Samsung ha presentado la primera hornada de flagships de este año, los Samsung Galaxy S20. A la espera de los Note que presenta en verano, estamos ante los gama más alta de la marca coreana y que seguro les reportarán jugosos ingresos.
En esta ocasión Samsung ha vuelto a presentar tres modelos. Pero a diferencia del año pasado no hay un modelo compacto. El Samsung Galaxy S10e ha sido reemplazado por el Samsung Galaxy S20 Ultra, un modelo verdaderamente gigante.
Cambio de estrategia
Como hemos comentado, el año pasado hubo también tres modelos: el e, que era compacto; el normal, que no tiene coletilla; y el + (plus), que era el grande. Este año mantienen el normal y el +, pero por encima meten el Ultra, un modelo gigante en tamaño, peso y grosor.
Seguramente el año pasado el modelo e no se vendiera bien. Es cierto que los que quieren modelos compactos hacen ruido, debido quizá a reminiscencias del pasado, cuando Apple decidió aguantar un tiempo excesivo con modelos de 4 pulgadas de pantalla mientras que la competencia tenía el estándar en las 5 o 5,5 pulgadas. Pero luego no son tantos.
El modelo Ultra de Samsung tiene una pantalla de 6,9 pulgadas, unas dimensiones de 166,9 x 76 mm, un grosor de 8,8 mm y un peso de 220 gramos. En la mano se nota muy grande, las cifras no engañan.
Esta decisión es curiosa, ya que es más grande que el Samsung Galaxy Note 10+ del año pasado. Seguramente el Note 20 de este año no supere este tamaño, que ya empieza a ser poco manejable, y la diferencia entre gamas se limite al S-Pen.
Modelo ultra, ¿un tablet en el bolsillo?
El Samsung Galaxy S20 Ultra tiene una pantalla de 6,9 pulgadas. Es muy sorprendente que un tamaño que antaño estaba reservado a los tablets (las siete pulgadas) ahora sea un móvil.
Eso sí, teniendo en cuenta que la pantalla cubre prácticamente el 100% del frontal y que la relación de aspecto es mucho más alargada que la de un tablet de 4:3, el tamaño es mucho más contenido que el de un tablet. Las medidas de las pantallas se dan en la longitud de la diagonal, y esto no dice mucho del área. A igualdad de diagonal, cuanto más cuadrada sea la pantalla más área tendrá y por tanto un tablet de 7 pulgadas es mucho más grande que este móvil.
Por tanto estamos ante un móvil grande, sin duda, pero no ante un tablet. Samsung está experimentando con los límites de lo cómodo en la mano pero sin exagerar.
¿Quieres todo? Modelo ultra
El problema de este modelo es que los usuarios que quieren tener las mejores especificaciones tienen que decantarse por él, y puede resultar excesivamente grande. De hecho en la mano nos lo ha parecido.
El modelo Ultra, aparte del tamaño, tiene las mejores cámaras, la mayor memoria y la mayor batería. El que quiera tener el mejor móvil tiene que lanzarse a por él.
Esto ya pasaba con los modelos plus de antes, cuando los lanzaron, pero al subir un escalón más el tamaño el efecto se acentúa. Toda esa gente a la que los modelos plus se les hacían grandes ahora seguramente se horrorizarán con esta nueva apuesta de Samsung.
Por tanto Samsung deja huérfanos a todos aquellos que quieren tener las mejores especificaciones y cámaras pero prefieren un modelo algo más contenido de tamaño.
Lógica jugada de Samsung
Por otro lado, el movimiento de Samsung es lógico. Los modelos compactos no son tan populares (una vez que tienes grande no quieres bajar) y el modelo e del año pasado no debió funcionar bien del todo. ¿Era el momento de que Samsung redujera el número de modelos S a dos, como antes?
La respuesta es negativa. A Samsung le conviente tener tres modelos por un efecto denominado "autofijación de precios": cada consumidor debe pagar lo que quiere (con un mínimo).
Lo ideal desde el punto de vista financiero es que cada consumidor pague lo que quiera por un producto. Cuando el consumidor es "más generoso" la empresa tiene más margen y cuando no, menos. Parece descabellado y así lo es en la mayoría de los casos, pero no hay más que mirar a las compañías aéreas, compras de las empresas por subasta o regateos en determinados países para ver que a veces sucede.
Como en muchos productos esto no puede ser así, ya que los precios son públicos, la otra opción para lograr "autofijación de precios" es dar suficientes opciones a los consumidores para gastarse lo que quieran; el ejemplo típico es Starbucks que, teniendo un coste de producción muy parecido de todas las bebidas que tienen en la carta, los precios finales van en un rango desde los 2 euros a los casi 10.
Los consumidores muchas veces, salvo excepciones, no van a aprovechar completamente las diferencias entre los modelos de móviles. Pero habrá gente que no le importe pagar más y la forma de hacer esto es crear modelos muy parecidos con diferencias de especificaciones y precios para que cada cual pague lo que quiera.
Pero esta estrategia hay que implementarla con cuidado: no se pueden ofrecer cosas que los consumidores no quieren. Esto debió pasar el año pasado a Samsung con el modelo e y por eso ahora se van al otro extremo.
Las diferencias entre los modelos deben ser suficientes y el tamaño, las cámaras y la baterían parecen un buen reclamo. Y técnicamente parece más fácil ofrecer más funcionalidades en modelos grandes (más batería, más cámaras) que en los pequeños.
¿Les saldrá bien esta estrategia? Habrá que esperar para verlo. Pero desde luego el móvil se nota bastante grande y también implica que las diferencias entre la gama S y Note ha quedado aún más desdibujada.
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