Quizá Xiaomi sea ampliamente conocida por sus smartphones, sobre todo por la familia Redmi Note, auténtica reina de la gama media. Aun así, el catálogo de dispositivos es tan amplio que ocupa casi cualquier ámbito electrónico; sobre todo en China, allí la variedad de productos es estratosférica. Y, pese a dicha variedad, es un dispositivo el que sobresale con autoridad: la Xiaomi Smart Band. Económica, versátil, duradera y con la capacidad de mantener un precio barato generación tras generación.
He tenido una gran cantidad de pulseras de Xiaomi, las míticas Mi Band que terminaron perdiendo el apellido Mi para reflejar exclusivamente el tipo de dispositivo. Y aún sigo usando muchas de ellas, como la Xiaomi Mi Band 4: la regalé y se utiliza a diario para medir la actividad. O la Xiaomi Mi Band 5: sigue siendo un accesorio más que válido hoy en día, incluso en una comparativa con el modelo más reciente, la Xiaomi Smart Band 8. Gracias a esto, la marca ha logrado un merecido podio en los wearables baratos, creo que son los mejores accesorios en términos de calidad, versatilidad y precio.
¿Comprar una Xiaomi Smart Band antigua? La más reciente está casi al mismo precio
No es que una pulsera de actividad sea un dispositivo para todas las necesidades, ya que siempre habrá personas que no deseen compartir sus datos de movimiento con una empresa o, simplemente, son muchos los usuarios que con el smartphone tienen más que de sobra. Para los demás, tener la opción de recibir las notificaciones en la muñeca, saber cuántos pasos damos al día para así motivarnos a dar unos cuantos más o tener un registro de cómo dormimos nos resulta de utilidad. Una Xiaomi Smart Band es perfecta para estas tareas.
Mi primer dispositivo capaz de registrar pasos y distancias fue una Fitbit, una especie de clip que se ajustaba a la ropa para medir el movimiento. Después adquirí la primera pulsera de esta marca, germen de todos los wearables de muñeca que vinieron después; incluida las primeras Xiaomi Mi Band, una pastilla sin pantalla que, tras encajarse en su pulsera, transmitían todos los datos registrados a la app móvil.
Con las sucesivas generaciones la Xiaomi Mi Band fue ganando superficie de pantalla e independencia del teléfono, siempre manteniendo una premisa: ser un dispositivo muy barato. De hecho, es mi recomendación básica desde hace años: cuando alguien quiere una pulsera de actividad para iniciarse en estos dispositivos no hay mejor apuesta. Quizá apunte al modelo del año anterior, aunque, por el escaso incremento en coste de cada iteración, vale más la pena hacerse con la Smart Band más reciente.
Esa capacidad de convertirse en la mejor elección posible, con opciones avanzadas de registro a pesar de ser un dispositivo muy barato, hacen de la pulsera de Xiaomi un producto redondo. Porque no se puede recibir más por lo que vale, aguantan años en funcionamiento y, por más que se degrade la batería, siguen en pie durante varias jornadas, incluso con registro de ejercicio. Eso sí, no son dispositivos para un usuario deportista, ni siquiera amateur.
Las ventajas son múltiples, siempre sin que pueda obviar las desventajas; como su imprecisión en algunos registros, la pelea constante con los permisos de notificaciones, sus fallos de sincronización con el Bluetooth o la visibilidad de la pantalla en exteriores (bastante solucionado en los últimos modelos). Inconvenientes que, en comparación con las ventajas, quedan bastante diluidos, sobre todo tras poner también en valor el precio.
Xiaomi Smart Band, la apuesta segura en wearables
Ya decía que no son dispositivos para todo el mundo, aunque sí creo que son perfectos para quien quiera meter un wearable en su vida. Baratos para comenzar, con más funciones de las que parece para así progresar y con soporte para casi cualquier smartphone, iPhone incluido: la Xiaomi Smart Band es una apuesta segura. Y sin que el desembolso deba ser muy grande, detalle que termina redondeando su atractivo.
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