Mejorar las características de un Android con sólo cambiar un módulo del móvil no es ciencia ficción: el FairPhone 5 lo demuestra
Imagina que se estropea la cámara de tu Android o necesitas reparar la pantalla. Lo habitual sería llevarlo a un servicio técnico, pero también podrías repararlo en tu casa adquiriendo las piezas necesarias. Y sin nociones de tecnología: si el teléfono fuese modular el proceso sería casi tan sencillo como armar un LEGO. Es justo lo que ocurre con el FairPhone 5: lo probé y me ha encantado su propuesta.
Renovar un smartphone con sólo cambiarle un módulo puede sonar a ciencia ficción, pero lo cierto es que esta práctica lleva muchos años entre nosotros. Los Motorola Moto Z ofrecían módulos traseros para potenciar aspectos concretos del teléfono. Y LG apostó fuerte por los elementos intercambiables con el LG G5, un móvil al que se le podía cambiar la batería en un abrir y cerrar de ojos. Por desgracia, ninguna de las dos marcas mantuvo los módulos en su catálogo, todo lo contrario de FairPhone. Este fabricante ha logrado encontrarles sentido.
¿Se te rompe la pantalla? Cámbiala tú
Con la progresiva miniaturización de los componentes, y la adopción del acabado unibody en los smartphones, las marcas fueron optando por diseños internos cada vez menos reparables. La cara trasera va unida al cuerpo con adhesivo para favorecer la protección contra el agua (al tiempo que hace más difícil el desmontaje), en el ensamblaje a menudo se utilizan tornillos poco habituales y, en general, todo está pensado para que tareas tan básicas como cambiar una batería queden al alcance sólo de los profesionales.
La Unión Europea se ha propuesto cambiar la manera en la que reparamos y actualizamos el hardware de nuestros dispositivos electrónicos. Y mientras tanto, marcas como FairPhone ya tienen los deberes perfectamente hechos: el nuevo FairPhone 5 parece un mecano de última tecnología. Su tapa trasera se retira a la vieja usanza, renovar la batería es tan sencillo como cambiarle las pilas al mando a distancia de la tele e, incluso, reparar la pantalla está al alcance de cualquiera. La magia es cosa de los módulos.
Hace diez años anticipaba el triunfo de los móviles modulares y, tras el cambio de estrategia en marcas como LG o Motorola, perdí la esperanza de que el concepto de un smartphone actualizable en hardware y software fuese viable comercialmente. Pero no: como la aldea gala de Astérix, FairPhone es el fabricante irreductible que cree firmemente en que debe ser el usuario quien controle todo lo que ocurre en su móvil. Y sin que dicho móvil pierda demasiado atractivo ante la competencia, que el FairPhone 5 es hasta bonito.
Algo grueso y bastante pesado, dos de los inconvenientes que aprecié durante mi primer contacto con el FairPhone 5, pero nada que fuera a limitar la experiencia diaria. El software iba muy fluido, no me pareció mala cámara móvil, la garantía dada por la marca es la número uno en Android (5 años contra defectos de fabricación y ocho años de software) y puede desmontarse fácilmente con un destornillador de precisión que la mayoría tenemos en casa. Me encantó la manera en la que está diseñado el teléfono, también esa demostración de que la tecnología de vanguardia puede ser sostenible.
La carcasa trasera se desengancha estirando con los dedos, la batería se retira aún más fácil, la placa base sale quitando unos pocos tornillos (que también permiten liberar las cámaras), el altavoz y el puerto USB C se separan como módulos independientes y hasta la pantalla sale con sólo desatornillarla, sin pistola de calor. Una vez están sobre la mesa los módulos del FairPhone 5 parecen piezas de LEGO. Y ésta es la demostración de que, con un poco de voluntad, el resto de fabricantes podría darle más vida a sus productos con sólo apuntarse a la modularidad. Quizá sin llegar al extremo de FairPhone, pero sí facilitando la retirada de componentes clave; como la batería y la pantalla.
Esto sí que es un móvil modular
Conceptos como Project Ara parecían prometedores; al menos hasta que google se dio de bruces con la inviabilidad comercial y terminó cancelando el proyecto. Y es que hay un gran problema con los móviles modulares: que el usuario pueda actualizar el componente que se le ha quedado corto impide que la marca venda un teléfono completamente nuevo para reemplazar el de ese usuario; lo que termina restando rentabilidad al negocio.
El FairPhone 5 me devolvió la fe en los móvil modulares, creo firmemente que son un gran camino de futuro. Sacrifican diseño, prestaciones de alta gama y ligereza. A cambio, reciben una mayor vida útil, más versatilidad y un mejor aprovechamiento de los recursos naturales. Lástima que el precio no acompañe, porque el móvil sería una excelente recomendación general si no estuviera a un precio de gama alta.
Que FairPhone puede diseñar, construir y distribuir un móvil completamente modular, y otorgarle la mayor garantía de hardware y software vista en un smartphone, me hace pensar que el resto de marcas podría acercarse a esa filosofía responsable favoreciendo la reparabilidad y mejora en sus smartphones. Y no porque organismos como la Unión Europea obligue a las empresas: como bien demuestra FairPhone, los móviles modulares pueden ser rentables.
En Xataka Android | Cómo arreglar un móvil Android que no carga
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