Hemos tenido la oportunidad de tocar de primera mano los Galaxy Tab S y poder contrastar cuánto hay de valor en la enésima propuesta de tablets Samsung de este año.
Lo primero y más destacable es que son productos que, para valorarlos en su justa medida, hay que tenerlos en la mano, verlos en primera persona. De una lista de especificaciones o una nota de prensa tipo "serán muy delgados, tienen una gran pantalla" uno acaba pensando que se trata de "lo mismo de siempre" y que "siempre dicen lo mismo"
Con estos Galaxy Tab S hay que ver la pantalla. Si ya la del Galaxy S5 nos pareció soberbia, el llevar sus últimos avances en Super AMOLED a mayores tamaños permite reafirmarnos en que Samsung está en un momento excelente en pantallas. Brillo, color, contraste... es cierto que los coreanos tendieron de nuevo a ofrecernos imágenes de ejemplo algo saturadas y que una vez pasado ese efecto de impacto nos gustaría probar mejor la fidelidad que la espectacularidad, pero en ambos casos - 10.8 , 8.4 pulgadas - se trata de dos pantallas que apuntan a lo mejor del sector.
Más allá de la pantalla: los Galaxy Tab S en mano
En mano los menos de 300 y 500 gramos respectivamente hacen que tengamos en algún momento esa sensación de "¿pero hay algo dentro?", sobre todo con el pequeño de la gama, que sin duda ha sido el que más me ha gustado. En el lado de peores sensaciones nos encontramos - como casi siempre en Samsung - con la calidad de los materiales y la trasera de plástico. Se parece mucho a la del Galaxy S5 pero perdiendo rugosidad, lo que aumenta la sensación de menos agarre.
En colores los enemigos de la "tendencia oro" nos vamos a encontrar con pocas alternativas - o más bien sólo una, blanco - pero en defensa del producto diré que ese "bronze" como lo llama Samsung resulta en un poco más de discreción que otras apuestas "gold".
Por último, Samsung insistió anoche en comparar los Galaxy Tab S con el iPad Mini Retina. Es cierto que en la exhibición de Samsung la primera impresión se decantaba en foto y sobre todo en vídeo a favor de su producto - y en ambos casos comprobamos que el brillo estaba al máximo - pero yo prefiero con mucho controlar los ficheros fuente a la hora de comparar productos y no fiarlo a una parte interesada.
De entrada los Galaxy Tab S tienen muy pero que muy buena pinta, especialmente el de 8.4 pulgadas que gracias a su delgadez alcanza una propuesta muy interesante para movilidad. Debo confesar que venía a la presentación con las expectativas bajas, extrañado de que Samsung montase un evento mundial en Nueva York por un tablet. Con el producto en la mano entiendo mejor por qué lo han hecho: con la avalancha de dispositivos que tienen en esta categoría, de alguna manera tienen que intentar destacar el que va a ser referencia.
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