Seis años separan al Angry Birds original de la secuela que hoy ha llegado a Android. En ese lapso de tiempo, Rovio no ha estado de brazos cruzados y ha aprovechado para hacer muchos más productos relacionados con los pájaros cabreados: spin offs de la saga en muchos formatos, no solo videojuegos.
Ahora con Angry Birds 2 quieren volver a enamorarnos con una fórmula muy sencilla: coger lo que les funcionó también y aplicar la experiencia que han ido ganando en estos seis años. Suena fácil pero tras jugar con él más en detalle descubrimos que los pájaros han vuelto con unos cuantos aciertos y errores bajo el ala.
Los aciertos: saber cautivar al usuario
Solo hay que ver un pantallazo para ver el cambio espectacular que ha sufrido Angry Birds. Una dirección artística mucho más elaborada y bonita donde no se ha escatimado en detalles. Aquí es donde empieza el atractivo del nuevo juego y su gran acierto: saber engancharnos.
Desde que abrimos el juego hasta que lo cerramos, la experiencia audiovisual es redonda: animaciones muy pulidas, matices y pequeños detalles por doquier (¿os habéis fijado en las viñetas de comics antes de lanzar un pájaro?). Incluso en la pantalla de puntuaciones con esas estrellas gigantes sabe cautivarnos.
Angry Birds 2 ha pasado a ser un juego más accesible. Además, la estrategia con los pájaros ha cambiado para que la elección del ave en cada disparo sea más importante que la trayectoria del disparo. Por supuesto, sigue siendo relevante pero elegir qué vamos a lanzar más todavía.
El sistema de físicas se mantiene intacto y se han tocado pocos elementos. Todo sigue funcionando igual de bien y con un disparo certero podemos barrer un mapa, o parte de él ya que ahora las pantallas se dividen en zonas. Tampoco tendremos un número de pájaros en concreto, si lo hacemos muy bien podemos recargar una barra para conseguir uno adicional.
El cambio más importante de cara al usuario es definir mejor el rol de los pájaros. Como decía, ahora es más importante elegir el orden en función de la construcción que tengamos delante y es mucho más sencillo saber cuál es el mejor. Lo cual, en ningún caso, nos garantice siempre el éxito en cada lanzamiento.
Desde que comenzamos la partida hasta que llegamos al nivel 15 la experiencia es redonda: niveles asequibles, curva de dificultad razonable y tutoriales que nos irán explicando cómo funcionan los pájaros y los nuevos hechizos que, como veremos más adelante, tienen un truco que no a todos gustará.
Angry Birds ha aprendido de los mejores free to play y sabe que si quiere enganchar para que luego sigamos jugando (y pasemos por caja) tiene que entrar por los ojos. Todo eso lo hace muy bien pero en cuanto nos damos con los muros que delimitan la experiencia gratuita nos empezamos a dar cuenta de la auténtica dimensión de Angry Birds 2.
Los errores: abusar del free to play
Como decíamos, Angry Birds ha aprendido de los mejores, para lo bueno y para lo malo también. Si eres de los que necesitas repetir un nivel varias veces para poder pasártelo, tendrás que pasar por caja o esperar a que se recarguen las vidas pasado cierto tiempo, una fórmula que ha popularizado Candy Crush y que muchos free to play utilizan.
La parte social también juega un papel importante, demasiado de hecho. Las tablas de puntuación para competir con nuestros amigos están bien pero también introduce un elemento que puede ser un incordio para algunos jugadores: la posibilidad de enviar regalos para ayudar a los demás.
Uno de los añadidos del juego son lo que Rovio ha bautizado como hechizos: objetos que podemos arrojar y que tienen diferentes efectos sobre el campo de batalla. Una lluvia de patos dorados, un copo de nieve que convierte todos los edificios en cristal… Usarlos tiene un límite y si lo nuestro no es la paciencia, nos tocará comprar monedas virtuales para poder seguir usándolos.
Por fortuna los hechizos no son un pay to win en todos los casos. Por ejemplo, en los niveles de los jefes es imposible usar estas habilidades adicionales. No todo es contenido de pago puro y duro, algunas veces podemos recuperar vidas cada viendo anuncios pero al final, como en otros free to play, acabaremos jugando cuando Rovio quiera.
Rovio ha empleado muy bien este tiempo en pulir la experiencia del free to play y los pagos de contenido. Cuando sacaron un spin off con los pájaros conduciendo coches de carrera, se pasaron de frenada al meter un sistema que inducía a pagar sí o sí para avanzar de nivel. En este caso, no se repite esa misma experiencia y han sabido suavizar la dificultad para que no sea obligatorio pagar para progresar.
Aún así, tened por por seguro que os vais a dar de bruces en más de un nivel y que os llevará varios intentos (y unas cuantas vidas) finalizarlos con éxito. Rovio ha hecho un buen trabajo y probablemente con el free to play logre atraer a más usuarios y monetizar más. Personalmente, hubiera preferido una versión de pago y no tener que lidiar con elementos sociales ni monedas virtuales.
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