La empresa francesa Wiko ha conseguido colocar sus smartphones en un buen puesto dentro de las gamas media y de entrada. Desde que aterrizaran en España allá en 2014, su catálogo de smartphones ha ido creciendo a buen ritmo con una variada oferta de terminales, algunos más acertados que otros, pero todos con una cosa en común: precios ajustados.
En esta ocasión tenemos entre manos el Wiko Robby, un phablet low-cost que combina una amplia pantalla de 5,5 pulgadas con un diseño con toques premium y perfil técnico más bien modesto. Vemos todos los detalles en una prueba a fondo.
Wiko Robby, especificaciones técnicas
El precio es un punto clave para destacar en un segmento tan reñido, pero no es el único. Aquí gana el que ofrece más prestaciones por menos dinero, y Wiko suele salir airoso de tan ardua tarea. ¿Lo conseguirán con el Wiko Robby? Para empezar vamos a hacer un repaso de sus características técnicas:
WIKO ROBBY | |
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Dimensiones físicas | 155 x 79,1 x 10 milímetros185 gramos |
Pantalla | 5.5 pulgadas |
Resolución | HD 1.280 x 720 píxeles, 267 ppp |
Procesador | MediaTek MT6580 Quad-Core Cortex A7 1,3 Ghz |
Procesador gráfico | ARM Mali 400MP |
RAM | 1 GB |
Memoria | 16 GB + microSD hasta 64 GB |
Versión | Android 6.0 Marshmallow |
Conectividad | 3G Dual SIM (2x microSIM)H+/3G+/3G WDCMA 900/1900/2100 MHz GSM/GPRS/EDGE 850/900/1800/1900 MHzWi-Fi 802.11 b/g/n, WiFi Hotspot, hotspotaGPSBluetooth 4.0 LEMicroUSB 2.0Radio FM estéreo |
Cámaras | Trasera: 8 MP, AF, flash LED, grabación de vídeos Full HD.Frontal: 5 MP, flash LED, detector de caras. |
Batería | Batería Li-Po, 2.500 mAh270 horas en reposo.17,2 horas en conversación 2G.15 horas en conversación 3G. | Otros datos | Sonido 3D con altavoces frontales. Diseño reversibleCarcasa extraíble aluminio-plásticoLED de notificaciones |
Precio | 129 euros |
La pantalla es sin duda la característica más destacada del Wiko Robby, más que por su resolución, por su tamaño. Se trata de un panel IPS de 5,5 pulgadas, con resolución HD y una densidad de 267 puntos por pulgada. Una configuración bastante comedida que se mantiene al recorrer el resto de su hoja técnica.
El procesador que lo mueve es un MediaTek MT6580, un cuatro núcleos (Cortex A7 a 1,3 GHz) acompañado de una GPU Mali 400MP. La memoria RAM se queda en tan sólo 1 GB, mientras que la capacidad interna sube a 16 GB (ampliables con MicroSD).
La batería ofrece unos razonables 2.500 miliamperios y monta dos cámaras: la trasera de 8 megapíxeles y la frontal de cinco.
El perfil de conexiones es bastante básico, con la destacada ausencia de la conectividad 4G, mientras que la actualización a Android 6.0 Marshmallow le da cierta ventaja en un segmento en el que rara vez llegan a calar las versiones más recientes.
Diseño metálico... a medias
El diseño premium está de moda, pero ¿qué es eso de premium? Normalmente es un concepto que asociamos a los materiales. La lectura más simple sería que si lleva metal es premium y si es de plástico no lo es, pero hay que ir más allá del material. La construcción, el equilibrio entre peso y tamaño o la ergonomía son aspectos tanto o más importantes en la consecución de un buen diseño.
Diseño metálico, qué bien suena ¿verdad? Es cierto que el Wiko Robby lleva aluminio, pero solamente en la carcasa trasera, y no toda. La carcasa es extraíble para poder acceder a la batería y las ranuras para tarjetas (un detalle que resta solidez a la construcción), pero sólo la parte de la espalda está realizada en metal. La trampa está en el borde redondeado que abraza el teléfono, realizado en plástico con un acabado que imita el del aluminio.
Sí es cierto que el aluminio de la parte trasera le da un toque más distinguido al diseño. Los orificios para la cámara y el flash LED están cortados a láser, dejando un perfil brillante que va a juego con el acabado del logotipo, mientras que se han dejado dos bandas de plástico con textura estriada en las zonas superior e inferior -asumimos que para no bloquear la señal de la antena. Sin embargo, la integración de este material responde a una razón puramente estética, que no está mal, si no fuera porque otros detalles estropean el diseño.
Si hay una nota discordante en el diseño del Wiko Robby, esa es sin duda el marco que rodea la pantalla. Es de plástico pero tiene acabado de metal cromado, y esta vez la trampa se nota mucho. La diferencia mate-brillo chirría y la forma del borde rompe con la curva que describe la carcasa.
