El universo smartphone está plagado de guerras, no sólo entre fabricantes, también entre usuarios. La de Android y iOS es la batalla más común, pero no hace falta enfrentar plataformas para encontrar rivalidades, también las hay dentro de usuarios de un mismo sistema y la rivalidad más habitual entre usuarios de Android está entre los defensores de la personalización y quienes preferimos Android puro o 'stock'.
En Xataka Android también hay espacio para el debate y hay quien comete sacrilegio prefiere las capas personalizadas sobre la experiencia que ofrece Android puro. No es mi caso. Pruebo muchos dispositivos por trabajo y siempre acabo echando en falta la limpieza y fluidez que ofrece Android cuando está libre (o casi libre) de añadidos que en mi opinión sólo acaban empañando la experiencia. ¿Que por qué me gusta más Android puro?
El bloatware: más vale malo conocido...
Empecemos con uno de los puntos más criticados de la personalización: el bloatware o, dicho de otro modo, las apps que vienen preinstaladas en el móvil y no podemos desinstalar normalmente.
Samsung, Huawei, Xiaomi, LG, OnePlus... todas las capas de los principales fabricantes (vale, algunas más que otras) traen aplicaciones propias que están integradas de serie en el sistema y no se pueden eliminar con el método tradicional. Muchas veces estas apps adicionales añaden funciones útiles más allá de lo que ofrece Android por defecto, pero en muchos casos simplemente se duplican funciones. Por ejemplo pasa con las utilidades básicas como reloj, teléfono, calendario o contactos, también con correo o calendario. Son lo mismo, pero no son igual.
Ojo porque Google también trae bloatware, y gran parte de este bloatware es común a terminales con personalización o Android stock (a menos que se trate de un smartphone importado). El matiz está en que en un Android 'stock' sólo tendremos este bloatware, mientras que en una capa como la de Sony, Samsung o LG, tenemos también el de la propia marca.
Aquí es importante matizar que, en mi caso concreto, uso la mayoría de servicios de Google, por lo que no poder eliminar estas apps no me supone ningún problema, es más, prefiero que estén ya instaladas porque así me ahorro tener que buscarlas. No hay nada que me saque de quicio tanto como configurar un smartphone que venga sin los servicios de Google (me pasa mucho con móviles que vienen de China) y que me toque instalar todo de cero.
No quiero decir que los servicios de Google sean perfectos. Las versiones de Calendar de Samsung Touchwiz, EMUI o LG UI están muy bien, pero personalmente prefiero usar la versión original del servicio que puedo tener en cualquier dispositivo, hasta en el PC, y así conseguir una experiencia más consistente. Todo es una cuestión de preferencias, pero cuando se trata de bloatware, prefiero malo conocido que bueno (o peor) por conocer.
Existe la opinión de que Android puro es aburrido, demasiado básico. Puedo entender el argumento, cuando encendemos un dispositivo de este tipo parece que esté prácticamente vacío, pero eso es porque estamos acostumbrados a lo contrario. Prefiero partir de un lienzo limpio e ir añadiendo las funciones que voy necesitando con apps, porque sí, amigos... La Play Store ofrece más de tres millones y medio de apps. ¿Quién dijo aburrido?
Para terminar este punto, es importante destacar que el exceso de bloatware puede (y suele) afectar a dos puntos clave: el espacio disponible y, en menor medida, el rendimiento. A más apps preinstaladas, menos memoria disponible, algo que en móviles de capacidad más limitada puede ser un engorro.
Con respecto a la fluidez, reclalcar que actualmente la mayoría de capas ofrecen una buena experiencia de uso (por ejemplo MIUI tiene mucha personalización y su fluidez es más que destacable), pero si hablamos de móviles que ya tienen unos años, la diferencia de fluidez entre android puro y personalizado era más evidente.
Cuando la personalización desemboca en confusión
Las capas personalizadas consisten en eso, en personalizar el sistema, en otras palabras, en cambiar el diseño de la propuesta que nos ofrece Google. Hay muchas áreas que sufren cambios estéticos, en algunas marcas son unas pocas y en otras la personalización llega casi hasta el último rincón del sistema. El problema es cuando afecta a partes que tienen un espíritu principalmente práctico y ese rediseño acaba por confundirnos.
No sin mi cajón de aplicaciones
Hay muchas áreas personalizables, pero lo de tener o no tener cajón de aplicaciones es uno de los cambios que más afecta a la experiencia de uso, y son muchos los fabricantes que prescinden de este elemento.
Con el cajón de aplicaciones me organizo mejor ya que solamente tengo en pantalla esas apps que uso más a menudo, mientras que el resto están ocultas en el cajón. Gracias a esto puedo tener una única pantalla de inicio y no tener que navegar entre distintas páginas. Sí, se pueden hacer carpetas, y hasta meter unas dentro de otras, pero con el cajón de apps también.
Hay muchas capas que no permiten guardar las apps en el cajón, dejándonos la única opción de hacerlo en distintas páginas, a lo iOS. También se puede tener el escritorio ordenado, pero mover apps de aquí a allá da más trabajo y es fácil que acabe desordenado tras instalar varias apps.
Son muchos los fabricantes que optan por prescindir de esta opción, pero también los hay que dejan elegir. Es el caso de Huawei con EMUI, una capa que hizo de la ausencia del cajón casi una seña de identidad pero que desde hace un tiempo ofrece la posibilidad de elegir entre las dos modalidades, y lo mismo sucede con la interfaz de los móviles de LG.
