Llevo un mes con el Nothing Phone (1) y no puedo estar más contento: usarlo es disfrutarlo, es un teléfono que da mucho más de lo que parece. En este sentido, me parece bastante similar a los Google Pixel. De hecho, con el Nothing Phone (1) hasta olvido mis propios Pixel: creo que éste también es un valor del primer móvil de Nothing.
Los Google Pixel son móviles carismáticos que sobresalen a una hoja de especificaciones petada de cifras: es la experiencia global con ellos lo que realmente aporta valor a quien tiene la suerte de poseer uno. Y es justo lo que ha logrado Nothing con su primer smartphone, al menos bajo mi opinión: es un móvil redondo que no desmerece en uso, potencia y software. Con su punto extra de carisma reconocible, algo muy importante para destacar.
La esencia de un teléfono no es su hoja técnica
Enfrentarse a decenas de novedades casi cada semana no es sencillo, en especial porque resulta imposible asegurar que un móvil es mejor que otro si no se prueba en profundidad. Y, dado que para eso se necesita tiempo y tener acceso al teléfono, lo más sencillo es comparar las hojas de especificaciones. Sí, también yo valoro que un móvil es mejor que otro comprobando lo que trae bajo el capó. Hasta que lo pruebo.
A lo largo de los años, y tras incontables análisis, los móviles que más me gustaron no fueron precisamente los más potentes del momento. Es esa conjunción entre diseño exterior, diseño del software, aplicaciones propias incluidas y sí, hardware, lo que hace a una marca distinguirse entre el resto. Por eso me parece tan positiva la irrupción de Nothing en el mercado: pese a lo difícil que resulta destacar en un mercado que acusa saturación, en Nothing se tomaron en serio lo de ofrecer algo más que hardware. Bastante más.
Me gusta mucho la estética de su capa. Limpia, es muy similar a la de Google con sus Pixel (este punto me parece un acierto) y mantiene un estilo personal que le aporta carisma al Nothing Phone (1). Esta aparente simpleza, junto a la fuente de letra punteada tan característica (debería estar más presente en el sistema y no cómo mero elemento decorativo), hace que "trastear" con el móvil me traslade a los primeros tiempos de Android. Sin decenas de ajustes ocultos, con una navegación sin complicaciones, sin que se aleje de los valores fundamentales del sistema. Aunque claro, esto también tiene su lado negativo.
El launcher de Nothing es tan sencillo que no me permite ajustar algunas funciones que a mí me parecen básicas. Por ejemplo, que no pueda personalizar la rejilla del escritorio y del cajón de apps para poner el número de filas y columnas que yo quiera me pone nervioso.
Tampoco me gustan los dos enormes globos en los ajustes rápidos donde se agrupan las conexiones; que te obligan a desplazarte de manera horizontal para alternar entre el WiFi o las redes móviles, por ejemplo. Pequeñas pinceladas que querría cambiar, como de cualquier otra capa. Y que un lanzador de Google Play no me soluciona, ya que, por el camino, se pierde la esencia del Nothing Phone (1).
Ese esfuerzo por desarrollar una capa limpia, sin artificios y con detalles exclusivos de la marca también se encuentra en los Google Pixel. El paralelismo me parece bastante claro. Y sin que Nothing se haya conformado con hacer de la sencillez el principal valor de su teléfono, que la empresa se decidió a innovar en la manera de presentar las notificaciones.
No todo es hardware, pero gran parte sí
El Nothing Phone (1) no se mueve en la línea de los móviles de gama más alta, tampoco lo pretende. De hecho, su coste sitúa el teléfono en una zona delicada donde sólo destacan aquellos que ofrecen mucho a un precio ajustado. Sin ser barato, porque no lo es, sí creo que mantiene la máxima, la de incluir más por menos.
El hardware del teléfono me parece perfecto para cualquier necesidad, ya se busque una experiencia multimedia superior como el aguante durante un duro día de trabajo. Su procesador no es el más potente. De hecho, por el precio pueden conseguirse móviles con un SoC bastante más capaz. Aun así, es la conjunción de todos los elementos lo que hace bueno a un producto, no un componente en solitario. En este sentido, el Snapdragon 778G+ orquesta a la perfección la sinfonía que se produce en el interior del Nothing Phone (1).
No se traba, funciona a las mil maravillas, su batería aguanta de forma notable (el sistema me parece muy bien optimizado para la autonomía) y sí, la "Glyph interface" le aporta ese toque único que termina por darle carisma. Lo de las lucecitas.
Me gusta mucho el diseño transparente por más que no se vean de verdad las tripas del teléfono, no entiendo por qué se abusa de las traseras de color con degradados y reflejos. El Nothing Phone (1) es un móvil que se distingue perfectamente por detrás. Sobre todo cuando entra una llamada y se enciende como la sección de luces del Ikea. Personalmente, los LEDs traseros no los he usado más que como curiosidad, pero sí hay un detalle que me gusta: la luz de relleno para retratos cercanos. Darle la vuelta y ver el nivel de recarga también me parece útil.
Con carga inalámbrica en un nivel de precio donde no es habitual (ni siquiera el Google Pixel 6a la trae de serie), incluye una pantalla AMOLED de excelente calidad con 120 Hz de tasa de refresco, carga rápida de 33 W (sin cargador en la caja, esto me parece discutible) y una cámara que me sorprendió desde el primer momento.
No me esperaba que el Nothing Phone (1) hiciese tan buenas fotos, éste es otro motivo por el que no echo de menos el Pixel estando con el Nothing: las tomas son de muy buena calidad en la mayoría de condiciones. Y la empresa no ha dejado de mejorar sus cámaras, me han llegado varias actualizaciones que fueron optimizando progresivamente el procesado.
Actualizaciones, en esto sí que echo de menos el Pixel
Con el Nothing Phone (1) tengo una experiencia única y sin artificios, ya lo comenté. Diseño característico en exterior e interior, un hardware que se mantiene a un gran nivel para lo que vale el teléfono y que evidencia lo bien que puede funcionar un smartphone que se queda un escaloncito por debajo de la extrema potencia. Ahora bien, lo de aplazar Android 13 hasta 2023 me parece un error que pone en riesgo todo el trabajo muy bien hecho.
Tiene un software bastante limpio, Nothing sólo debe preocuparse de actualizar el Phone (1) y Android 13 lleva ya desde agosto en su forma estable. Sé que mantener un teléfono no es precisamente sencillo, sobre todo para una empresa pequeña, pero no me parece una excusa suficiente como para no ofrecer una velocidad de actualización más rápida. Eso sí, sólo en versiones de sistema: el Nothing Phone (1) se mantiene bastante al día en parches de seguridad (a fecha de escribir este artículo tengo el parche de septiembre).
Tres años de actualizaciones clave de sistema (los mismos que los Google Pixel) y cuatro años de seguridad (uno menos que Google), me parece una buena apuesta por más que debiera ser algo más amplia. Y conjunta con el resto de dedicación puesta en el teléfono: aunque el Nothing Phone (1) no sea perfecto, sí ofrece mucho más de lo habitual en el segmento de precio donde se mueve. Para ser el primer modelo, no creo que sea un mal comienzo. Más bien al contrario.
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