Móviles que expanden sus capacidades con módulos, cámaras compactas hechas teléfono, sensores que analizan distintos valores saludables y muchas más funciones que alguna vez estuvieron en los teléfonos y que tuve la suerte de probar. Cómo las echo de menos...
A lo largo de la historia los fabricantes de móviles con Android fueron creando opciones más o menos exclusivas con las que tener un argumento para vender sus teléfonos. Dado que ofrecer algo nuevo suele resultar llamativo, he probado tantas innovaciones a lo largo de mis análisis que terminé borrando la mayoría de mi mente. Aunque hay un puñado de ellas que a día de hoy sigo echando de menos, diez características que no me importaría incluir en un único teléfono.
El teclado físico del Motorola Milestone
Es cierto que escribir en teclados virtuales con trazos me facilitó mucho la escritura en el teléfono, pero, aun así, continúo echando de menos el teclado físico de mi viejo Motorola Milestone: bastaba con deslizar la parte inferior para escribir mensajes a la vieja usanza, tecla por tecla.
En sí el teclado físico es casi anacrónico en un móvil de nuestros días. No obstante, a mí me gustaría tenerlo en mi móvil siempre que no sacrificase ni grosor ni peso. ¿Por qué no tener lo mejor de ambos mundos? Justo por el teclado estuve a punto de adquirir una BlackBerry Priv (aún sigue en mi lista de deseos).
La cámara hecha móvil del Samsung Galaxy Camera
Recuerdo la expectación que tenía ante la Samsung Galaxy Camera, me pareció la experiencia fotográfica definitiva. Y cuando pude probarla lo corroboré: la combinación de cámara compacta y móvil Android encajaba como agosto y vacaciones. Maravilla.
La Samsung Galaxy Camera era una cámara compacta con trasera de móvil y software Android. Tenía su zoom óptico (21x), hacía muy buenas fotos (a años luz de los móviles de la época) y hasta podía sustituir al teléfono. Eso sí, no hacía llamadas (tenía tarjeta SIM, sólo para datos), ningún inconveniente en mi caso.
Los módulos del LG G5
Los módulos con los que expandir las posibilidades del móvil siempre me parecieron una idea genial. Sin embargo, y pese a que varias marcas intentaron ofrecerlos como una característica de venta, no terminaron cuajando en el mercado. Una de esas marcas fue LG con su LG G5.
Recuerdo analizar este teléfono teniendo en posesión un LG V10. Y me pareció impresionante en la mayoría de sus aspectos, también en el hecho de incluir la expansión por módulos. Lástima que LG no implementase bien el mecanismo de intercambio: la zona no terminaba de ofrecer un encaje perfecto. Además, todos los módulos murieron junto con el LG G5, ése fue el remate.
Tener la opción de cambiar la batería con sólo desmontar el teléfono me parece genial, también expandir las capacidades de audio o añadir más batería y mejor soporte fotográfico. Ojalá volviesen los módulos a los teléfonos. Bien hechos, claro.
La trasera de cuero (o imitación)
La doble cara de cristal siempre me pareció un riesgo: tanto por fragilidad como por la dificultad de agarre. Por eso añoro la trasera de cuero del LG G4: tuve ese teléfono y pude comprobar que no se deslizaba en absoluto al sostenerlo. Analizar el Realme GT me trajo a la memoria esas sensaciones.
La trasera de cuero, o en imitación de piel, ofrece el máximo agarre, se distingue del resto de móviles, evita las huellas y aleja los arañazos. ¿Qué más ventajas ha de tener para que se convierta en algo habitual?
Cambiar la batería
Ya destacaba que uno de los aspectos que más me gustaban de los módulos del LG G5 era el de batería. Y es justo una de las características que más echo de menos: poder alternar de batería sin tener que pagar más de cien euros para que la cambien.
No hay ninguna duda de que hemos perdido muchas capacidades con los móviles "unibody" por más que hayamos ganado mayor atractivo y resistencia. Ojalá volviesen teléfonos como el Samsung Galaxy S5: resistente al agua y con la posibilidad de cambiarles la batería.
Los infrarrojos
No es que fuese la opción que más usaba en mis teléfonos, pero reconozco que el emisor de infrarrojos puede salvar muchas situaciones cuando está disponible. Mi favorita era la de fastidiar en la tienda de electrodomésticos: cambiar de canal cuando pasaba alguien por delante era muy divertido. ¿Y qué decir de "hacer zapping" sin levantar el culo del sofá para ir a buscar el mando?
El conector de auriculares
Ninguno de mis móviles personales tiene actualmente jack de 3,5 mm. Y lo que me parece más gracioso es que dicho conector sí que se ofrece en los móviles más baratos, todo lo contrario de lo que ocurre en los de gama más alta. ¿Que quieres un buen teléfono para que así te dure con lo máximo durante varios años? Pues te fastidias.
He terminado acostumbrándome a usar auriculares sólo Bluetooth, qué remedio. Aun así, considero que tener la opción de escuchar música sin adaptadores, y sin la obligación de cargar una batería extra, es algo que debería incluirse en cualquier móvil. Lástima que sea una batalla perdida.
La cámara rotatoria del Asus Zenfone 6
Otro de esos móviles de los que guardo un grato recuerdo por un aspecto muy concreto: su cámara rotatoria. Hacer las mejores fotos con independencia de si son selfies o con la cámara trasera, y la posibilidad de grabar vídeos en Timelapse con desplazamiento horizontal (paneo), me ganó: pasé muy buenos ratos con el Asus Zenfone 6.
Los mecanismos articulados siempre son el elemento más frágil de cualquier teléfono, es lo más negativo de la cámara rotatoria. Por lo demás siempre me pareció un acierto, incluso para el desbloqueo facial: el Asus Zenfone 6 era muy rápido desplegando la cámara. Lástima que la cámara rotatoria no sea algo más común.
Lector de ritmo cardíaco y oxímetro
No fueron demasiado populares, seguramente por eso Samsung los retiró de su catálogo. A mí me parecían un buen añadido a las herramientas de salud en teléfonos como el Samsung Galaxy S5 o el Samsung Galaxy Note 4: medir los latidos con poner el dedo sobre los sensores situados al lado de la cámara permitía añadir esa lectura fácilmente a Samsung Health. Y lo mismo con la saturación de oxígeno en sangre, otro sensor que ha desaparecido de los móviles (desde los Samsung Galaxy S10).
Gatillos físicos para juegos
Los probé una vez en el BlackShark 3 Pro y desde entonces no he jugado a un shooter en móvil sin echar en falta la experiencia con esos gatillos físicos. Configurables, con el tacto exacto de un mando de juegos y sin que molesten en el uso como smartphone ya que se esconden en el cuerpo del teléfono. BlackShark, toma mi dinero.
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