No me toques los ajustes, por favor
Un apartado que suele estar archi-personalizado es el desplegable de ajustes rápidos, donde además también tenemos las notificaciones. Aquí es probablemente el punto donde los fabricantes más echan a volar su imaginación y, aunque en esencia su cometido sea el mismo, hay casos en los que el exceso de personalización no ayuda.
La captura de la izquierda muestra la apuesta de Google hasta Android Oreo, quizás un diseño algo plano, pero coherente y bien estructurado. En la siguiente imagen está la opción que ofrece MIUI, la personalización es evidente pero respeta su estructura. Después está Meizu con Flyme y su también evidente personalización y por último tenemos a Nubia UI, que cambia por completo, no sólo la apariencia, sino el método de activación; ya no se sacan los ajustes deslizando desde arriba, sino desde abajo. Una evidente copia del Centro de Control de iOS.
Con el menú Ajustes puede ser todavía más confuso ya que las opciones se encuentran en apartados diferentes y a veces cuesta localizarlas. Aquí depende del tipo de capa y lo enrevesado que haya querido hacérnoslo el fabricante. De nuevo, las capas chinas tienden a modificar mucho la estructura y sustituir algunos ajustes básicos por los suyos propios, dejando un apartado que suele llamarse "Más ajustes" u "Otros ajustes" a modo de cajón desastre con todo lo que les sobra.
En mi caso, estos problemas son especialmente molestos porque cambio de móvil con bastante frecuencia, por lo que cada vez me toca acostumbrarme a la disposición y diseño de cada capa, algo que jamás me pasa si me toca probar un Nokia, un Motorola o cualquier otro equipo que apueste por una versión de Android más limpia. Lo bueno es que el buscador de ajustes suele estar disponible en todos los modelos y así me ahorro ir dando vueltas por el menú.
Antes de cerrar este apartado quiero destacar que en los últimos años ha habido una especie de consenso en el diseño, en parte fruto de que Android ha mejorado mucho visualmente. Las primeras versiones eran tan rudimentarias que pedían a gritos una personalización, pero con el paso del tiempo se ha conseguido una estética más madura que no necesita tanto artificio.
Un claro ejemplo es TouchWiz, ahora Samsung Experience. A la izquierda tenemos el diseño de ajustes y ajustes rápidos en KitKat, después en Lollipop y por último en Nougat. Sigue apostando por un diseño propio, pero ya no supone un choque tan exagerado con respecto a lo que ofrece Android.
Las actualizaciones
Que Android tiene un problema con las actualizaciones por desgracia no es ninguna novedad. Cada mes, Google publica los datos de distribución de versiones de Android y la tarta no podría estar más fragmentada. Hay una enorme cantidad de terminales que siguen en versiones antiguas y no se actualizarán, mientras que las últimas versiones suponen una parte ínfima del total. Por ejemplo Oreo lleva más de medio año en circulación y sólo ha llegado al 1,1% de dispositivos Android.
El despliegue de las nuevas versiones es cada vez más lento y uno de los culpables es la personalización. No sólo hay que actualizar el sistema, sino que hay que adaptar esa actualización a la capa de cada fabricante, lo que ralentiza el proceso incluso en gamas altas que siempre son los primeros en tener lo último, por lo que mejor no hablar de gamas medias.
Con Project Treble Google facilita la integración de nuevas versiones sobre la capa de cada marca, pero por el momento no está teniendo un efecto notable y el despliegue de Oreo está siendo igual de lento que el de Nougat, incluso un poco más, que ya es decir.
Ojo porque el hecho de contar con un terminal con Android 'stock' o una personalización muy ligera no es garantía de estar siempre actualizado, aunque sí nos da más posibilidades de tener lo último. Por ejemplo los Moto G5 todavía no han recibido Oreo, aunque Motorola planea actualizarlos, algo de lo que muchos otros gama media de su nivel de precio no pueden presumir. Eso sí, toca esperar.
Con la llegada de nuevos dispositivos con Android One y Android Go también esperamos ver como las últimas versiones calan en esas gamas inferiores que se suelen quedar estancadas en versiones antiguas.
En definitiva, el problema de la fragmentación no se soluciona acabando con la personalización, pero también es cierto que la personalización es uno de los principales causantes del problema. Lo que está claro es que la única 'fórmula mágica' para tener lo último de Android a tiempo es tener un Nexus Pixel ¯\_(ツ)_/¯
Android 'stock' no es perfecto
Como ya he dejado caer más arriba, la brecha entre la experiencia de uso que ofrecían las capas personalizadas y Android puro se ha ido reduciendo en los últimos años. Ahora, personalización no es sinónimo de un mal rendimiento, sino a veces todo lo contrario. Los diseños se han ido haciendo más coherentes y las funciones que aportan más prácticas. Es innegable que Android 'stock' ya no brilla como brillaba hace unos años. Hasta Google está de acuerdo.
La prueba definitiva de que Android 'stock' no es la mejor versión de Android es el software de los Pixel. Tradicionalmente, la línea Nexus venía con una versión limpia del sistema, pero eso cambió con los Pixel. La pantalla siempre encendida, el Pixel Launcher con esos iconos redondos, los AR Stickers, Google Lens... Son muchas las funciones exclusivas de los Pixel y esto tiene un objetivo claro: diferenciarse de la competencia. ¿No es por esto mismo por lo que otras marcas personalizan el sistema?
Una cosa está clara: la personalización es la esencia de Android, tiene sus inconvenientes, pero también es lo que ha hecho que sea la plataforma móvil líder. Yo me quedo con la versión limpia, ¿con cuál te quedas tú?
En Xataka Android | Confesiones: prefiero Samsung Experience a Android puro
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