OnePlus acaba de presentar su terminal para la primera mitad del año. Y como estaba anunciado, en realidad son dos modelos: el OnePlus 7 y el OnePlus 7 Pro, ambos con varias combinaciones de RAM y almacenamiento. Es un cambio de estrategia en toda regla por una marca que acostumbraba a lanzar un único terminal en la primera mitad del año.
Este cambio le hace jugar en la liga de las grandes marcas, que llevan ya unos años segmentando un poco más a sus clientes con varias ofertas diferenciadas en su gama alta. OnePlus lo hacía con las distintas combinaciones de memoria y RAM, pero en esta ocasión va más allá.
Los nuevos OnePlus 7 y OnePlus 7 Pro, en vídeo
Diferencias entre los terminales
Los dos terminales que ha presentado OnePlus tienen prestaciones similares. En el diseño está una de las principales diferencias, pues el modelo normal tiene un notch en forma de gota (muy parecido al OnePlus 6T) y el Pro no tiene notch sino que la cámara frontal sale cuando se necesita. Una solución mecánica que da un frontal precioso, todo pantalla, pero que genera dudas sobre la fragilidad de esta parte móvil.
Además de esta diferencia el modelo Pro es más grande (la pantalla sube a 6,67 pulgadas frente a 6,41 del modelo normal a costa de aumentar el peso (206 g frente a 186 g) y el tamaño (162,6 x 75,9 x 8,8 mm versus 157,7 × 74,8 × 8,2 mm). El modelo Pro viene en con tres modelos de RAM: 6 GB, 8 GB y 12 GB. Y el modelo normal solo con 6 GB y 8 GB. El almacenamiento puede ser de 128 GB y 256 GB, con memoria UFS 3.0. No todas las combinaciones de memoria y almacenamiento están disponibles.
Otra diferencia es que el terminal Pro tiene tres cámaras, frente a dos del terminal estándar. La cámara principal es la misma: lleva la Sony IMX586. Pero el terminal Pro cuenta con una cámara teleobjetivo (3x) y una con un ángulo de visión superior (117 º). En cambio el terminal que no es Pro solo trae una cámara adicional para mejorar las fotografías y el modo retrato.
Por último, la diferencia obvia es la batería. El modelo Pro, al ser más grande, llega a los 4000 mAh, frente a los 3700 mAh del otro modelo. Una diferencia que no es tan obvia es que la carga rápida del modelo Pro es más veloz (Warp frente a Dash del modelo que no es Pro).
Por lo demás los terminales son idénticos en especificaciones, incluso la cámara frontal, en el notch en el modelo frontal y en la parte deslizante en el Pro, son la misma: la Sony IMX471. También en llevar el procesador tope de gama del momento, el Qualcomm Snapdragon 855.
Estamos, por tanto, ante la madurez de OnePlus, que es capaz de presentar dos terminales de una vez, que son similares pero con diferencias destacables, tal y como hacen Samsung y Apple cuando presentan sus flagship del año.
Segmentar a los clientes
Una tarea muy importante de los fabricantes de móviles es ser capaces de cubrir a cuanto más espectro de clientes mejor. Habrá clientes que quieran tener el tope de especificaciones y serán capaces de pagar casi cualquier precio mientras que los habrá que reflexionan más las relación calidad-precio y tiran hacia terminales más económicos.
OnePlus siempre ha ido a por los clientes que miran la calidad-precio pero que no descuidan el factor prestaciones. Al principio de los tiempos, con los modelos OnePlus One hasta OnePlus 3T, eran los terminales que más ofrecían por menos dinero. Sin embargo esto ha ido cambiando con el tiempo.
OnePlus se ha convertido en una marca más convencional, ha aumentado precios sin que las prestaciones hayan acompañado tanto. No digo que los terminales no sean mejores, que lo son, solo que el precio ha aumentado más rápido que las prestaciones que ofrecían.
Con este movimiento hacia la convencionalidad OnePlus se ha hayado en una disyuntiva importante: ¿seguimos diciendo que somos el mejor terminal al mejor precio (algo que cada vez es menos cierto) o tiramos a la gama alta directamente? La opción intermedia es segmentar a los clientes y ofrecerles a cada uno lo que quieren comprar.
Sacando dos terminales y varias combinaciones de RAM y memoria, se puede cubrir un rango más grande de posibles clientes. Esto tiene varios problemas: el primero es que no es lo mismo centrarse en un terminal que en varios, ya que si los cálculos de la demanda fallan OnePlus puede tener roturas de stock o un excedente sin vender que impacte en las cuentas; el segundo es que definitivamente han perdido la esencia de lo que representaba la marca: con su terminal Pro ya no dicen que son el mejor terminal al mejor precio sino directamente entran a competir en la liga de los mejores terminales.
Esta competición del mejor terminal del año es muy complicada porque todavía hay aspectos que no están a la altura de las grandes marcas, como la resistencia al agua certificada, la carga inalámbrica o que la cámara sea capaz de competir con las top del momento (esto, es cierto, está por ver, pero en el OnePlus 6T todavía había un escalón de diferencia)
¿Estrategia correcta?
Si la estrategia de OnePlus es la correcta solo el tiempo lo dirá. Pero algo está claro: según han ido avanzando, sacando terminales cada vez más caros y volviéndose más convencionales (por ejemplo con la distribución y el marketing), han ido vendiendo más y más.
En este camino a la convencionalidad, en el que todavía retiene un aura de una marca diferente, el paso lógico era sacar dos terminales (como todas las marcas potentes) y dar rienda suelta a un precio alto en el terminal tope de gama. La experiencia nos dice que OnePlus ha sabido moverse bien y no tiene por qué fallar esta vez. Es más, si el resto de marcas lo hacen, ¿por qué para OnePlus iba a ser una estrategia incorrecta?
Queda una pregunta sobre algo que todavía diferencia a OnePlus respecto a otras marcas: ¿lanzará terminales este otoño o esa carrera de dos al año ha acabado ya? Dentro de seis meses lo sabremos.