La mayoría de dispositivos móviles no solamente se conforman con personalizar la interfaz de Android sino que el fabricante potencia sus dispositivos preinstalando aplicaciones y juegos que luego el usuario no puede desinstalar. A esto se le conoce como bloatware y podría tener los días contados.
Privacy International junto a otras 50 organizaciones han enviado una carta abierta a Google, en concreto dirigida a Sundar Pichai, pidiéndole que tome medidas contra las aplicaciones preinstaladas en los dispositivos Android.
Carta abierta contra el bloatware
En esta carta abierta, en la que cualquiera puede firmar, la ONG Privacy International comienza dándole la razón a Sundar Pichai con la afirmación que dijo el CEO de Google y Alphabet hace unos meses: "la privacidad no puede ser un lujo reservado para las personas que tienen la capacidad de pagar por ella".
Pero esta organización que lucha por proteger la privacidad de los usuarios recrimina a Google que sus socios están metiendo bloatware en sus dispositivos, lo que puede exponer la privacidad y seguridad de sus usuarios sin su conocimiento o su consentimiento.
La ONG informa que estas aplicaciones preinstaladas pueden contar con permisos privilegiados (cámara, micrófono y ubicación) que funcionan fuera del modelo de seguridad de Google Play Protect sin que los usuarios sean conscientes y sin que puedan desinstalarlas fácilmente.
Además, estudios indican que el 91% de las aplicaciones preinstaladas no aparecen en Google Play Store. Esto significa que tienen que ser actualizadas desde el propio fabricante ya sea a través de su propia tienda o a través de actualizaciones del sistema.
Lo que piden en esta carta abierta es acabar con esta malas prácticas pidiendo a Google que obligue a los fabricantes a cumplir con estos cuatro puntos:
- Las personas deberían poder desinstalar permanentemente las aplicaciones de sus teléfonos. Esto debería incluir todos los servicios en segundo plano que continúan ejecutándose aunque las aplicaciones hayan sido desactivadas.
- Las aplicaciones preinstaladas deberían tener el mismo nivel de control que las aplicaciones de Play Store, especialmente en cuanto a los permisos personalizados.
- Las aplicaciones preinstaladas deberían tener algún mecanismo que permita actualizarlas, preferiblemente a través de Play Store y sin necesidad de tener una cuenta de usuario.
- Google debería negarse a certificar un dispositivo por razones de privacidad si los fabricantes o los comerciantes han intentado explotar a los usuarios de este modo.
Como vemos, las ONG no están en contra que los fabricantes preinstalen aplicaciones pero sí que éstas no se puedan desinstalar, que se salten la seguridad de Google Play Protect y que no se puedan actualizar desde la Play Store. Ahora a esperar a ver qué hace Google con esta petición.
Vía | 9to5Google Más información | Privacy International
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