¿Pagar por el GPS? No, gracias. Nos hemos acostumbrado tanto a lo bueno de la mano de las rutas de Google Maps, Waze y aplicaciones similares que ya casi se nos ha olvidado que hace unos años teníamos que pagar por el GPS. Y no eran tampoco muy baratos.
Si piensas que todo tiempo pasado fue mejor y que la vida está más cara que nunca, seguramente tengas razón, pero no si nos ceñimos a las rutas GPS. Hoy es gratis gracias en parte a Google Maps y Android y hace unos años costaba más que Netflix.
En sus inicios, eran un lujo
Los primeros navegadores GPS portátil de uso comercial se remontan a los años 90, siendo el primero el Megallan NAV 1000. Pioneros y con más aspecto de calculadora científica que de navegador GPS, no es de extrañar que su precio fuera de 1.900 dólares de la época (4,785 dólares si lo adjustamos con la inflación).
Por su parte, el primer GPS de Pronav, que más tarde se convertiría en Garmin, se puso a la venta por 2.500 dólares en 1990. Claro, que su primer cliente no fue otro salvo el ejército de los Estados Unidos.
El paso de los años atrajo a otros fabricantes al sector como es el caso de Benefon en 1999, Mio en 2002 o TomTom, que a pesar de ser una de las marcas más conocidas, se unió algo tarde a la fiesta lanzando su primer navegador GPS ya en 2004. Antes de eso ya se habían estrenado como software de navegación para coches.
Fue TomTom quien puso de moda los GPS como gadgets independientes para el coche con el lanzamiento del TomTom Go en 2004. Este primer TomTom Go, ya con más aspecto de PDA que de calculadora científica, todavía no era apto para todos los bolsillos aunque el precio era bastante más razonable: 799,95 dólares de entonces (1,322.66 si ajustamos la inflación).
Este TomTom Go creó una nueva categoría de producto: el GPS para el coche (o la moto, o la bici) que muchos recordamos con mayor o menor nostalgia. Una pequeña pantalla, una ventosa para ponerlo en el cristal (u otro tipo de soporte) y el enchufe para el mechero del coche. Un clásico.
El paso de los años y el florecimiento de más y más modelo fue rebajando el precio de los GPS para el coche (el TomTom Live 1000 de 2011 costaba 300 euros y el Garmin nüvi 3700 unos 449 dólares), aunque con un pequeño asterisco. Si no querías que los mapas se quedaran desfasados debías pagar una suscripción para poder descargarte las actualizaciones.
No era tanto el precio del cacharro en sí, sino el de los mapas. Los navegadores GPS que te pedían de comer para descargar mapas de España, Europa u otros países, y que pagaras de nuevo para actualizarlos más tarde. Por ejemplo, el TomTom Go Live 1000 costaba 300 euros con un año de mapas. Después debías pagar una suscripción de 50 euros al año para poder actualizarlos.
Entonces llegaron los smartphones
Los navegadores GPS portátiles coincidieron en el tiempo con los primeros smartphone propiamente dichos (y siguen coincidiendo, pues todavía no se han extinguido), aunque a estos primeros smartphones todavía les faltaba un herbor para poder plantearse como una alternativa seria..
Android 1.0 traía Google Maps de serie, aunque no sería hasta Android Ecclair 2.0 que Google Maps introdujo las rutas, un gran palo para los navegadores GPS pues en los próximos años todo el mundo tendría uno de estos cacharros en su bolsillo, ofreciendo gratis por lo que debes pagar en el GPS de TomTom.
Con Google Maps, todo móvil Android podía hacer lo mismo que un navegador GPS portátil, siendo la única diferencia la calidad de los mapas y la fiabilidad del GPS. Ambos problemas no hicieron salvo mejorar en los próximos años.
Si no puedes con ellos, únete
TomTom, que se estrenó como empresa de software para dispositivos portátiles y se hizo grande a base de vender hardware con su propio software de navegación, decidió volver a sus origenes lanzando sus mapas para móviles y básicamente lo ha intentado todo en cuanto a monetización.
TomTom Navigation llegó a Android en 2012 para un grupo reducido de móviles como el HTC Desire X. Los mapas de la península ibérica costaban 35 euros como oferta de lanzamiento (Europa entera, 60 euros). Unos precios algo elevados para una época en la que la mayoría de apps en la tienda de aplicaciones no llegaban al euro.
Unos años más tarde probaban algo ligeramente distinto con TomTom Go Mobile: la podías probar gratis durante 75 kilómetros. Después tocaba pasar por caja: 16,52 euros al año o 31,18 euros por tres años. TomTom Go Mobile, ahora llamado TomTom Go Navigation, sobrevive hasta nuestros días con unos precios actuales de 3,99 euros al mes, 31,99 euros por medio año o 19,99 euros por un año. Si tienes un camión, cuesta bastante más caro (14,99 euros por un mes o 99,99 euros por todo el año).
Ni Google Maps ni Waze han matado a los GPS portátiles por el simple motivo de que hay quien los sigue prefiriendo a usar una aplicación en el móvil, aunque es innegable que les han comido mucho terreno. Antes eran muy comunes como copilotos en nuestros viajes y ahora son más la excepción que la regla.
Dicen que cuando no pagas por un producto, tú eres el producto. Google Maps y Waze son gratis a cambio de que les prestes tus datos a Google para diversos asuntos, como que sepa el tráfico o qué tipo de anuncios te gustan más, pero a cambio no necesitas pagar por tener mapas actualizados y navegación de calidad. Habrá a quienes les salga a cuenta y habrá quien siga prefiriendo el GPS de toda la vida. Por ahora ambas cosas son posibles.
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