Hace años ví un anuncio de neumáticos que decía "la potencia sin control no sirve de nada", y no le falta razón. ¿De qué le sirve a un boxeador ser el más fuerte si no sabe dirigir sus golpes? Su adversario, más ágil e inteligente, evitará buena parte de los golpes, golpeará donde no tenga defensas y ganará el combate.
No estoy descubriendo nada nuevo si digo que en la industria del smartphone, desde hace años, hay una guerra de especificaciones que parece no tener fin. Procesadores más potentes, más RAM, pantallas con más resolución (el tamaño es muy variable, por suerte para los usuarios), todo esto va aumentando año tras año y no hay señales de que se vaya a acabar pronto.
¿Cuáles son los propósitos de esta escalada de especificaciones?
Desde que Android empezó a madrurar un poco, los fabricantes empezaron una guerra sin fin, en el que cada dispositivo de gama alta que lanzaban era más potente que los demás, lo que ha forzado, en cierto modo, a los fabricantes de procesadores a ponerse las pilas y trabajar continuamente en un procesador más potente.
Pero si no nos centramos sólo en que los fabricantes quieren ganar más y más dinero (lo cual es cierto) y ampliamos nuestras miras, se nos abren unos cuantos caminos. Uno de ellos es el de prepararnos para lo que viene en el futuro, algo como la realidad virtual, juegos más exigentes, tareas más complicadas, un sinfín de cosas que nos aguardan.
Esta guerra de especificaciones empezó porque Android, por su naturaleza, es un sistema operativo más exigente que los demás (y más completo en muchos aspectos), por lo que se extendió el mito de que hace falta una potencia brutal para que un Android funcione bien. ¿Necesita más potencia para ello? Sí, pero no tiene por qué ser lo más bestia del momento.
La optimización del sistema como verdadero motor para que funcione bien
Un sistema operativo bien optimizado es clave para que todo en el teléfono funcione bien, no importa si hablamos de Android, iOS, Windows Phone o Pepito OS (este último me lo he inventado, soy así, no me juzgues). Pero vamos a centrarnos en Android exclusivamente, que es lo que nos interesa por sus particularidades.
En nuestro caso, Android tiene una barrera adicional para ser un sistema operativo perfectamente optimizado, y se llama capa de personalización. La capa de personalización de cada fabricante añade una serie de funciones a Android, lo que inevitablemente hace que se produzca algún conflicto que el propio fabricante debe resolver.
Esto hace que entre dos terminales de fabricantes diferentes haya disparidad en su funcionamiento aunque tengan las mismas especificaciones. Y es esto lo que ha supuesto una diferencia en la comparativa de velocidad del OnePlus 3 y el Galaxy S7 Edge, quedando este último como ganador a pesar de la similitud en especificaciones (que no igualdad).
El OnePlus, a pesar de tener una mayor cantidad de RAM, ha perdido porque Oxygen OS no está tan optimizado como Touchwiz. No es que sea mejor, es que es más madura, mientras Oxygen OS es joven y más susceptible de mejorar. Soy de los que más odian Touchwiz, pero las pruebas están ahí, aunque no es únicamente la optimización de la capa lo que le ha hecho ganar, sino la gestión de recursos.
El Galaxy S7 Edge lleva más tiempo en el mercado, lo que ha permitido que el fabricante coreano pueda solucionar cualquier bug mediante una actualización menor. En el caso del OnePlus 3, seguro que cualquier problema de gestión se solucionará muy pronto, debemos tener en cuenta que se presentó hace dos días. Creo que entonces se podrá hacer una nueva comparativa y ver cómo ha evolucionado el terminal chino.
Hardware y optimización como clave del buen funcionamiento del teléfono
No es un misterio el hecho de que un smartphone sólo va a funcionar a la perfección si al hardware le acompaña un sistema realmente bien optimizado. El mejor ejemplo que se me ocurre el del Moto G de primera generación, un teléfono que, con un hardware de gama media por aquel entonces, tenía un funcionamiento muy cercano al de un gama alta, y esto es debido a la buena optimización.
El Moto G, con sus especificaciones modestas, traía Android puro, pero no era sólo eso, pues ya había por entonces smartphones chinos que traían Android stock, sino que Motorola (entonces propiedad de Google) había trabajado para que hardware y software fueran un matrimonio perfecto. Es así como el Moto G pasó a convertirse en un clásico de Android y prácticamente en una leyenda.
Esto puede parecer una obviedad, pero no todos los fabricantes cumplen, y podemos mirar a los llamados smartphones chinos de marca blanca, que traen un hardware más que solvente, pero que por culpa de su nulo trabajo en la optimización del sistema y su capa (que estará muy bien para China, pero que en Europa no encaja) te encuentras con un teléfono que no funciona bien, o deja de hacerlo en unos meses.
Muchos fabricantes han entendido esto y están trabajando en mejorar su apartado de software para que, sin dejar de ser diferentes a los demás, sean lo más cercano a la experiencia Nexus, una experiencia que realmente deje satisfecho al usuario durante toda la vida útil de su smartphone.
En Xataka Android | Android N Developer Preview 4 ya está aquí, ahora con la versión final del SDK
Ver 12 comentarios