Ayer tuvimos una presentación muy interesante del nuevo flagship de HTC, el HTC 10. Y hemos visto una renovación total respecto a lo que nos venía ofreciendo en el pasado, con unos resultados decepcionantes.
¿Es esta renovación el revulsivo que necesitaba HTC para volver a lo más alto del panorama Android? ¿Será un éxito de ventas que devuelva a HTC a la senda de la rentabilidad que tanto necesitan? ¿O estamos ante un nuevo fracaso de la marca taiwanesa?
HTC 10, un móvil puntero...
Es innegable que HTC ha lanzado un producto sobresaliente, al menos sobre el papel y que en las primeras impresiones despunta. A falta de analizar con profundidad la cámara estamos ante un terminal redondo.
Lo primero que ha hecho es renovar las líneas, que ya estaban muy manidas desde hace unos años. Ahora tenemos un móvil más limpio, sin renunciar a la carcasa metálica con la que pocos fabricantes se atreven, con unas líneas más acordes con la actualidad. Renuncia, por fin, al logo en el frontal y a los botones capacitivos.
Y al terminal no le falta de nada: potencia, apostando por el chipset del momento, el Qualcomm Snapdragon 820; memoria RAM de 4 GB; versiones de 32 y 64 GB sin renunciar a la tarjeta de expansión de memoria SD; sensor de huellas en la parte frontal; microUSB tipo-C; y una cámara que, sobre el papel, competirá, de nuevo, en la gama más alta.
...pero sin innovaciones disruptivas
Pero, siempre hay un pero, este HTC 10 no trae innovaciones disruptivas. Y no es porque en HTC no sepan innovar, es porque desde hace unos años no las hay, en ningún fabricante. La última gran incorporación a los móviles han sido los lectores de huellas y ahora hasta algunos gamas bajas lo llevan.
Este es un problema de la industria en general. Cuando cualquier terminal es capaz de llevar una buena cámara (Sony vende muy buenos sensores), un buen procesador (tener el Snapdragon 820 es cuestión de pagarlo) y en general las especificaciones son muy parecidas, diferenciarse es muy complicado.
Ante esta ola de comoditización de los teléfonos móviles lo que hemos visto aparecer es una nueva supergama media: teléfonos con especificaciones punteras, con algún compromiso, eso sí, y a unos precios un escalón por debajo de los tope de gama. Es decir, lo que hemos visto es una bajada de precios en todas las gamas, con unos pocos que resisten.
HTC sigue manteniendo su política de gama alta
En cambio HTC sigue apostando por sacar un terminal al año de gama alta con unos precios alrededor de los 800 euros, como parece que solo Samsung y Apple logran rentabilizar. Es cierto, HTC no hace en este HTC 10 compromisos, se aleja así un paso de la supergama media pero a costa de un precio superior.
Esta política de HTC es clave para su supervivencia. La competencia de marcas chinas es brutal, con productos de alta calidad y precios muy competitivos. Si se decide bajar a la siguiente gama la competencia es durísima y los márgenes menores. En el top hay menos gente, es cierto. Pero no por ello deja de haber mucha competencia.
HTC lo tiene complicado
El problema de HTC es que ha sacado un terminal muy interesante justo cuando Samsung ha sacado un terminal redondo, a precios parecidos, con mucha más inversión en marketing y con algún añadido como la resistencia al agua.
Tampoco hay que olvidar que Apple ha lanzado el iPhone SE, un terminal algo más económico que puede hacer daño a Android por abajo. Y por supuesto, quien esté mirando con deseo el HTC 10 también tiene una supergama media que tienta, por ser más ajustada de precio.
HTC lo tiene complicado. Ha sacado un producto muy interesante pero en un momento en que la competencia es muy dura. La comoditización de los móviles Android es evidente, y ahí HTC intenta destacar, con la pega de que otras marcas potentes intentan hacer lo mismo. Y creo que en ese contexto lo tiene muy complicado.
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