Ya he contado alguna vez que tengo un Smart TV TCL con el que estoy relativamente contenta: me costó menos de 300 euros en 2020, tiene un panel de 55 pulgadas de tipo VA con resolución 4K y la guinda del pastel era Android TV como sistema operativo. Desgraciadamente, la experiencia me ha demostrado que los televisores baratos descuidan demasiado las funciones Smart, así que compré un dispositivo Google TV con Chromecast para remediarlo.
Set top box en el mercado hay unos cuantos, pero pese a su potencia y calidad, descarté las opciones de NVIDIA y el Apple TV (pese a tener iPhone, iPad y Mac) simplemente porque se salían de mi presupuesto. De hecho, la balanza estaba entre un Google TV con Chromecast versión 4K o un Fire TV Stick 4K, con el mismo PVP de 69,99 euros. Después de leer mucho y mi experiencia, elegí el Chromecast frente al Fire TV.
Por familiaridad
Vale, esta es una razón con cierta trampa, pero de peso: he probado WebOS, Tizen, Fire TV, Android TV y Google TV, y los que más me gustan y más acostumbrada estoy son los SO de Google. Después de todo, no es lo mismo probarlo de vez en cuando en las teles del entorno que usarlo día a día. La inercia es una razón importante en nuestras elecciones: si un producto nos ofrece una buena experiencia, es normal seguir apostando por él. Lo de 'más vale malo conocido que bueno por conocer', pero con un matiz: Android TV ya era mi favorito.
El SO de mi Smart TV es Android TV y me gustaba (pese a una lentitud y cuelgues que tenían más que ver con el hardware que lo ejecutaba) y guardaba un gran recuerdo del Chromecast Ultra que usé años atrás y que ahora cria polvo en un cajón.
Por el ecosistema
En mi casa tengo unos cuantos dispositivos inteligentes compatibles tanto con Google Assistant como con Alexa y aunque a nivel de entendimiento de las órdenes de voz me gusta más el de Amazon, en la tele prefería Google porque los tentáculos de la empresa de Mountain View son largos y musculosos: tiene Android, tiene el mejor buscador... y eso implica una experiencia mejor de sincronización entre dispositivos.
Si tienes un móvil Android, siempre va a haber más funciones y un funcionamiento más depurado con un dispositivo Google que con otro, aunque en general ambos ofrezcan una buen desempeño. Un ejemplo: poder usar el móvil como mando a distancia con las aplicaciones oficiales, ya sea con Android o con iPhone.
Por la función de Chromecast
Este es la guinda del pastel del anterior: con Google detrás de Chrome y YouTube, es bastante común que esté viendo algo en el móvil y quiera lanzarlo a la tele. Chromecast es una función que por venir de serie tiende a infravalorarse, pero es de lo más cómoda y útil para lanzar contenido de internet o de la galería de forma nativa y sirve para bastantes más cosas, como por ejemplo videollamadas.
Por las opciones de personalización
El Fire TV 4K y el Chromecast 4K están lo suficientemtente bien optimizados como para proporcionar fluidez en el día a día, así que el rendimiento no era un tema crítico. Lo que sí que era crucial son las opciones de personalización: sí, la gran baza de Fire TV es su sencillez para evitar complicaciones y reducir la curva de aprendizaje al mínimo, pero Google TV también tiene una interfaz intuitiva y a la vez, todo el poderío para quien guste de trastear del viejo Android TV. Que sea el más completo en cuanto a ajustes para personas exigentes como nosotras es un plus.
Por la cantidad de aplicaciones
He dejado para el final la más obvia: HBO (nuestra plataforma favorita por contenido) y SkyShowTime no están disponibles de forma nativa en Fire TV, por lo que para instalarlas hay que hacer algún que otro tejemaneje. En Google TV no solo no faltan las principales aplicaciones de streaming, es que además hay una larga lista de apps de todo tipo para experimentar y sacar el máximo partido a nuestra Smart TV.