El marco cromado se ensancha ligeramente en los bordes superior e inferior para dejar espacio a una pareja de altavoces frontales que recorre la anchura del terminal como una línea de puntos. Un detalle a destacar es que el Wiko Robby es reversible. El micrófono y el auricular están duplicados de forma que se puede contestar una llamada sosteniendo el móvil en cualquier posición.
Hablando de sostener, el Wiko Robby es un terminal bastante aparatoso, pero la forma de bordes y esquinas redondeadas hace que sea más cómodo de manejar. A pesar del desafortunado marco cromado, no hay ninguna arista que se nos clave en la mano, es su peso lo que resulta más molesto en el manejo diario. 185 gramos con la batería incluida no es precisamente ligero, claro que con una superficie de 155 x 79,1 milímetros y un grosor de 10 milímetros en la parte más gruesa, tampoco se puede esperar un peso pluma.
La trasera curvada es un punto a favor de la ergonomía, y de paso deja espacio para una batería más grande, pero tiene un inconveniente. Si manejamos el teléfono mientras está apoyado sobre la mesa, la forma redondeada de la espalda hace que el terminal se balancee cuando tocamos la pantalla y puede llegar a ser bastante molesto, aunque esto quizás sea una manía personal.
El diseño del Wiko Robby es más de lo que se le puede pedir a un móvil de poco más de cien euros, pero es muy mejorable. Ese afán por parecer más "premium" de lo que es no le hace ningún favor, más bien levanta un tufillo a quiero-y-no-puedo que podía haberse evitado con un diseño menos efectista.
Pantalla: experiencia visual a la altura
Pantalla IPS de 5,5 pulgadas con resolución HD (1.280 x 720 píxeles) y una concentración de 267 puntos por pulgada. No son cifras muy alentadoras, sobre todo si estamos acostumbrados a manejar dispositivos con resoluciones mucho más altas. Sobre el papel, la pantalla no es nada del otro mundo, más bien justita, pero en la práctica está a la altura de lo esperado.
El Wiko Robby es un terminal para los que buscan una pantalla grande al precio más bajo y en este sentido cumple con nota. El panel ofrece un buen equilibrio entre tamaño y resolución y en general la experiencia visual es satisfactoria.
Evidentemente, la pantalla palidece en cuanto la ponemos al lado de una FullHD o QHD, pero si queremos un terminal de primer precio hay que hacer concesiones, y el Wiko Robby aprovecha de maravilla esos 1.280 x 720 píxeles. Las imágenes son nítidas y el nivel de brillo es relativamente alto -sólo cuando estamos a plena luz del sol puede darnos un poco de guerra por culpa de los dichosos reflejos.
Volviendo al tamaño, ya hemos dicho que el Wiko Robby es un smartphone grande, más de lo que esperamos en un móvil con pantalla de 5,5 pulgadas, y lo es porque el ratio de pantalla es de tan sólo el 68%. La pantalla queda encajada dentro de un perfil de tres milímetros en los laterales y casi un centímetro y medio por arriba y abajo, haciendo que el conjunto se agrande considerablemente.
Sonido: la potencia sin control no sirve de nada
Wiko pone acento en el sonido con este modelo. Ya hemos dicho que lleva dos altavoces en la parte frontal, arriba y abajo de la pantalla, pero además Wiko incluye el software Auro 3D para un sonido más envolvente.
La realidad es otra. Si lo que buscas es volumen, el Wiko Robby ofrece más que suficiente, tanto que puede llegar a ser estridente. El problema es que la calidad del sonido deja bastante que desear. Las frecuencias graves prácticamente desaparecen, dando paso a agudos casi insoportables cuando estamos reproduciendo música a todo volumen.
El sistema nos permite activar o desactivar la función 3D Sound desde Ajustes, y casi suena mejor si la quitamos. Esta función genera una especie de eco que crea una ilusión de profundidad, y de paso empeora la definición del sonido. Dentro del menú 3D Sound también varios preajustes para auriculares -dos para música y dos para voces-, además de una opción para comprimir la señal que mejor ni tocar.
El sonido metálico se mantiene cuando conectamos los auriculares que vienen incluidos en la caja, y tampoco mejora cuando los usamos como manos libres en una llamada. La mejor aportación de los auriculares es la antena para escuchar emisoras de radio FM.
La calidad del sonido vuelve a defraudar en el auricular del teléfono, o mejor dicho auriculares porque el terminal es reversible. Wiko ha duplicado tanto el micrófono como el auricular para que se pueda atender una llamada con el móvil bocabajo. Las llamadas se escuchan lejanas, sobre todo si estamos en un ambiente con mucho ruido y la voz sigue teniendo ese tinte metálico casi robótico.
