Así dupliqué mis llaves con el móvil y una impresora 3D

Las posibilidades que abre una impresora 3D son prácticamente ilimitadas: basta con tener cierta maña diseñando, y disponer de los pertinentes rollos de material, para construir casi cualquier cosa. Esto siempre en teoría, porque la práctica no es tan sencilla como lo parece. Por suerte, existen multitud de herramientas que ayudan en las tareas.

De imprimir papel a fabricar objetos físicos y palpables en 3D: la tecnología se está abriendo camino hasta llevar las posibilidades de una industria a cualquier casa. Por eso decidí comprar mi impresora en 3D, una Artillery de gama media que terminó siendo mucho más útil de lo que creía. Con ella he reparado un ventilador de Xiaomi, me hice un colgador de llaves realmente práctico y, como no, curioseé imprimiendo una gran cantidad de modelos que fui encontrando por páginas como Cults 3D o Printables. Entonces pensé: ¿podría clonar las llaves de mi casa en plástico?

Imprimí unas llaves tras copiarlas con el móvil. Y funcionan

No es que la impresora 3D  que tengo en casa nos haya solucionado por completo la vida, pero sí que me evitó comprar muchos productos que pude sustituir fácilmente por una impresión. Y, tras conocer una app que podía escanear los modelos antiguos de llave para medir a la décima de milímetro sus dientes, me pregunté: ¿podría utilizar esa aplicación para duplicar las llaves con la impresora?

Mi compañero Enrique se hizo eco en Xataka de un curioso proyecto en forma de app (KeyDecoder) que permite sacar un duplicado de una llave antigua a base de medir uno a uno cada diente desde la pantalla del teléfono. La app en sí no tiene una aplicación práctica, ya que sirve básicamente a modo de curiosidad. No obstante, las medidas que toma son correctas y sirven para trasladarlas a un modelo real en CAD.

Partiendo de esa aplicación, y de un escaneo que hice de la llave del cobertizo utilizando el Google Pixel 6a y KeyDecoder, busqué la manera de trasladar las medidas a la impresora en 3D. La app no convierte dichas medidas en un modelo imprimible (yo acostumbro a trabajar sobre stl), tuve que realizar más pasos. Tras las pertinentes búsquedas localicé modelos en CAD de código abierto que permiten trasladar las medidas a un archivo apto para imprimir. No sólo eso: localicé un generador de llaves automatizado que directamente crea el archivo imprimible.

He de aclarar que, pese a que el proceso es completamente abierto y funcional, no sirve para robarle las llaves a otra persona: los modelos utilizados son muy antiguos, actualmente no hay apenas puertas que utilicen estos tambores de cerradura tan fáciles de manipular (o no debería, ya que no ofrecen excesiva seguridad). Además, entraña una medición que necesita un proceso de varios minutos, no basta con hacerle sólo una foto a la llave. Aun así, debo dejar claro que realizar la copia de una llave sin autorización es un delito.

A modo de curiosidad, me parece impresionante lo que puede conseguir la sintonía entre el smartphone y una impresora en 3D. Porque sí, lo cierto es que una llave impresa funciona perfectamente: lo pude comprobar. Tras hacer varias pruebas, y pelearme con el generador de llaves en la búsqueda del patrón de pines concreto, el resultado satisfizo mi curiosidad: la cerradura se abre. Un objeto impreso en 3D posee mucha más resistencia, dureza y firmeza de las que aparenta; por más que en más de un momento temiera por romper la llave y que el trozo de plástico se quedase dentro de la cerradura.

Prueba de concepto más que satisfactoria

No creo que imprimir una llave sirva para ir más allá de la anécdota, pero da un alcance de hasta dónde puede llegar la tecnología en el plano más cercano, la cotidianeidad. Realicé diversas pruebas, hice multitud de ajustes en los parámetros de impresión y tuve que retocar los resultados con la lima para eliminar imperfecciones. Tras todo ese trabajo, la cerradura del cobertizo se abrió sin dificultad, me pareció sorprendente.

Por mi experiencia, y pese a que no creo que compense el gasto que supone comprarla, una impresora 3D es una gran herramienta para el hogar: con unas nociones de diseño en 3D permite solucionar multitud de problemas. Una pieza de plástico que se rompe y para la que no hay recambio (o es muy caro), objetos que es más barato imprimir que comprar (con el ahorro en costes secundarios, como transporte) o, incluso, curiosidades que potencian el uso de una impresora 3D, como el proyecto de las llaves. Y creo que lo próximo será un Funko con mi cara: he de sacarle partido a apps como Polycam.

En Xataka Android | Tu nombre en una imagen 3D gracias a Ideogram, perfecto para enviar por WhatsApp