunto en otros móviles menos potentes, donde más se aprecia esto.
Esto no significa que todos los teléfonos Android tengan estos problemas, pero ha sido la experiencia que he vivido en varios modelos. Cada fabricante incorpora sus propias mejoras a través del software y el resultado puede variar de uno a otro.
Una tasa de refresco alta conlleva una gran responsabilidad
Tal y como dice la frase, equipar a un teléfono con una pantalla a 144Hz conlleva una gran responsabilidad. La responsabilidad de tener un software a la altura del hardware equipado. En este sentido, pienso que aún queda camino por recorrer. Y si hablamos de juegos, la cosa no cambia y es que la lista de juegos compatibles con tasas de refresco altas no es muy larga. Precisamente, los juegos son de las aplicaciones donde más se aprovecharían los hercios extra. Pero sobre esto, es cuestión de esperar a que con el tiempo se vayan actualizando dando soporte a pantallas con estas tasas.
En mi opinión, lo más importante es ofrecer una experiencia homogénea en todos los rincones del sistema de nuestro móvil, y de momento no nos la proporciona, al menos de manera íntegra. Como hemos dicho, esas caídas de frames nos hacen preguntarnos si es realmente necesario adquirir un móvil fijándonos en este tipo de características técnicas.
Con respecto a esto, Apple ha manejado la situación de una mejor manera que Android. En el sistema de los iPhone, las tasas de refresco variables son controladas por el propio sistema operativo, mientras que en Android, Google ha dejado la piedra en el tejado de los fabricantes y desarrolladores. Las API de Android (herramientas que facilitan la comunicación entre software) están preparadas para que el software pueda adaptarse pero no han decidido centralizar el control de tasas de refresco altas, de ahí el resultado tan dispar.
Mi reflexión: llevar una pantalla de 144Hz en el bolsillo no es un requisito
Para finalizar esta reflexión me gustaría dar respuesta a un par de preguntas, aunque debes responderlas tu mismo cuando vayas a adquirir un nuevo terminal.
¿Compensa elegir un móvil solo por los Hz de pantalla? Mi respuesta es no, observa su ficha técnica y elígelo si cubre tus necesidades. Una tasa de refresco alta es una característica atractiva pero es preferible mirar otras especificaciones. Igualmente, la mayoría de teléfonos de gama media ya poseen tasas de refresco superiores a la estándar de 60Hz. Esto es sólo mi opinión personal, pues otros expertos sugieren que es una revolución silenciosa que mejora la experiencia de usuario.
Otra pregunta que me hago es: ¿Bastaría con una pantalla de 90Hz? ¿Mejor una con 120 o 144Hz? El umbral de la visión humana es distinto entre individuos, y depende de la percepción única de cada persona, así que lo mejor será que compruebes en primera persona si notas la diferencia. Volviendo a la respuesta de la anterior pregunta, prioriza otras especificaciones que sumen en tu día a día, como tener jack de auriculares, una cámara más versátil o un procesador eficiente, es cuestión de prioridades.
Con el fin de ayudarte a elegir un móvil, mirando la tasa de refresco, podemos decir que en resumen estos son los aspectos principales que nos proporciona un panel de estas características:
- Experiencia de usuario más fluida, eso sí, con algunas excepciones.
- Podrás disfrutar de juegos a mayor tasa de frames, o lo que es igual, a más FPS. Aunque depende del título en cuestión.
- Mayor consumo de batería. Al renderizar una mayor cantidad de fotogramas, el procesador aumenta su rendimiento, reduciendo la autonomía del terminal.
- De igual manera, estos paneles consumen más. Se encienden más veces por segundo, así que demandan una mayor cantidad de energía.
Tal y como comenté al principio del artículo, los fabricantes usan esta característica como un reclamo para empujarnos a realizar una compra, y sí, es interesante, pero depende de las necesidades de cada uno. Además si sumo los pequeños problemas que he repasado, igual no es un requisito indispensable para mi. Bajo mi humilde opinión, las pantallas con altos hercios no son una revolución en el uso del móvil y es que en definitiva, vas a seguir enviando WhatsApp y mirando las redes sociales de la misma manera.
Imagen de portada | Pepu Ricca con Bing Image Creator
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