El Galaxy S6 Edge+ es por fin oficial. Buenas noticias para los amantes de la línea Note —que también se renueva— que tras varias generaciones todavía no aprovechado al máximo ese S Pen incorporado. Se recupera entonces ese espacio y se añade la pantalla curva que da nombre a la línea Edge.
Samsung ha optado por dar respuesta a quienes buscan un teléfono grande y con un diseño llamativo, casi adictivo de mirar y tocar. Sin duda una apuesta atractiva pero, ¿de dónde viene esta gama de teléfonos y, más importante, hacia dónde va?
Llegó la tecnología
La tecnología de las pantallas flexibles de Samsung no es ni mucho menos nueva. Varios años llevamos viendo los conceptos de la marca, bajo el nombre de Youm. Los primeros prototipos llegaron poco después, e incluso nos hicieron soñar con dispositivos que pudieran plegarse.
Esta es una idea con la que Samsung sigue fantaseando a día de hoy, y que conservan en el horno bajo el nombre en clave de Project Valley.
Pero una tecnología no basta con saber fabricarla, sino hay que ser capaces de pulirla, reducir los costes de fabricación y llevarla a producción en masa, lo que no es siempre una tarea fácil.
Tras la espera, la exhibición
Desde aquellos años 2012-2013 ha llovido mucho y la tecnología ha madurado lo suficiente como para permitirnos equiparar en conceptos técnicos las actuales pantallas SuperAmoled flexibles como las que no lo son.
Hacia finales de 2013 llegaba por fin el Galaxy Round, un dispositivo real y a priori apuntando hacia Corea con el que Samsung sacaba músculo (todo hay que decirlo, frente al Flex de LG que empezaba a rodar simultáneamente). No era un teléfono rompedor, siquiera práctico al uso, pero servía a los coreanos para marcar la ruta y decir “Eh, aquí estamos”. No se explotaba demasiado el concepto, y apenas la curvatura de la pantalla era significativa.
Tras él y hace algo menos de un año Samsung presentaba el Galaxy Note Edge junto al Note 4. Este dio el primer baño de masas a las pantallas curvas, inaugurando además el apellido Edge que hoy nos trae aquí.
Si bien es cierto que el factor ‘wow’ era importante en este dispositivo —más bien añadía poco valor al usuario, llegando a restar puntos en algunos casos por temas de manejabilidad—, no fue lo suficiente para catapultar a la fama un teléfono que por características venía cargado.
Ahora sí. ¿Te gusta? Cómpralo
No fue hasta la presentación del Galaxy S6 en el pasado Mobile World Congress de Barcelona cuando un teléfono realmente incisivo ha tomado el relevo. El Galaxy S6 Edge llegaba con prácticamente el mismo alma que su hermano gemelo .
Ahora sí, estábamos en frente de un terminal con un diseño verdaderamente llamativo. Eso sí, para el que estuviera dispuesto a pagar hasta 150 machacantes extra por esa exclusividad en diseño.
Y no parece haberle ido mal a los coreanos con esta entrega (a pesar de que la utilidad que aporta esta variante no ha ido muy lejos): en general estas nuevas líneas de diseño estético adaptadas parece que gustan.
S6 Edge+, pura diferenciación ahora en 5.7 pulgadas
Como usuario de la línea Note por varias generaciones, el S Pen ha acabado —como para otros muchos, supongo— estando de más tras unas pocas semanas de uso. Extrañaba la idea de un gran teléfono de la marca sin este Pen, pero manteniendo lo mejor en características técnicas a la par que aprovechando mejor el espacio interno para organizar los componentes.
Aquí personalmente hubiera apretado más por el lado de ampliar la batería, aunque en Samsung toman el acercamiento por la vía de la estética: adelgazando el teléfono sensiblemente, de 7.6 a 6.9 milímetros.
Y es que en el Galaxy S6 Edge+ la pantalla viene curvada de forma idéntica a lo visto en el S6 Edge, por lo que el diseño es importante. Aquí hay un referente que no podemos dejar escapar: Samsung tiene la vista puesta en el iPhone 6 Plus. Así lo ha dejado patente en la presentación, donde afirman que el S6 Edge+ es más pequeño a pesar de tener una pantalla 0.2 pulgadas mayor.
Es fácil pensar en el Galaxy S6 Edge+ como un Note 5 teniendo un par de cosas en mente. La primera es que nos llevamos un terminal más ligero, más fino y más llamativo en general. La segunda, es que perdemos un el S Pen y algo de músculo por la parte que le toca a la suite de aplicaciones del Note (sí, RAM, te miro a ti).
Otro punto curioso con estos dos terminales es que la curvatura llega opuesta entre ambos. Mientras que en el Note 5 argumentan que tiene cristal curvado en su trasera para aumentar la comodidad, en el Galaxy S6 Edge+… bueno, para lucir hay que sufrir.
Edge, ¿el próximo estándar en Samsung?
Lo cierto es que los coreanos han dado respuesta con un terminal más estilizado que el Note 5 con un teléfono de pantalla curva, cuando podrían haberlo hecho mucho antes con una pantalla normal, simplemente apuntalando en materia de diseño.
Esta tendencia se acentúa en la marca en base a varios motivos: la madurez de estas pantallas curvas y la necesidad de diferenciarse en una gama alta de Android que es año a año cada vez más de lo mismo.
Es posible que, si los costes de fabricación lo permiten y este gimmick continua ganando adeptos, acabemos viendo una línea Galaxy S que continúa el rumbo por donde lo han dejado los últimos Edge.
En Xataka Android | Samsung Galaxy Note 5 y Galaxy S6 edge+, comparativa: ¿dónde se colocan entre la gama alta?