Feeling old yet? se ha convertido en un meme perfecto para hablarnos de lo rápido que pasa el tiempo. Seguro que lo habéis visto alguna vez en redes sociales para hablar de cómo una celebridad "de repente" ha envejecido un montón o su vida ha cambiado por completo. Esa sensación no es exclusiva, en el mundo de la tecnología también ocurre y hoy nos toca recordar que Android Honeycomb 3.0 salió hace cinco años. Qué, ¿te sientes un poco más mayor ahora?
Parece mentira pero sí, hace cinco años (justo al poco de estrenar Xataka Android) Google anunciaba Android 3.0 Honeycomb, concretamente el cinco de enero de 2011. Tuvimos que esperar hasta mediados de febrero para ver cómo llegaba a nuestras manos con aquel Motorola Xoom que en su momento nos pareció lo más grande que se había hecho con Android. Ahora, en 2016, la situación de los tablets ha cambiado mucho y toda esa ambición que puso Google se ha ido diluyendo.
Poniendo orden en un momento de mucho caos
En 2011 Matías Duarte andaba lejos de su puesto actual como vicepresidente de diseño en Google. Hace cinco años él ya tenía experiencia trabajando en el diseño de interfaces para algunas versiones de PalmOS. Los de Mountain View decidieron ficharle y le propusieron un reto: hagamos una versión de Android optimizada para tabletas. Dicho y hecho, esta fue la primera vez que la mano de Duarte se notaba en el sistema operativo. El cambio con Gingerbread sin duda importante. Dentro vídeo.
Honeycomb tenía ese toque futurista y cyber que habíamos visto en Gingerbread. Negro, azul, luces de neón, esta versión de Android para tablets parecía venida del futuro. Su principal gancho fue la introducción de aplicaciones optimizadas para pantallas grandes. Por fin Google se atrevía a aprovechar tanto espacio y no limitarse a ofrecer versiones estiradas de las apps que teníamos en el móvil.
Recuerdo Honeycomb como una auténtica revolución en 2011. Hubo mucho entusiasmo en su momento ya que los pocos dispositivos que llegaron con esta versión nos sorprendieron. Barra de notificaciones ajustada, aplicaciones optimizadas y una promesa que no terminó de cumplirse en el futuro: los desarrolladores iban a adaptar sus creaciones. Todo eso quedó en el aire y en muy pocas ocasiones se llegó a materializar. Fue difícil convencer a los desarrolladores de que el esfuerzo por tener una aplicación optimizada merecía la pena.
Google hizo un gran esfuerzo para traernos un navegador más atractivo, un editor de vídeo (al que creo que nadie logró sacar provecho) y algunas promesas de productividad que más tarde cogieron forma en otros sistemas operativos como Windows 8 y sus dispositivos convertibles. Eso todavía estaba en camino. Nosotros, mientras, perdíamos la cabeza con tabletas con teclado como aquel Asus Ee Pad Transformer.
Su vida fue corta y nos demostró que a Google le gustaba las versiones de transición: actualizaciones de Android que traían muchas novedades pero que posteriormente recibían una revisión importante. Ice Cream sirvió para pulir muchas cosas, no las suficiente porque luego tuvo otro parche muy necesario llamado Jelly Bean. En cualquier caso, Honeycomb sirvió para poner las bases de lo que debería ser Android en los tablets. Una pena que su legado haya sido tan corto.
El abandono de los tablets Android
Honeycomb llegó un poco más tarde de lo deseado. iPad de Apple llevaba un año en el mercado y con ellos arrancó la moda de los tablets. Los fabricantes con Android se aferraban a Gingerbread con todo tipo de personalizaciones que a día de hoy nos harían sangrar por los ojos. Google puso orden con Android 3.0 y a partir de ahí las tabletas (tanto de siete como diez pulgadas) fueron asentándose como dispositivos más atractivos.
Los años fueron pasando y fuimos viendo dispositivos muy atractivos: aquel convertible de ASUS, el primer Samsung Galaxy Note 10.1, los tablets Nexus, el Xperia Z Tablet, modelos orientados a jugar como el Shield Tablet de NVIDIA, desde China nos llegaba el MiPad de Xiaomi... Todo ese entusiasmo se fue perdiendo y con cada nueva versión de Android las novedades para los tablets se iban reduciendo cada vez más. Este año, por ejemplo, no hemos tenido una tableta Nexus. Sí, Google ha lanzado un Pixel C pero la filosofía de producto es diferente.
A día de hoy Android para tablets se ha quedado muy estancado: no se aprovecha bien el tamaño de pantalla y la tendencia es a mostrar todo en tamaños muy grandes para rellenar el espacio. Material Design ha ayudado hasta cierto punto a que un mismo diseño de una app sea escalable a diferentes formatos pero la realidad a día de hoy es que no se cuida apenas la optimización en tabletas.
Android 3.0 sirvió a su propósito: poner orden en ese caos de fabricantes que querían vender tablets a toda costa pero su labor no fue suficiente a largo plazo. El sistema pensado para tablets va a la deriva. Pixel C podía haber sido un buen faro pero al comparar con otras plataformas móviles como iOS o Windows 10 vemos que Android se ha quedado a la cola. En móviles, poco se le puede achacar pero en tabletas hace falta un nuevo Honeycomb para volver a estar en la vanguardia.
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