La manera de estafar a las personas se ha mantenido idéntica en su base, pero no en la forma ni en el vehículo: WhatsApp y sus mensajes es un terreno abonado a sacar dinero de manera ilícita. Y no resulta nada sencillo escapar de las estafas, que cada vez son más sofisticadas: los estafadores acostumbran a utilizar datos reales para generar confianza. Debemos extremar las precauciones y no confiar en nada.
Durante el último mes me están llegando numerosos intentos de estafa a través de WhatsApp, la mayoría con el mismo patrón: supuestas ofertas de trabajo y ofrecimientos varios (dinero incluido), todos de gente desconocida y con números pertenecientes a cuentas de WhatsApp Business. Bloquear y reportar son dos de las acciones que más estoy haciendo en mi cuenta, por suerte ante intentos de engaño que tampoco me parecen demasiado peligrosos. No obstante, por WhatsApp circulan estafas tremendamente delicadas.
Los estafadores intentan engañar mostrando datos personales
Como decía al inicio, las estafas tampoco es que hayan cambiado en exceso desde los inicios de los tiempos, sólo adaptaron su mecánica a las herramientas que imperaban en el momento. Porque todas suelen apelar al interés de la persona a la que estafan; ya sea por dinero como por temor o por afecto. Estas tres motivaciones son las más habituales.
Porque ofrecen un supuesto trabajo y nos encontramos dentro del proceso de selección, porque resulta que han perdido el teléfono habitual y necesitan dinero para salir de la situación en la que se encuentran, porque hay una oferta de una empresa conocida y debemos meter los datos bancarios para aprovecharla... Si antes hacían uso del SMS, los estafadores andan migrando sus tentáculos para atacar desde la aplicación más utilizada en mensajería.
Gracias a que WhatsApp Business ofrece una herramienta de contacto bien organizada que puede utilizarse cómodamente para contactar con multitud de números diferentes (y de manera bastante anónima), los estafadores aprovechan las cuentas Business para utilizar la mayor parte de fechorías. Aunque no siempre es así, que he visto estafas con una cuenta personal; por lo general con usuarios anónimos: sin nombre ni foto o avatar de perfil.
Las estafas más habituales de WhatsApp se rigen por las tres motivaciones que mencionaba y pueden agruparse en los siguientes tipos:
- Desconocido que se hace pasar por otra persona. Muchísimo cuidado con este tipo de estafas, porque son cada vez más elaboradas: los delincuentes pueden presentar datos personales muy cercanos para engañarnos. Que nuestro hijo ha perdido el móvil y está enviando un WhatsApp desde el teléfono de otra persona, que alguien cercano está en peligro y no ha tenido otra manera de comunicarse... Es muy fácil caer, hay que poner extrema precaución y comprobar todos los detalles antes siquiera de responder. Mi consejo es bloquear y reportar sin decir nada: si realmente nos conoce, está en peligro y sabe nuestro número, nos llamará. Y podremos corroborar que la persona es auténtica.
- Números de WhatsApp que se hacen pasar por empresas. Dado que hay los profesionales utilizan a menudo WhatsApp para dar soporte y contactar con el cliente, también hay intentos de estafas haciéndose pasar por empresas conocidas. Y aquí es fácil: si el WhatsApp no procede de un chat auténtico que hayamos abierto nosotros, hay que bloquear y reportar.
- Ofertas de trabajo. Son bastante habituales y suelen lanzarse a números al azar; o que previamente se hayan capturado de la agenda de otra persona. Ofrecen un cargo en una empresa, se avisa de un proceso de selección o de una oferta que se ajusta a las capacidades de la persona.
- Premios, descuentos o regalos. Que nos ha tocado alguna cosa, que hay un descuento en tal tienda o similar: acostumbran a llevar un enlace en el que piden algún tipo de dato bancario; como el número de la tarjeta de crédito. También es habitual que inviten a descargar aplicaciones: jamás hay que descargar ni instalar nada, sobre todo si es un APK. El riesgo de que el móvil se infecte con malware es muy alto.
- Las más peligrosas: amenazas por WhatsApp. No son demasiado habituales por España, aunque no sería extraño que terminasen extendiéndose. Y utilizan WhatsApp como una manera más o menos anónima de extorsionar después de haber conseguido datos de nosotros. Fotos comprometidas, información bancaria, archivos delicados... También es relativamente habitual que amenacen con revelar secretos que realmente no tienen, a modo de farol. Mi recomendación es denunciar estos mensajes a la policía si realmente suponen un riesgo personal.
Pese a que sé que es difícil no caer cuando los estafadores utilizan información que sólo debería conocer una persona cercana a nosotros, lo mejor es mantener siempre las máximas precauciones: tratemos toda comunicación de un desconocido como si fuera una amenaza. La guardia siempre en alto, intentemos no conversar con esos números que no están en la agenda (a menudo sólo buscan una respuesta para saber que la cuenta pertenece a otra persona y así iniciar la estafa), mantengamos el «bloquear y reportar» siempre a punto y, ante cualquier amenaza seria, denunciemos los mensajes y el número a la policía.
Imagen de portada | DALL-E 3 en ChatGPT editada
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