Ya tenemos en Xataka nuestra review del OnePlus 2. El fabricante chino nos trae un "flagship killer" que este año es menos "killer" y más moderado. Mejoras dentro de lo esperado pero no tan agresivas, buscan afianzarse y lanzar un producto con mejor presencia. Se han arriesgado, eso sí, en algunas cosas y la jugada les ha salido bien, aunque no perfecta.
Llevo usando el OnePlus One durante más de un año y tenía ganas de leer la review de Kote para saber si este año realmente merecía la pena renovarse o no. El análisis es muy completo y ahora, con una lectura más reposada nos toca hacernos una pregunta que seguro muchos os estáis haciendo: ¿se han arreglado los problemas con este nuevo modelo?
Evolución dentro de lo esperado
De un año a otro, las evoluciones de hardware en los móviles suelen ser previsibles: renovación de componentes según la gama de producto y, en este caso, cambio de Snapdragon 801 a 810 V2.1 que en esencia es una versión con menos potencia que el 810 para evitar así los problemas de temperatura que presentan terminales como el HTC One M9.
En la pantalla, no han querido entrar en la guerra del QHD, componente que habría elevado el precio del terminal. La batería crece en 300 mAh pero en la experiencia real eso no se traduce en mayor autonomía. Podéis esperar la misma duración que en el One, terminal que con la actualización a OxygenOS ha perdido unos cuantos minutos, todo sea dicho.
En el cuerpo sí que tenemos varios cambios: marco metálico, más carcasas intercambiables y el botón Alert Slider para configurar de forma más rápida los controles de notificaciones. Cuando actualicé mi OnePlus One a Lollipop me he dado cuenta de lo útil que es este botón para reuniones, encuentros con amigos o antes de irme a dormir. Un acierto, veremos si más fabricantes se animan a copiarlo.
La última gran novedad la encontramos en la cámara, OnePlus decide apostar esta vez por OmniVision y no por Sony. Los resultados son buenos en un sensor que el fabricante chino va a tener en exclusiva durante unos meses. La calidad mejora respecto al One pero, como veremos más adelante, es un pelín caprichosa.
Revolución a medias
Como decíamos, este año OnePlus es menos flagship killer que el año pasado. Su apuesta de precio se sigue manteniendo y este año han querido introducir dos "revoluciones": sensor de huellas y conector USB tipo C. Una de cal y una de arena para el fabricante chino. Podía haber salido mejor la apuesta.
El sensor de huellas funciona a la perfección y nos demuestra que tener este elemento con garantías de calidad no es algo exclusivo del iPhone. Teniendo en cuenta que muy pocos teléfonos de gama alta han apostado por esta tecnología, le da una ventaja competitiva, ventaja que todavía se ensancha más si comparamos con móviles con un precio parecido.
Un acierto por parte de OnePlus. La nota negativa la pone el conector USB tipo C. Que sea reversible es bienvenido, que sea USB 2.0 y no cuente con carga rápida (a pesar de venir con un cargador de 2 amperios) es un error. Sí, no tendremos que forcejear con el cable para que entre en la dirección correcta pero perdemos en rapidez de transmisión de datos y en carga.
Luego tenemos el problema de tener que llevar siempre el cable encima: ¿dormimos fuera de casa una noche? Llévate el cable porque puede que haya un cargador USB pero no un cable tipo C. ¿Baterías externas? Más de lo mismo, llévate el cable largo tipo C y no el más cortito con el que suelen venir las baterías. Está muy verde, todavía.
Centrarse en estos dos aspectos ha hecho además que el NFC se haya quedado fuera. OnePlus ya defendió su postura afirmando que solo un pequeño porcentaje de usuarios lo empleaban. Son sus datos pero con Android Pay a la vista, no parecía una buena idea dejarlo fuera, a pesar de que como apunta Kote en el análisis, esta plataforma de pagos móviles probablemente no se asiente hasta la tercera generación del OnePlus.
Tropezando de nuevo con la piedra del software
Tenía dudas con el software y el rendimiento del nuevo OxygenOS. Fui uno de los primeros usuarios de OnePlus One y sufrí bastante con esa primera versión de CyanogenMod 11S: imperfecta, con errores por doquier y un software en la cámara intermitente en los resultados. Por fortuna, lo arreglaron pronto, aunque con OxygenOS siguen sin cubrir unos cuantos errores sustanciales.
Pensé que toda esta experiencia les habría servido para mejorar pero veo que OnePlus lo ha vuelto a hacer: ha lanzado de nuevo un teléfono con el software incompleto. Como el año pasado, nos instan a que esperemos a una actualización (que presumiblemente habría llegado ayer). Vale, probablemente cuando nos llegue el OnePlus 2 a casa ya no estará ese problema.
Sin embargo, no puede ser que un fabricante que ha tenido malas experiencias con el software siga cometiendo el error de lanzar un móvil con el sistema operativo sin acabar. Sí, es funcional pero no puede ser que la aplicación de la cámara y el software de procesado actúen de forma aleatoria.
Soluciones a medias
No hay duda de que OnePlus 2 ha evolucionado respecto al modelo anterior. Pasos adelante en varios aspectos pero sigue sin abordar los problemas del OnePlus One: la batería, a pesar del aumento, no ofrece más autonomía y aunque la mejora de rendimiento se nota en los benchmark, en el uso real no se aprecia. La cámara vuelve a ser competitiva y dentro de su rango de precio sigue siendo una de las mejores pero a día de hoy el software es inestable.
Es una buena renovación, sin duda, pero esta vez a OnePlus no le han salido las cosas tan bien como esperaban. Eso sí, no os quepa duda que por 400 euros no vais a encontrar ningún teléfono más potente y completo. Una cosa no quita la otra. Es notable, pero no sobresaliente. Mientras, ellos van aprendiendo, aunque repitan algunos errores.
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