Algunas compañías tecnológicas a veces despiertan sospechas con el software preinstalado sin que el usuario lo sepa. Lo vimos hace poco con Lenovo y hace unos días Bluebox, una firma de seguridad dedicada a dispositivos móviles, hizo salta la liebre con el Xiaomi Mi4. Según ellos, venía con software malintencionado sin que el usuario final lo supiera.
Publicado este informe, Xiaomi salió a la palestra para aclarar la polémica y dejar claro que el terminal que había analizado Bluebox se trataba de una falsificación. Nada de palabras sin más, el fabricante chino ha puesto datos sobre la mesa para demostrar que no ponen software de ese tipo y además pasan los correspondientes certificados de Google.
Según el informe original, ya ha sido editado, MIUI no es una versión de Android "real". Algo que ha desmentido la propia Xiaomi ya que sus teléfonos respetan Android CDD (la documentación de compatibilidad) y pasan todos los tests CTS para corroborar que, efectivamente, son un dispositivo Android más, al margen de que luego MIUI diste mucho en apariencia del resto de terminales.
Finalmente Bluebox ha tenido que recular y reconocer que el Mi 4 analizado era una falsificación del terminal que Xiaomi vende en su tienda oficial. Probablemente la unidad fuera la misma pero adquirida a través de proveedores no oficiales donde el software podría haber sido manipulado para introducir el malware detectado.
Puede sonar a una obviedad pero siempre que vayamos a comprar un Android, ya sea un teléfono o un tablet, es importante hacerlo en tiendas y distribuidores de confianza. No solo ya para evitar estafas o que el producto no nos llegue finalmente sino también que no venga con software malintencionado preinstalado.
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