Hubo una época donde los fabricantes de móviles Android no invertían mucho en diseño. Todos copiaban a los pocos terminales de referencia por aquel entonces. Por fortuna fueron aprendiendo con los años y cada uno fue desarrollando su propia línea estética. Había lugares comunes, pero la mayoría eran reconocibles. Ganaron en identidad y en estos últimos cuatro años hemos visto algunas ideas muy buenas.
Copiar diseños parecía ya una cosa del pasado o más propia de fabricantes de perfil muy bajo. HTC con su A9, hace poco hizo su aparición en nuestra mesa de análisis, nos demuestra que esa corriente no está muerta. El fabricante taiwanés vende su alma al diablo con un objetivo muy claro: volver a ganar dinero a toda costa, incluso si eso significa copiar a Apple o volver a sus raíces como ellos defienden.
¿Por qué, HTC?
HTC lleva unos años siendo uno de los fabricantes de móviles más atractivos en Android. Diseños bonitos, funcionales que además contaban con algunos elementos diferenciales como altavoces frontales de calidad. Eran un referente y de repente han dejado eso de lado para copiar un producto que todos conocemos.
El A9 coge las líneas del iPhone y las replica con efectividad, como el estudiante que copia los diseños de su maestro. ¿Por qué? De todas las posibilidades que había, deciden ir por un camino muy fácil pero a la vez polémico. ¿En HTC de verdad creen que esta es la solución a sus problemas?
Ellos defienden que se trata de una vuelta al One M7, uno de sus terminales más icónicos. Puede ser, pero cuando los parecidos con el actual teléfono de Apple son tan grandes cuesta creerlo. Es una pena, porque si dejamos de lado esta cuestión de parecidos estamos ante uno de los móviles Android mejor diseñados.
Más allá del diseño, nos encontramos con un terminal que entra en una gama media muy competida. Lo hemos visto en nuestro análisis: tiene un buen rendimiento pero no despunta lo suficiente frente a los demás. Tener Android 6.0 es un incentivo, pero no le durará mucho porque tarde o temprano acabará en el resto de móviles. De hecho, la sensación que da este A9 es la de ser un móvil de 2016, no de 2015.
Nuestro análisis del HTC One A9
Tiene muchos aciertos: ser pionero del Snapdragon 617 (el 615 no ha salido tan bueno como se esperaba) y una cámara de calidad. Lo hemos visto en el análisis, cumple bien en todo, pero el estigma del diseño pesa, aunque no es el único problema que tiene esta A9.
El precio no ayuda, este año hay quienes han decidido apretar mucho en este aspecto. El A9 no es asequible. Es más, sus especificaciones no justifican lo que cuesta y el diseño no es un argumento lo suficientemente potente para que invirtamos tanto dinero en él. Como otros, se queda en una tierra inhóspita donde no termine vendiendo tantas unidades como le gustaría HTC.
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