"¿Qué te pasa Samsung? ¡Tú antes molabas!" Eso es precisamente lo que estoy pensando ahora mismo mientras empiezo a escribir estas líneas, y también es lo que seguramente os pasa por la cabeza a muchos de los que habéis estado acompañándonos durante el Samsung Unpacked.
No es del descafeinado evento del que queremos hablar, aunque es verdad que la presentación de los Samsung Galaxy Note 5 y Samsung Galaxy edge+, nuevas y rutilantes estrellas de la galaxia coreana, no ha podido ser más aburrida. Lo que queremos es analizar ahora, ya en frío y con todos los datos en la mano, qué supone este Galaxy Note 5 para una Samsung que, sin duda, ha querido ratificar el cambio de rumbo iniciado este año con su terminal más avanzado.
El inicio de 2015 traía a Samsung aires renovados, y buscando quitarse ese sambenito de fabricante de "cacharros plasticosos" con orgullo llegaban los coreanos a un Mobile World Congress que ya esperaba al nuevo Galaxy S6 con todos los honores, pero que además recibió con sorpresa a un llamativo, bonito y altamente alabado Galaxy S6 edge.
Sin embargo, y a pesar de la positiva crítica, el Galaxy Note 4 se mantuvo impasible en la sombra mientras los destellos del cristal engastado en un marco metálico rompían las señas de identidad que habían mantenido a Samsung en la cabeza del catálogo Android.
El que quiera un Samsung de verdad en 2015, pues debe comprarse el susodicho Galaxy Note 4. Es opinión mía, no nos engañemos, pero sí, lo digo sin tapujos, porque para mí el Note 4 ha sido y todavía es el mejor smartphone fabricado por Samsung desde que la compañía empezase en esto de los smartphones.
¿Queríamos materiales premium? Sí hombre, claro, a nadie le amargan los dulces... pero no los queríamos a cualquier precio, y el Galaxy Note 4 nos trajo un marco metálico con una trasera de acabado realmente conseguido que, ¡oh sorpresa!, no evitaba una expansión de memoria básica en un dispositivo dirigido a la productividad, ni una carcasa extraíble que era seña de identidad en el fabricante coreano.
Y llegó el cristal, se encontró con el metal, y lo cambiaron todo... ¿o no fue esto?
No ha inventado Samsung la rueda con sus nuevas líneas de diseño, pues hace ya un par de años que Sony presentaba un Xperia Z construido engastando varias piezas de cristal Dragon Trail en un chasis de fibra de vidrio. Revolucionario en su tiempo, precioso, pero mejorable como han demostrado los siguientes Xperia Z.
Igual de mejorables que eran también los diseños del Samsung Galaxy S5 y del Galaxy Note 4, sin duda, pero es que los cambios a veces hay que pensarlos en frío. Ya sabemos que nunca llueve a gusto de todos y no vamos a mentir, los Galaxy S6 y Galaxy Note 5 son muy bonitos, pero a ver, ¿a qué usuarios los dirige Samsung?
¿A los que compraban un Galaxy S o Galaxy Note porque significaban la vanguardia del mercado sin concesiones, o a los que prefieren un iPhone porque en él todo "es más sencillo" o todo "es más bonito" o "simplemente porque es de Apple"?
Precisamente esto último ha debido ser lo que ha llevado a los coreanos a tomar la decisión de apostarlo todo al diseño y cambiar el tipo de usuario al que dirigir su gama alta, y es que la liga de Apple es muy jugosa.
La firma con base en Cupertino puede permitirse la licencia de mantener sus márgenes altísimos, y es que juega con la ventaja -objetiva o subjetiva- de que sus productos valen más de lo que cuestan a ojos del gran público. Y realmente esto es lo que Samsung quiere para sí.
Una estrategia más que discutible
Ya tenemos carnaza para discutir durante mucho tiempo con el cambio de rumbo de Samsung, que busca un tipo de usuario diferente pero manteniendo un discurso parecido al que utilizaba cuando los usuarios éramos nosotros, esa marabunta de gente cabreada que mira al Note 5 con recelo.
Pero vaya, no sólo los dispositivos y su concepción han cambiado, !y es que a Samsung nos la han cambiado entera! El gigante que maravillaba al mundo con su capacidad de producción sin fin y sus lanzamientos globales ha optado esta vez por, según ellos, leer el mercado para adaptar a cada país los dispositivos que llegarán. Y en este punto voy a tener que parafrasear a mi compañero David activando el "ironic mode": Samsung, has leído Europa perfectamente.
