Hoy es el día: a partir de marzo Europa obligaba a Apple para que abriera los iPhone a la instalación de aplicaciones desde fuera de la App Store. Y ha cumplido: iOS 17.4 ya ofrece compatibilidad con otras tiendas de aplicaciones. Aunque eso sí, la estrategia es muy distinta de la planteada en Android desde sus inicios: mientras Google no tiene ningún control sobre lo que se instala en los Android, Apple pone una aduana infranqueable a las tiendas de terceros.
Que un desarrollador ofrezca su app sin pasar por Google Play es realmente habitual en Android, pero no ocurre lo mismo en iOS. Bueno, sí pueden realizar pruebas de los desarrollos a través de TestFlight; aparte de distribuir apps en formato IPA para quienes tienen el iPhone con Jailbreak o utilizan servicios como Appdb. Ante este férreo control de la App Store la Unión Europea instó a Apple a que abriera su plataforma para aumentar la competencia dentro del continente. Pese a cumplir a regañadientes, no es que la dueña del iPhone dé facilidades: ni a los usuarios ni a los desarrolladores.
Pese a abrir la App Store, en la práctica sigue casi igual de cerrada
Sí, la tienda de aplicaciones que da servicio a iOS, watchOS, iPadOS y tvOS debe permitir la instalación de aplicaciones desde otras fuentes ajenas a las de Apple, aunque es esta empresa la que, en la práctica, va a limitar el acceso a dichas aplicaciones. No cerrándoles directamente el grifo: la estrategia de Apple es controlar de manera férrea las tiendas de terceros para que muy pocos desarrolladores se arriesguen a plantarle cara.
Como hemos podido comprobar en nuestro iPhone 14 Pro con la beta 3 de iOS 17.4 instalada, la App Store ya avisa del origen de cada aplicación justo antes de instalarla en el iPhone. En territorio europeo seguirá siendo la tienda de Apple la que se encargue de levantar la barrera a los desarrolladores, tengan o no su producto en la App Store. Seguirán pagándole a Apple, deben seguir las normas de Apple y cumplir una serie de requisitos realmente estrictos con Apple. Vaya, que quiere proyectar la imagen de que lo mejor es no arriesgarse y distribuir el software de la misma manera que siempre.
Cambiemos de bando. Android nació como un sistema abierto y desde un inicio permitió la instalación de aplicaciones por cualquier persona y sin necesidad de que tuvieran que pasar por Android Market primero y Google Play Store después. Descargar el APK, pulsar sobre el archivo, aceptar el aviso y para dentro: en Android es realmente fácil.
A modo de protección más allá del sentido común del usuario, Google incluye Play Protect para analizar el software instalado de forma paralela (y desde Play Store), Google restringe la instalación de ciertos APKs sospechosos, fabricantes como Samsung y Xiaomi preinstalan sus propias herramientas de seguridad para analizar los dispositivos y los usuarios de Android disponemos de herramientas tan útiles como Virus Total. Los iPhone, como oficialmente nunca permitieron el «sideloading», tampoco necesitaron más seguridad que la impuesta por Apple en la App Store. Y éste es otro argumento esgrimido por la empresa para expresar su descontento con Europa y cortar las alas de las tiendas de terceros: sólo controlando el acceso se controlan los riesgos.
Apple ha decidido seguir su propio camino para permitir la subida de aplicaciones, todo con la idea de mantener el control de lo que se desarrolla para el iPhone y compañía; imponiendo impuestos de paso a los desarrolladores: éstos tendrán que seguir pagándole a Apple incluso aunque no vayan a utilizar sus servicios. En Android esto no ocurre, aunque seguro que Google está tomando buena nota.
Google lleva años coartando la instalación de APKs
En Android podemos instalar las aplicaciones en formato APK, eso no ha cambiado, sí lo hicieron las circunstancias que rodean a dicha instalación. Google fue escondiendo la activación del permiso hasta hacerlo app por app, Play Protect bloquea muchas más instalaciones que antes, ciertos ajustes restringen la instalación de aplicaciones, Android puede eliminar apps si considera que son un riesgo (aunque en realidad no lo sean) y hasta hay apps que se inutilizan cuando se instala software como Magisk. En principio la evolución ha ido encaminada a garantizar la seguridad del usuario, pero por el camino también se le ha ido coartando parte de la libertad que implicaba usar un Android.
Controlar las tiendas de terceros y todo el software que se instala en un teléfono no es una mala idea, el problema llega cuando la verdadera motivación no es proteger al usuario, sino mantener las vías de ingresos. Apple tiene una mejor posición que Google a la hora de imponer reglas a los desarrolladores, aunque seguro que vemos una evolución hacia esa misma estrategia en Android. No en vano ambas empresas llevan copiándose mutuamente desde sus inicios.
Imagen de portada | Iván Linares
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