Cámara rica en funciones y pobre en resultados
La cámara es otro aspecto delicado en terminales de primer precio y suele ser un chivato de las limitaciones técnicas. Con el Wiko Robby nos encontramos con un aprobado justito cuando las condiciones de luz son favorables, pero la definición de las imágenes se resiente en cuanto la escena es un poco oscura.
La cámara trasera monta un sensor de 8 megapíxeles capaz de grabar vídeos Full HD y su lente tiene apertura f/2.0. Los resultados son aceptables si la luz acompaña, pero las escenas con alto contraste ponen de manifiesto un rango dinámico muy limitado. El detalle se pierde en las zonas más oscuras, mientras que las altas luces aparecen a menudo quemadas. Los mejores resultados se obtienen cuando la luz es más difusa y no hay áreas de luces y sombras muy marcadas.
La luz es clave para conseguir fotos medianamente aceptables. El ruido hace acto de presencia y el enfoque se traba con facilidad en escenas con poca iluminación, en las que conseguir una imagen mínimamente nítida requiere bastante pulso, o directamente echar mano del flash LED, que por cierto también incluye la cámara delantera.
Para la cámara frontal, Wiko ha apostado por un sensor de 5 megapíxeles y lente f/2.4. Además del diodo LED, también incluye un modo de belleza que permite configurar hasta tres intensidades y modo de selfie panorámico.
La aplicación es la cámara es bastante completa, tanto en ajustes como en modos de disparo. No hace milagros, pero el software que acompaña este Wiko Robby da más posibilidades de cara a conseguir resultados específicos y solventa algunas de sus carencias.
El problema del contraste mejora con el modo HDR. Aunque eso sí, hay que contener la respiración porque se toma su tiempo.
El modo nocturno no lo hace tan bien. Puede ayudar en escenas oscuras, pero cuidado con forzarlo mucho. Consigue aclarar la toma considerablemente, eso no se puede negar, pero el nivel de ruido que genera es directamente insoportable.
De todos, el que resulta más interesante es el modo profesional, que toma prestado el diseño de anillos concéntricos que ideó Nokia hace unos años con su app Pro Camera. Con esta función se pueden ajustar exposición, enfoque, sensibilidad ISO, balance blancos y saturación.
Rendimiento: aprobado raspado
A pesar de su tamaño y diseño con tintes premium, el Wiko Robby es un móvil básico, así nos lo recuerda su memoria RAM de tan sólo 1 GB. El procesador es un Mediatek MT6580, un chip para equipos de gama de entrada que se compone de cuatro núcleos Cortex A7, mientras que el apartado gráfico corre a cargo de una GPU Mali 400MP.
Las puntuaciones benchmark obtenidas por Wiko Robby han sido, en general, bastante bajas. Al comparar resultados con otros dispositivos, este phablet suele aparecer en los últimos puestos del ranking, a menudo por detrás de modelos de generaciones anteriores.
Benchmarks WIKO ROBBY | |
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Vellamo | Chrome Browser: 1.704Metal: 746Multi-core: 1.150 |
AnTuTu | 24.238 |
Epic Citadel | 38,7 fpsResolución: 1.200 x 720 px |
3D Mark | Extreme: 1.972Unlimited: 2.920Normal: 3.210 |
PC Mark | Work performance: 2.612Storage: 2.094 |
GeekBench 3 | Single-core: 354Multi-core: 1.133 |
Aunque los benchmark nos dan una buena idea del lugar que ocupa con respecto a otros equipos, no son definitivos. Números aparte, el Wiko Robby ofrece una experiencia de uso bastante buena y el Mediatek MT6580 resuelve la mayoría de tareas de forma fluida. Le cuesta un poco con las más exigentes, por ejemplo con un juego muy pesado como Asphalt 8 -te dejará jugar, pero los tiempos de carga se prolongan más de lo normal.
El Mediatek MT6580 ejecuta la mayoría de tareas de forma fluida, pero no consigue librarse del dichoso lag.
A pesar de todo, no consigue librarse del dichoso lag y los típicos fallos en la interfaz, sobre todo cuando saturamos la memoria RAM, que no cuesta demasiado. Si empezamos a cargar nuevas tareas en segundo plano el comportamiento empieza a ser más errático, todo va más lento y en alguna ocasión hay cierres inesperados.
Hace unos años los gama alta llevaban 1 GB de memoria RAM y era más que suficiente, pero hoy se queda muy corto y en Wiko lo saben. Para compensar este apartado, la compañía ha incluido algunas apps centradas en optimizar el equipo, lo que nos lleva al apartado del software.
Software: Android 6.0 con una personalización sutil
Lo primero que me encontré al encender el Wiko Robby fue el mensaje de actualización disponible a Android 6.0 Marshmallow. Esto no debería ser un punto positivo sino un requisito, pero la realidad es que las últimas versiones de Android son casi un lujo en un móvil de su nivel.