Seguramente podemos ser los más piratas, lo dice la NSA y por qué no creer a tan importante agencia norteamericana, pero también somos uno de los mayores consumidores de smartphones del mundo, así que no me creo nada de esa decisión de márketing que indica que el Galaxy S6 edge+ se adapta mejor a nuestras necesidades.
Lo más probable es que la capacidad de producción haya lastrado a Samsung hasta el punto de tener que justificarse de alguna manera con la decisión de dirigir sus nuevos terminales a mercados concretos, retrasando una más que probable llegada del Galaxy Note 5 a nuestras tierras.
Ya lo veremos, y sinceramente, esperamos que así sea...
La productividad es la que ha salido más quemada
Y al final, la peor parte se la lleva quien menos merecía, pues la productividad es precisamente la razón de ser de un dispositivo como el Samsung Galaxy Note, con su realmente impresionante S-Pen y toda la suite de software que le acompaña, y al final ha sido la peor parada de un cambio de diseño quizás excesivamente radical.
En un smartphone como el Galaxy S6, o por extensión el S6 Edge, puedo entender que efectivamente se busque un cambio radical que dé otro aire a una gama alta venida a menos en detrimento de los phablets. Ahí sí que es posible encontrar un público que quiera un terminal de acabados exquisitos como ese, aunque haga falta renunciar a ciertos aspectos de menor importancia.
El caso del Galaxy Note 5 es especial, porque su público objetivo está en los negocios y en los usuarios más avanzados, aquéllos a los que seguramente 32 GB se les queden pequeños, y más que probablemente 64 GB también. Mi caso por ejemplo es que los 32 GB del Note 4 están al 80%, más la tarjeta de memoria microSD de 64 GB que está casi al límite.
Es imposible justificar entonces el lanzamiento de un terminal dirigido a la productividad no ya sin expansión de memoria, que si me la das interna no me hace falta, pero es que la firma coreana se ha cargado de un plumazo el modelo de 128 GB, versión que entendemos sería la más demandada en un dispositivo de estas características.
¿El precio escucho ahí al fondo? ¡Pero si los últimos gama alta de Samsung han estado entre los 800 y los 1.000 euros! Además, tampoco es tan caro ni descabellado introducir un slot microSD en el marco, ¿o acaso no se ha metido el slot nanoSIM? Hay más teléfonos en el mercado con los slots en el marco, así que no cuela.
Y ya estamos obviando a la trasera extraíble que permita sustituir fácilmente y a coste reducido una batería que sufrirá sobremanera en el uso intensivo que pueda darle cualquier ejecutivo o usuario avanzado, personas que al final son el público objetivo al que se dirige este Note 5. Una batería que por cierto no crece, y se queda en los 3.000 mAh que ya alcanzan smartphones con diagonales de pantalla menores.
No me imagino alguien que se dedique a la edición multimedia y maneje ficheros de varios GB pensando en que el Galaxy Note 5 le sacará las castañas del fuego con tanta limitación de espacio, ni tampoco a un directivo de una empresa que utilice el móvil durante sus 8 horas o más de jornada viviendo pegado a una toma eléctrica que además destrozará su batería en 3 meses sin posibilidad de un cambio sencillo.
Sea como sea, sabemos que el Galaxy Note 5 sigue siendo probablemente el mayor ejemplo de innovación del mercado smartphone, y seguramente también el teléfono móvil más avanzado del mercado, aunque tenemos serias dudas de que Samsung haya acertado con el cambio radical que ha querido ratificar manteniendo las líneas del Galaxy S6 a toda costa.
No era complicado mejorar el Galaxy Note 4 con un marco metálico más redondeado y de mejor tacto, un lector dactilar que no necesite arrastrar el dedo no estaría mal tampoco, así como cambiar la posición del altavoz que estaba colocado en la trasera, pero se podría haber mantenido una trasera extraíble buscando materiales más vistosos: ¿bambú? ¿cuero? ¿otra vez plástico con textura?
Con todo, mi conclusión es que el Samsung Galaxy Note 5 es un buen smartphone, de eso no cabe duda, pero la enorme ambición que tenía la gama Note ha desaparecido empequeñeciendo su aura. Y eso Samsung, sí es preocupante.
En Xataka Android | Samsung Galaxy Note 5 y Galaxy S6 edge+, comparativa: ¿dónde se colocan entre la gama alta?
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