¿Recuerdas las baterías de grafeno? Todavía no están entre nosotros, pero hace unos años parecía que el grafeno sería el mesías de nuestros dispositivos. Que si baterías que se cargan en cinco segundos o noticias de Samsung y Huawei investigando baterías con el doble de capacidad gracias a este material.
Lo cierto es que el grafeno todavía no se encuentra entre nosotros de forma masiva, pero ya se están empezando a investigar nuevas soluciones para la batería. Concretamente, una batería atómica que no se tendría que cargar (casi) nunca y que está lista para el mercado de consumo.
La primera pila atómica del mercado de consumo
Actualmente, las baterías han mejorado su capacidad respecto a lo visto hace unos años. No ha sido gracias al grafeno, sino a nueva disposición de los componentes internos, con lo que las compañías han conseguido duplicar la capacidad de las mismas. Además de aumentar la capacidad, la industria se ha volcado en cargas cada vez más rápidas, tanto por cable como de forma inalámbrica.
Sin embargo, la tecnología esencial sigue siendo la misma y no hemos visto ese gran cambio que nos permita tener baterías más eficientes en nuestros móviles y puede que la energía atómica coma la tostada al grafeno.
Y es que, la compañía china Betavolt Technology acaba de anunciar que han logrado desarrollar con éxito una pila que funciona gracias a la energía atómica. Y no, no tiene un tamaño enorme, sino unas dimensiones de 15 x 15 x 5 milímetros. Imagina la tecla de un ordenador, pues más o menos con esa base, pero bastante más delgadita.
La energía se produce gracias a la desintegración natural de un isótopo radioactivo, el níquel-63. Este iosótopo tiene un tiempo de semidesintegración de unos 100 años y, durante ese tiempo, está produciendo energía.
Como es un proceso tan lento, sus creadores afirman que es algo completamente seguro al no desencadenar una reacción violenta y, para hacer más sofisticada la batería, el estabilizador es una capa de diamante.
De hecho, en esta imagen podemos ver la estructura de esta batería, con una capa externa, un sistema de contactos en uno de sus lados y un interior formado por capas alternas de níquel-63 y el semiconductor de diamante. Este semiconductor, además, permite que el sistema opere de forma estable a temperaturas de entre +60 y 120 grados centígrados.
Betavolt ha diseñado esta batería atómica para que dure unos 50 años sin alimentación ni más estímulo que el que se produce de forma natural dentro del sistema gracias a la semidescomposición del isótopo. El problema es que la cantidad de energía que produce es… mínima.
Ahora mismo, la BV100 (que así se llama el invento) entrega una energía de 100 microvatios a 3 voltios. Es poca energía, pero se pueden utilizar varias de estas pilas en serio o en paralelo para alimentar dispositivos como drones, aparatos médicos como marcapasos, implantes cocleares o sensores inteligentes.
Ahora bien, sus responsables ya están trabajando en una versión capaz de entregar una potencia de 1 vatio, así como otras baterías similares que utilicen isótopos como el estroncio 90, el deuterio y el prometio-147. Con varias en serie y aumentando la potencia, no sería descabellado pensar que estas baterías atómicas podrían estar en el interior de nuestros móviles en un futuro. Ahora bien, no serían un componente nada barato.
Imagen de portada | Betavolt
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