El móvil es tuyo, pero el sistema te impide que accedas a todos los archivos. Para hacerlo, necesitas ser algo más que un usuario: necesitas ser un superusuario. No es la sinópsis de la próxima película de Marvel, es a grosso modo la explicación de qué es el root.
Root, custom recovery, ROMs, bootloader y otros palabros estaban en boca de todos hace unos años y lo cierto es que no se oyen tanto hoy en día. ¿Qué ha pasado con el root en los móviles Android? ¿Pasó de moda?
En los inicios, era casi imprescindible
Para entender la importancia del root en los inicios de Android debemos recordar cómo era el hardware y el software de entonces. No era raro tener un móvil con 512 MB de RAM y 400 Mb de almacenamiento, como el Xperia Mini Pro. Móviles muy justos en el hardware, con un Android algo tosco y capas de Android tocando la cima en bloatware: una combinación explosiva.
Los móviles funcionaban correctamente al sacarlos de la caja, pero al cabo de los meses y de acumular actualizaciones de aplicaciones pesadas como Facebook, el móvil no podía ya con su alma. En mi primer móvil, por ejemplo, tenía que hacer malabarismos para que WhatsApp se mantuviera abierto y no perder notificaciones: la RAM no daba más de sí.
Actualizar aplicaciones era también una aventura, pues mover aplicaciones a la tarjeta MicroSD fallaba muchísimo y el espacio en la memoria interna se llenaba rápido. Actualizar una app requería a veces desinstalar otra o borrar la caché sin parar para hacer hueco. Todo esto, en una época donde los móviles venían muchas veces con apps preinstaladas y/o duplicadas que no nos interesaban y no se podían desinstalar.
La solución, el root. Con acceso root, podías poner y quitar a tu gusto, logrando hacer que el móvil fuera menos ahogado de rendimiento, y acabar con aplicaciones preinstaladas que no te interesaban en absoluto. Bastante populares eran por la época las ROM que o viraban al minimalismo (quitando el bloatware de la ROM oficial) como las que iban en sentido contrario, añadiendo muchas opciones añadidas.
No nos olvidemos además de que Android era mucho más básico, por lo que muchas opciones de personalización no estaban presentes, aunque sí a veces en ciertas capas. Con root, tenías la posibilidad de modificar partes del sistema operativo de forma asombrosa con la ayuda de Xposed Framework y módulos todo-en-uno como Gravity Box.
Por otro lado, las actualizaciones del sistema eran todavía peor que hoy en día. Android era más impredecible en sus inicios que ahora, cuando tenemos una versión nueva puntual cada año. Los móviles llegaban con versiones muy desfasadas y se actualizaban, si eso, muy tarde, aunque muchas veces ni eso. Si el fabricante de tu móvil estaba demasiado ocupado lanzando móviles con proyectores para actualizar tu terminal, entonces siempre podías ponerte en manos de la comunidad de creadores de ROM y probar una nueva versión de Android.
Entonces empezaron las pegas, y la pereza
Android se ha hecho mayor y el caos de sus inicios comenzó a estabilizarse en los años posteriores al fallido Honeycomb con KitKat, Lollipop y especialmente a partir de Marshmallow. El hardware también fue mejorando con los años y las peleas para actualizar aplicaciones, liberar RAM y liberar espacio, si bien nunca han dejado de existir hasta nuestros días, se convirtieron en algo más esporádico y no en situación de vida o muerte.
El root, las ROM y la personalización extrema de Android siguió estando muy presente para quienes lo habían usado intensivamente en los años anteriores, pero a los nuevos usuarios no tenía tanto que ofrecer. El desarrollo de ROM comenzó a bajar el ritmo y el propio root comenzó a complicarse.
Varios pesos pesados del root tiraron la toalla al percibir que no había ya tanto interés en el asunto: el legendario Chainfire vendía SuperSU en 2017 y abandonaba todas las apps de root en 2018. Sus motivos: falta de tiempo y que ni siquiera él mismo usaba root ya en sus móviles, salvo para temas de desarrollo. Por su parte, el desarrollo oficial de Xposed Framework terminó con Android Oreo en 2018, aunque le sobreviven versiones basadas en Magisk, como LSPosed o EdXPosed.
Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Las viejas herramientas de root dieron paso a Magisk, mejor adaptado para la nueva complejidad interna de Android. Magisk insufló un aire fresco a una scene de root de Android en horas bajas con módulos a lo Xposed y la promesa de poder modificar el sistema sin modificar el sistema, pudiendo pasar los tests de integridad del sistema. Al menos, a veces.
Estos tests comenzaron a ser cada vez más importantes mientras los móviles se convertían cada vez más en una parte central de nuestras vidas. Año tras año, los pagos con el móvil ganaban terreno y este tipo de apps son precisamente las que dan más problemas en móviles rooteados. En un terreno más lúdico, hasta juegos como Pokémon Go se podían negar a arrancar en un móvil con root.
Añade esto a un Android y capas que son cada año más completas, anulando así -al menos en parte- la ventaja de rootear para personalizar el sistema, y al hecho de que rootear un móvil hoy en día puede ser bastante pesado por las protecciones añadidas que ha ganado el sistema, las múltiples particiones y demás, y la balanza sobre si te interesa meterte en el root o quedarte como estás se ha decantado para muchos por esta segunda opción.
Para muchos, el root ya no merece la pena para lo que obtienes a cambio del tiempo que vas a perder en configurarlo y los posibles problemas que te pueda dar con esto o aquello. Sí es útil para desarrolladores, power users y para darle vidilla a un móvil viejo, pero no parece ser algo casi imprescindible como sí lo era hace años.
Pese a todo, el root sobrevive
El root no está de moda, eso es innegable. Google lo refleja magistralmente en su herramienta Trends que refleja el interés en ciertas búsquedas. El root tuvo su punto álgido en 2015 y 2016 y desde entonces el interés se apaga lentamente, pero la llama no se ha extinguido por completo.
En los foros de XDA no es difícil encontrar ROM e instrucciones de root para cualquier terminal actual que lo permita, y el desarrollo de Magisk continúa (a medio gas, eso sí), además de otros pesos pesados como el legendario TWRP de TeamWin o LineageOS. Es imposible saber cuántos móviles se rootean hoy en día en comparación al pasado, pero según el propio creador de Magisk, el número total de móviles con root es "una locura".
I recently got the chance to know how many devices are running Magisk (yes, some teams at Google are tracking Magisk usage closely 🕵️), and the number is actually INSANE. Also, it only counts devices running GMS; I know for a fact that there is a substantial userbase in China.
— John Wu (@topjohnwu) October 5, 2022
El root sobrevive para los usuarios más avanzados, pero ha dejado de ser algo recomendable para el usuario de a pie, que simplemente no entiende por qué tomarse tanta molestia por algo que no le proporciona muchas ventajas y sí algún que otro dolor de cabeza. Y bien que siga vivo, pues es una parte tan importante de Android como el robot verde.
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