Si tu móvil dispone de brújula puede que haya dejado de funcionar correctamente. En el caso de que esto ocurra, se hace imprescindible calibrarla: de esta manera tu móvil volverá a decirte hacia qué dirección apunta. Pero ¿cómo se calibra la brújula del móvil? La solución es el truco del ocho, un movimiento que restaura la fiabilidad de la brújula.
Cada vez que utilizas aplicaciones como Google Maps haces uso del GPS para localizarte, pero no es el único de los sensores incluidos en tu móvil que colabora en ponerte sobre el mapa: la brújula o magnetómetro indica a la app de mapas hacia dónde apuntas con el teléfono. Esto es vital para saber hacia dónde te diriges mientras caminas, por ejemplo: cuanto mejor calibrada vaya la brújula menos tiempo perderás durante la ruta.
Traza un ocho en el aire con el móvil para calibrar la brújula
Igual que ocurre con las brújulas que seguramente utilizaste durante tu infancia, el sensor que acostumbran a incluir los móviles detecta los campos magnéticos terrestres para indicar hacia qué punto cardinal apunta la parte superior del móvil. Gracias a ello no sólo sabrás por dónde amanece o cómo orientarte en campo abierto, también dispondrás de una ayuda clave en aplicaciones como Google Maps: saber en qué dirección debes iniciar la ruta.
El magnetómetro incluido en los smartphones es un diminuto sensor que puede verse alterado por los pequeños campos electromagnéticos que generan los propios circuitos del móvil, también le afectan otros dispositivos cercanos o las superficies de metal donde puedas apoyar el smartphone (o que lo rodeen). Por ello, suele ser habitual que este sensor no detecte con claridad el polo norte magnético; por lo que necesitará una calibración que le sirva para separar el campo magnético terrestre del resto de interferencias magnéticas. Ahí entra el truco del ocho.
Quizá te haya aparecido en Google Maps un aviso de que la brújula de tu móvil necesita una calibración y que para ello necesitas trazar una especie de ocho en el aire. Y es justo lo que tienes que hacer:
- Agarra bien el teléfono en la mano, es fácil que en uno de los giros pueda caerse.
- Gira la muñeca a la derecha mientras desplazas ligeramente la mano en esa dirección.
- Traza un giro en el aire en sentido contrario, hacia la izquierda.
- Une ambos movimientos en un bucle y repítelos durante unos veinte segundos o hasta que Google Maps (o cualquier otra aplicación) te diga que la brújula ya se encuentra calibrada.
Una vez hayas calibrado la brújula el punto que te representa en el mapa apuntará en la dirección correcta. De esta manera podrás ir hacia la dirección que desees sin necesidad de que tengas que ponerte en movimiento para que el GPS detecte la dirección.
Por lo general, no deberías necesitar una calibración de la brújula, todo dependerá de diversos factores:
- Te encuentras en un entorno con interferencias magnéticas. Dentro del coche suele ser bastante habitual, por ejemplo.
- Si hace tiempo que no realizas una calibración.
- Depende en gran medida de la calidad del teléfono. Cuanto más categoría tenga tu móvil mejores sensores llevará incorporados; por lo que sufrirán menos interferencias.
¿Por qué es necesario calibrar la brújula del móvil?
Ya hemos explicado cómo funciona grosso modo el sensor del teléfono: el magnetómetro detecta el campo magnético terrestre y traslada la información al sistema. Debido a las interferencias que sufre dicho sensor, es habitual que se desajuste; creando distorsiones en el plano magnético que tiene guardado el sistema: dichas distorsiones impiden que el teléfono se sitúe con precisión en el espacio. Con un último aspecto a tener en cuenta: la brújula no trabaja sola, ya que se apoya en los acelerómetros y en el giroscopio (si el móvil lo incluye, algo ya muy habitual) para situar el teléfono en el espacio.
Para que tu Google Maps muestre te muestre con la flecha azul apuntando en la dirección correcta (y sin moverte) la aplicación toma los datos de:
- El magnetómetro. La brújula propiamente dicha obtiene los datos de los diferentes campos magnéticos que rodean al móvil para crear un plano tridimensional de baja precisión (ejes X,Y y Z).
- Los acelerómetros. Estos sensores le dicen al teléfono si se está moviendo en los ejes X e Y. Esto es, permite que el sistema sepa la orientación del móvil (vertical u horizontal) así como los movimientos que le afectan.
- El giroscopio. Este sensor posiciona el teléfono de forma precisa en los tres ejes del espacio: X, Y y Z.
Cuando la brújula no puede determinar cuál es el campo magnético de la Tierra porque sufre interferencias, mover el móvil trazando un ocho permite que el sistema contraste las lecturas obtenidas en los tres ejes del espacio (X, Y y Z) con las que tiene almacenadas en el plano magnético. Esto le permite descartar las posiciones erróneas devolviendo la fiabilidad a la brújula. El móvil no sólo utiliza las lecturas del magnetómetro, también las contrasta con los acelerómetros y el giroscopio. Con esto aumenta la fiabilidad de la orientación.
El truco del ocho es mucho más útil de lo que parece y realmente funciona: con esta calibración el sistema puede determinar la orientación del teléfono. Y, dado que para dicha calibración deben realizarse lecturas de posición en los tres ejes del espacio, para "poner a cero la brújula" no hay más remedio que mover el móvil en el aire.
Por lo general, basta que hagas hagas el truco del ocho sólo cuando apps como Google Maps te lo pidan. Aunque también puedes hacer este movimiento justo antes de abrir la aplicación de mapas, por ejemplo. Así te aseguras de que la flecha de tu posición apunta correctamente hacia donde estés mirando.
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