Apple presentó el iPhone con sólo un botón físico de control, Google creó Android para que se manejase con un mínimo de cuatro. Y tenía todo el sentido
Caminamos hacia un mundo donde los móviles inteligentes carecerán de botones, incluso terminarán perdiendo el de encendido y el de volumen. Superficies táctiles, falsos botones que ofrecerán la sensación de apretar por vibración y hasta deslizadores para subir y bajar el nivel de sonido que sólo aparecerán en pantalla: la evolución camina a eliminar todos los orificios del teléfono para así hacerlo estanco ahorrando espacio en el interior. Pero hubo un tiempo en el que no fue así.
Los ejercicios de nostalgia van bien para poner en perspectiva todo lo que ha cambiado cualquier ámbito, que los años jamás pasan en balde ni para nada ni para nadie. En el panorama tecnológico, podemos comprobar lo mucho que ha cambiado la interacción con los dispositivos: de ofrecer botones físicos para gestionar el control a introducir pantallas táctiles que han sustituido la mayor parte de las teclas. En los smartphones puede apreciarse la evolución, no en vano en Android sobreviven los botones de volumen y de encendido de los más de cuatro con los que partió. Recuerdo bien lo que era aquello.
De simplificar botones a eliminarlos
Mi primer móvil Android fue una HTC Magic con nada más y nada menos que cuatro botones de control, dos para las llamadas y el mítico trackball central que también aceptaba la selección en pantalla (y que se iluminaba con las notificaciones, cómo lo hecho de menos). Este conjunto de elementos hacía posible controlar el teléfono tocando la pantalla táctil y también sin tocarla; lo que ampliaba las opciones, porque a menudo era más cómodo gestionar el Android primigenio desde los botones que haciendo uso del panel capacitivo.
Google arrancó con una visión bastante cercana a las BlackBerry, ofreciendo distintos botones físicos que permitían moverse por todo el sistema. El botón de regresar al inicio era básico, también el de retroceso. Igual que el de menú: permitía desplegar la ventana de acciones fácilmente sin tener que buscar los tres puntos actuales. Porque, ¿cuántas veces has perdido tiempo en una aplicación mientras buscabas el acceso a su menú? El botón físico facilitaba la tarea.
Con la aparición de la Motorola Xoom y Android Honeycomb, uno de los mayores cambios a nivel de interfaz que ha sufrido Android en su historia, los botones físicos firmaron su sentencian de muerte. La Xoom fue una adelantada a su tiempo, un dispositivo que pasó sin mucho éxito por el mercado y que, sin embargo, cambió el devenir de todos los Android que vendrían después. No siempre para bien.
Los botones en pantalla funcionan bien siempre que existan unas normas claras y obligatorias para el desarrollador. El menú de navegación en Android se respeta, pero no las reglas en lo que a presentación de menús se refiere: no siempre aparecen en la parte superior derecha, pueden ser tres puntos o tres líneas horizontales, quizá estén escondidos en una ventana flotante del lateral. Con botones físicos era otra historia: siempre se encontraban en el mismo sitio, ejecutaban las mismas acciones con independencia de la app y se evitaba tener que repetir una acción en pantalla. Con otro detalle que me parece muy importante: los botones físicos favorecen la accesibilidad de los dispositivos.
Los botones físicos no van a volver, eso está claro: el futuro a corto plazo apunta a su completa desaparición. Y es una lástima, porque con cada uno que fuimos perdiendo también desaparecieron las opciones de uso extendido que aportaban. Porque, si muchos móviles rugerizados se empeñan en mantener los botones físicos, ¿no sería posible recuperarlos en el resto de smartphones? Y Sina petición algo menos imposible: ojalá no terminemos perdiendo los botones de volumen y de encendido.
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