Wiko apuesta por una personalización bastante ligera, con apenas unos pocos iconos customizados y, eso sí, funciones adicionales.
En la pantalla de inicio encontramos la más importante: Phone Assist. Sí, se trata de una herramienta desde la que podemos gestionar distintos apartados como los modos de ahorro de batería, las notificaciones, los permisos y actualizaciones. También nos deja configurar una lista negra con contactos bloqueados y elegir las apps por defecto.
Pero la función principal de Phone Assist es optimizar el teléfono, o lo que es lo mismo, cerrar los procesos abiertos en segundo plano para liberar RAM. El Wiko Robby también trae instalada otra app, o mejor dicho un acceso directo, llamado Limpieza total, con el que se cierran procesos con un sólo toque. Pero ahí no queda todo, también han incluido Clean Master, uno de los liberadores de RAM más populares.
En Xataka Android ya se ha tratado el tema de los liberadores de RAM y su efectividad. La realidad es que muchos de esos procesos que se cierran al "optimizar" vuelven a abrirse inmediatamente, con lo que nos quedamos igual que estábamos y encima consumimos batería.
Como decíamos, Wiko decora la interfaz con unos pocos redondos con diseño en de colores planos y degradados, pero la personalización se queda ahí. Cuando entramos en esas apps, la mayoría muestran la versión stock de Android -es el caso de Contactos, Calendario, Teléfono o Galería. El menú Ajustes también mantiene la apariencia original de la plataforma.
Wiko también incluye algunas funciones adicionales a las que bautiza como Acciones Inteligentes. Dentro de este menú encontramos acciones clásicas como el doble tap para activar la pantalla o el doble clic en el botón de inicio para bloquearla. También cuenta con otras como bocabajo para silenciar o contestar directamente a una llamada si nos acercamos el móvil al oído.
En el apartado de Gestos Inteligentes se pueden configurar distintos accesos a aplicaciones que se realizan con la pantalla apagada. Por ejemplo si dibujamos un círculo sobre la pantalla se abrirá la cámara y si dibujamos una C accederemos al teléfono.
Autonomía, ser grande tiene sus ventajas
La autonomía es uno de los puntos fuertes de los phablets, que aprovechan su gran tamaño para integrar baterías de mayor capacidad. La del Wiko Robby tampoco es nada del otro mundo, 2.500 miliamperios podrían llegar a quedarse justos en un phablet de gama alta, pero aquí se traducen en menos visitas al enchufe.
Este apartado está condicionado por el uso que se le da al terminal y el Wiko Robby ha llegado a estirar la carga durante dos días completos, siempre que echemos mano de la conexión WiFi cuando sea posible. Además del modo Doze que trae Android 6.0 Marshmallow, la app Phone Assist incluye un modo eco que se activa cuando la carga es baja y sólo da acceso al teléfono, mensajes y alarma.
Wiko recomienda recargar la batería con el cargador original con la promesa de una mayor rapidez, aunque no destaca precisamente en este apartado. Lo que sí que llama la atención es que el MicroUSB se ha colocado del revés.
Wiko Robby, la opinión de Xataka Android
El tamaño de pantalla medio en smartphones ha aumentado de forma considerable en los últimos años. Ya casi no se lanzan teléfonos por debajo de 5 pulgadas, incluyendo la gama media y, en ocasiones, también la de entrada. Terminales como el Wiko Robby ponen las pantallas grandes al alcance de todos los bolsillos, pero también nos recuerdan que no se puede tener todo, y es que lo barato tiene una cara menos amable.
Cumple con lo primordial, eso sí: una pantalla grande y lo suficientemente nítida como para emular esa experiencia phablet que se busca, pero lo hace a costa de recortar en el resto de apartados.
El precio de 130 euros puede excusar algunas carencias, como la integración de una cámara más básica, la mala calidad del sonido o la ausencia de conectividad 4G, pero en el Wiko Robby son demasiadas y acaban por mermar la experiencia de uso (sobre todo esa memoria RAM tan ajustada).
Pero lo que nos quita en hardware, Wiko nos lo quiere devolver en software. Así lo hemos visto en los múltiples optimizadores de memoria que vienen instalados de serie y la completa aplicación de la cámara. El diseño "metálico" es otro detalle que pone de manifiesto ese intento casi desesperado de ponerse de puntillas para asomar la cabeza entre el saturado escaparate de móviles low-cost. Un intento interesante, pero no lo suficientemente contundente.
6.6
A favor
- Pantalla amplia
- Buena autonomía
- Android 6.0 y funciones adicionales
- Precio ajustado
En contra
- Cámaras de baja calidad
- No lleva 4G
- Diseño demasiado aparatoso
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