La Unión Europea se está poniendo seria con la regulación para fabricantes de smartphones. Apple es la principal afectada de su nueva normativa de cargador único en el que integrar USB-C será obligación para todos. Ahora sucede al contrario, ya que son los fabricantes Android los que se quedan en el punto de mira con la nueva propuesta sobre actualizaciones.
Los fabricantes parecen haberse puesto las pilas en lo que a años de actualizaciones se refiere, al menos para la gama más alta. Sin embargo, lo nuevo que plantea la Unión Europea podría servir para que modelos de cualquier gama sigan teniendo actualizaciones en los años posteriores a su lanzamiento.
3 años de actualizaciones completas y 5 con parches de seguridad
Por motu proprio y no por imposición, Apple es uno de los fabricantes que más extiende en el tiempo las actualizaciones de iOS para sus iPhone. En Android es más complicado encontrar casos similares, aunque Google con sus Pixel y Samsung con sus gamas altas pueden ser buen ejemplo.
Sin embargo, no sucede lo mismo en otros fabricantes y ni mucho menos en gamas económicas y medias. La complejidad de llevar actualizaciones de diferentes capas de personalización a dispositivos tan variopintos ha sido siempre la excusa. Si se cumple lo que quiere Europa, tendrán que ponerse manos a la obra desde ya.
En concreto, la propuesta de la UE exige que todos los fabricantes garanticen 3 años de actualizaciones del sistema y 5 años de parches de seguridad. Eso como requisitos mínimos, ya que es evidente que los fabricantes podrán alargar todavía más esos plazos si así se desea.
Y eso no es todo, ya que hay otra imposición llamativa que quiere imponer Europa y es que los dispositivos tarden 2 meses como máximo en recibir la actualización desde el momento en que es lanzada. De esta forma, se acabarían con esos calendarios de actualizaciones que tienen ahora algunos fabricantes y que en ocasiones hacen que algunos terminales tarden reciban actualizaciones que, en otras gamas, fueron recibidas hace casi un año (o más).
Otro hecho que preocupa a la UE y que va en su propuesta es la obsolescencia programada. No se describe como tal, pero si se hace referencia a que los móviles no deberán ralentizarse tras actualizar. Europa no quiere que las actualizaciones frenen el rendimiento del dispositivo, ni empeore la batería por el simple hecho de haber actualizado.
Ahora bien, esta normativa está en fase temprana de aprobación. Por el momento, se ha hecho efectiva la propuesta y ahora enfrentarán varios meses de recopilación de información y conversaciones con diferentes implicados. Esto se puede alargar incluso un año, que es justo el periodo que deberá pasar desde su aprobación final hasta que entre en vigor. Así, estas imposiciones podrían sufrir variaciones y raro será que sean efectivas hasta finales de 2023 o incluso 2024.
Vía | Android Authority
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