Este año los móviles de gama media han sido indiscutibles protagonistas en el mercado Android. Han sido ellos quienes han marcado el ritmo frente a unos buques insignias que este año no han sabido cautivar como en el paso. Smartphones más asequibles pero que han demostrado tener características y rendimientos muy buenos.
Hemos visto un montón de modelos y tras probar unos cuantos he diseñado un retrato robot de lo que pido a un terminal de estas características. Esta selección de puntos anda lejos de ser una lista de deseos fantasiosa donde se buscan imposibles a precios asequibles. Es, en esencia, un resumen de mi experiencia con todos ellos y lo que más he valorado en cada uno para así elaborar el que para mí sería un gama media ideal.
Funcional sobre diseño
El diseño es importante, no vamos a negarlo pero a la gama media le pido más algo funcional que un terminal de mírame y no me toques. No voy a menospreciar, claro, a los acabados estilosos del Xperia M4 Aqua o el marco metálico del Galaxy A5 pero prefiero algo más, si me permitís la expresión, de batalla. Que sepa que me va a aguantar bien y sea cómodo en mano.
No me importa que los marcos sean un poco más gruesos o que el material principal sea plástico. En este gama no es algo que valoro tanto y prefiero algo sencillo y que funcione a no tener que lidiar con metales que se calientan demasiado cuando el móvil está a pleno rendimiento o con cristales que tienden a resbalar en la mano y desafiando mis reflejos cada dos por tres.
Un rendimiento impecable en lo más básico
A estas alturas cualquier móvil Android debería poder ejecutar lo más elemental sin mayor problemas. No siempre es así y al menos en la gama media este debería ser el punto de partida. Si no va fluido a la hora de mover las aplicaciones del sistema ni tampoco con las que usamos de forma cotidiana, entonces tenemos un problema.
Entiendo que con los juegos más punteros no vaya a tener un rendimiento excelente y que todo se mueva de forma fluida pero hay algunos mínimos que se han de cumplir. Aquí la mayoría cumplen con nota aunque a Qualcomm no le ha terminado de salir bien del todo el Snapdragon 615, procesador de referencia este año para la gama media. Algunos tirones demuestran que todavía hay que optimizar las arquitecturas de 64 bits.
Los 16GB de ROM el punto de partida
Otro punto donde soy bastante intransigente. No quiero móviles de gama media con 8GB de memoria interna. Punto. La cantidad de espacio libre que deja, una vez configurado el terminal, es pírrica y en ningún caso es justificable que el primer día partamos de algo más de 1GB libre. Almacenar en la nube está bien pero hay cosas que no se deben dejar pasar.
He probado ambas configuraciones (8/16) y en los primeros me ha tocado que hacer unos cuantos malabarismos: no he podido instalar todas las aplicaciones que suelo usar y los avisos de poco espacio eran constantes. Con 16 iba más holgado y era suficiente pero si vamos a por un gama media, no podemos ir con memorias más propias de un gama de entrada.
El Full HD es opcional si la pantalla no es buena
En las pantallas el Full HD se ha convertido en un reclamo para los usuarios pero no debería convertirse en una trampa comercial. Full HD no es sinónimo de mejor calidad de pantalla y teniendo en cuenta que la mayoría de móviles tienen una diagonal de cinco pulgadas o menos, tener una densidad más alta no es una exigencia.
Donde sí que deben de dar la nota es en la calidad de la pantalla: colores naturales, buen ángulo de visión, temperatura de color ajustada... Por supuesto se puede tener resolución y calidad pero en mi opinión lo segundo es más importante ya que lo primero, en ocasiones, no es algo que se aprecie a simple vista. Calidad sobre cantidad.
La experiencia fotográfica es importante
Un aspecto que cada vez miran más los usuarios es la cámara. No solo para los autorretratos, los usuarios quieren capturar buenas fotos y ahí casi todos los gama media de este año han sabido dar un paso adelante y ofrecer buenos sensores, aunque el software de procesado en algunos casos hace aguas.
De nuevo, evitar el reclamo de que más megapíxeles es mejor. Se puede tener una buena cámara con 8mpx y cuando vayamos a comprar un móvil de este tipo, es conveniente revisar quién fabrica el sensor así como ver unas cuantas fotos de prueba. La cámara frontal, en la era de los selfies, también es un elemento a tener en cuenta pero la protagonista es la frontal y a día de hoy se puede ofrecer calidad suficiente.
El soporte es garantía de que volverán a ti
A estas altura ya debería quedar más que claro que el soporte y el apoyo a los usuarios que compran tu móvil es fundamental. Esta clave no solo se aplica a los buque insignias y tope de gama. Sentirte cuidado por el fabricante con actualizaciones frecuentes es muy positivo y veremos con el tiempo si todos los modelos que han salido este año siguen siendo relevantes para sus respectivos creadores.
Es complicado asegurar un ritmo de actualizaciones tan alto como el de Motorola o los Nexus por ejemplo, lo entiendo, pero hay unos mínimos, como saber con antelación si la nueva versión Android de turno va a llegar. El soporte técnico también entra en este apartado, claro y ahí casi todos cumplen con nota. Salvo que compres un terminal como un Xiaomi a través de una tienda online y ahí todo se enturbie un poco más.
No más de 300 euros, gracias
Los gama de entrada entendieron bien que el precio máximo no podía superar los 180/200 euros. El siguiente escalón, los terminales de los que estamos hablando hoy, no deberían ir más allá de los 300. Si suben un poco más, entran en una horquilla de precios un poco extraña donde se sitúan gama altas del año pasado en oferta o terminales tope de gama con precios muy agresivos, como el próximo OnePlus Two.
En cualquier caso, el precio debe estar justificado y debe convencer al consumidor para que pague la diferencia respecto a un gama de entrada. Ahora mismo las diferencias son palpables pero no está de más reforzar el mensaje para que no quepan dudas de que un pequeño esfuerzo económico significa dar un paso adelante.
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