Suena el teléfono y no reconozco el número. Pero no importa: pulso sobre el pequeño icono de Google Assistant y se pone en marcha la maquinaria de la empresa para responder la llamada por mí. Sé que la voz del asistente suena en el auricular del teleoperador, veo la transcripción en tiempo real conforme Assistant le pregunta para qué está llamando. "Oferta de fibra", leo en la pantalla. "Te enviaré un mensaje", supongo que le dice Google Assistant para quitárselo de encima. Todo sin tener que descolgar y con sólo pulsar un par de botones, el futuro era esto.
El teléfono de Google dispone de un sistema de filtrado de llamadas que permite restringir en gran medida el Spam telefónico. Además, Google introdujo el "Filtro de llamadas", un sistema de reconocimiento de voz que puede responder cualquier comunicación sin que el usuario hable en ningún momento con el teléfono. Es maravilloso.
Google Assistant no aniquila el Spam, sí evita (casi) todas las molestias
No puedo decir que se haya acabado el Spam telefónico con mi Google Pixel 6 y el filtro de llamadas de la app de teléfono, esto he de dejarlo claro: a pesar de que el número de comunicaciones se reduce en gran medida, siempre se cuelan llamadas que no se pueden detectar. Y hacer que Assistant hable con esas personas me parece el inventazo del siglo.
Cuando vi en el Google I/O de 2018 la demostración de Google Dúplex me quedé impresionado: la empresa había conseguido que su asistente se comportase casi como una persona; funcionando de manera independiente y autónoma no sólo a la hora de entender lo que se decía durante la llamada, también cuando le tocaba responder. Y siempre sin perder el hilo de su misión: conseguir una reserva para el usuario.
El filtro de llamadas que está operativo en España guarda cierta relación con Dúplex, pero es mucho más limitado. Assistant puede responder la llamada y transcribir la conversación en pantalla, pero es el usuario quien debe guiar la conversación, siempre sin levantar el auricular. Para ello, el asistente va ofreciendo pequeños botones en pantalla como "¿Es urgente?", "Más información", "Volver a llamarme" o "Número incorrecto". Pulsando sobre ellos se dicta al teleoperador lo que desea el usuario. Y, una vez no se desee dictar nada más, Google Assistant puede colgar la llamada despidiéndose con un seco "Adiós".
Es verdad que hay que seguir prestando atención a la llamada. Aun así, no tener la obligación de hablar con los teleoperadores me parece magnífico. Porque, ¿acaso no me obligan ellos a conversar con máquinas cuando llamo a los servicios de soporte? Ahora es mi turno.
Perfecto para quienes odian hablar por teléfono. Como yo
Sé que soy la paradoja personalizada del uso del smartphone: me encanta este dispositivo, he comprado decenas de ellos y analizados centenas, adoro configurarlos, sacarles todo el jugo con aplicaciones, me tiro horas con cada nuevo análisis para dejar cada modelo justo como me gusta. Y, aún así, odio hablar por teléfono. Es más, diría que le tengo casi hasta pánico.
No es que evite el realizar llamadas ya que, por mi trabajo, debo estar colgado del teléfono casi a diario. No obstante, podría hacer cualquier cosa por no levantar el auricular, marcar un número y pelearme por hablar con un operador y explicarle mis problemas. De hecho, he llegado a estar meses sin dar de baja servicios sólo porque la única manera de cancelarlos era telefonear. Google Assistant, ojalá pudieses cancelar el gimnasio por mí.
Tener el filtro de llamadas Spam ha erradicado las llamadas comerciales en mi Pixel 6. Es más, ahora filtro todas las llamadas, es una maravilla. ¿Que no conozco el número de teléfono que aparece en pantalla? Pues que lo responda Google Assistant, ya veré transcrito qué es lo que quiere. ¿Y si no me interesa? El asistente colgará la llamada y yo añadiré el número a la lista negra. Ya tengo unos cuantos.
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