El diseño del sistema operativo ha mejorado mucho durante los años, pero hay algo en lo que, a mi parecer, ha habido regresión: en los iconos
En los inicios, Android era bastante feo, eso es así. Eran tiempos distintos, con tendencias distintas, aunque hay algo en lo que, a mi parecer, se ponía más esmero que hoy en día: los iconos. Mientras que antaño los iconos de las aplicaciones eran pequeñas obras de arte, hoy en día parecen señales de tráfico.
Sí, el minimalismo tiene muchas ventajas en cuanto a legibilidad, accesibilidad e incluso personalización, pero comparando cómo se ven los iconos de las aplicaciones hoy en día a cómo lo hacían hace una década, es posible pensar que quizá ha habido más de involución que de evolución. Teniendo en cuenta que las modas son cíclicas, podría ser un buen momento para volver atrás.
Qué es el esqueumorfismo
El esqueumorfismo es una técnica de diseño que estaba en boca de todos en el inicio de los smartphones y que hoy en día ha caído algo en desuso, salvo por quienes, como yo, abogan porque vuelva la tendencia. Es algo tan sencillo como imitar el diseño de un objeto real en una aplicación. Por ejemplo, que una aplicación de calculadora luzca en cierto modo como una calculadora física.
Quienes usaron Android en la época de Holo y anteriores recordarán el uso de texturas y sombras en las aplicaciones para imitar botones físicos y cacharros reales, aunque hoy nuestro foco será algo más concentrado, en los iconos de las aplicaciones.
Inicialmente, los iconos de las aplicaciones imitaban objetos, lo cual nos facilitaba visualmente encontrar dónde estaba el teléfono, el calendario o el navegador web. Instagram, por ejemplo, siendo una aplicación que no representa de por sí a un objeto físico, optó por imitar a una cámara instantánea en su icono, dejando claro su función desde antes de que la abriéramos.
Es un hecho que hace ya tiempo que el esqueumorfismo cayó en desuso en las aplicaciones para móviles, dejando paso a la corriente minimalista que nos ha traído diseños mucho más sencillos a las aplicaciones y también a sus iconos. Y quizá no es oro todo lo que se simplifica.
En los inicios, las apps imitaban a la realidad
Las primeras versiones de Android eran bastante toscas de diseño, con botones que horrorizarían a los jóvenes de hoy en día, pero lo cierto es que los iconos estaban mucho más logrados, pareciendo haber encontrado el equilibrio justo entre tridimensionalidad y diferenciación, además de ser mucho más llamativos.
Una calculadora era una calculadora, la cámara era una cámara y un navegador era una bola del mundo. Uno de mis favoritos de siempre es el antiguo icono de Google Maps que era un mapa semidoblado, con una forma única y un diseño que hacía que quedara genial independientemente del fondo de pantalla que usaras en ese momento.
Google perfeccionó la fórmula de sus iconos con el rediseño Holo que llegaba a caballo del "fallido" Honeycomb para tablets y llegaría a su máxima expresión en Android KitKat, justo antes del Lollipop que lo pondría todo patas arriba con la llegada de Material Design.
Material Design cambió el rumbo
Con Android Lollipop llegó Material Design, un soplo de aire fresco que llenó de colores nuestros móviles, frente a las épocas oscuras de Holo. Ganaba el diseño de las aplicaciones, aunque sus iconos no tanto.
La filosofía de Material Design reimaginaba las interfaces de las aplicaciones como distintas capas de papel, lo cual simplificaba mucho su diseño. Muchos iconos perdieron complicaciones innecesarias en la época, aunque siguieron manteniendo cierto parentesco con el objeto real al que representaban con el uso de pliegues y sombras, muy de moda allá por 2014.
Desde Lollipop, el minimalismo sólo ha ido a más. Android Oreo estrenó los iconos adaptativos, aquellos que pueden adoptar cualquier forma que elijamos, en lugar de tener una forma fija. Es decir, olvídate de ese icono del mapa semidoblado de Google Maps: se adaptaría a la forma elegida por el launcher, como un círculo. Comenzó entonces la oscura era en la que la mayoría de iconos incluyeron un halo a su alrededor para adoptar la forma elegida.
Que los iconos debieran poder adoptar cualquier forma ha hecho que muchas aplicaciones hayan rediseñado sus iconos para que no necesiten tener un halo. Así, Google Maps abandonó finalmente la tridimensionalidad, aunque manteniendo todavía el concepto del mapa. Hace tres años, directamente desaparecía el mapa y se mantenía sólo el pin.
Todavía quedaban dos cambios más que han hecho que los iconos de nuestros móviles sean todavía más aburridos y que no vimos venir. Primero, en 2020 Google comenzó a incluir los colores de su logo en muchas de sus aplicaciones, haciendo que perdieran parte de su identidad y, en algunos casos, haciéndolas bastante difíciles de distinguir entre sí.
Por otro lado, con Android 12 llegó Material You y el toque de gracia para los últimos rastros del esqueumorfismo, al incluirse la posibilidad de aplicar un tema a los iconos. Los iconos con tema se muestran como una silueta sobre la forma y color elegidos por el usuario. Nos permite tener un diseño completamente homogeneo de todas nuestras aplicaciones, para bien o para mal.
Los iconos temáticos proporcionan más opciones de personalización a los usuarios, aunque las aplicaciones han de incorporar una versión minimalista de su icono para poder aprovecharlos. Es previsible que esto termine llevando a más y más aplicaciones a optar por iconos sencillos iguales a los temáticos, igual que los iconos adaptativos de Oreo provocaron que muchas aplicaciones cambiaran por diseños más fáciles de incluir dentro de una forma.
Todo lo anterior se resume en un escritorio de aplicaciones que puede ser mucho más homogéneo, pero que en cierto modo ha perdido el encanto que tenía hace unos años, incluyendo el aspecto desordenado con icono de todos los diseños y formas posibles, saltando de la pantalla en lugar de estar pegados a ella como pegatinas planas.
La "buena" noticia es que no está todo perdido. Cada año los fabricantes actualizan sus capas de Android para basarse en las nuevas versiones de Android, y en los últimos años ha habido cierto renacer, especialmente en las capas chinas, por recuperar un poquito de realismo en sus iconos. Que el esqueumorfismo vuelva como era hace diez años es complicado, aunque personalmente con que los iconos dejen de simplificarse hasta convertirse casi en formas geométricas básicas me doy por satisfecho. Algo es algo.
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