El móvil que lo cambió todo cumple diez años: el Moto G fue el primer Android bueno-bonito-barato

El ecosistema Android ha evolucionado mucho a lo largo de su historia y además de cambiar el sistema operativo, los móviles han ido acompañándolo de la mano en cada generación, con lanzamientos importantes. Quedan para el recuerdo modelos y familias emblemáticas como el Galaxy S original, el Nexus 4 de Google, los Huawei P, y otros más recientes como el Poco F1.

Sin embargo, y a pesar de lo increíble que resultan los modelos más punteros, la gama media ha dominado las ventas de dispositivos inteligentes, y la telefonía no es una excepción. En este segmento de precios, hubo un rey que un día perdió su corona y que ahora cumple diez años: no es otro que el Motorola Moto G. Rememoramos lo que supuso y lo que actualmente es, rindiéndole el homenaje que merece.

Un poco de historia

Corría el año 2013 cuando una ya popular y mítica Motorola -en manos de Google que la adquirió el año anterior- lanzaba un móvil destinado a la gama media el 13 de noviembre. Lo llamaron Moto G para diferenciarlo de su gama alta, el Moto X que fue lanzado un par de meses antes, y desde el primer momento causó un gran impacto.

Qualcomm Snapdragon 400, 1 GB de RAM, 8 GB de memoria interna, y una cámara de 5 megapíxeles eran sus armas para conquistar el mercado. O quizá no lo eran tanto, porque ni siquiera en 2013 conseguía destacar sobre sus rivales. Entonces, ¿Qué fue realmente lo que lo catapultó?

Muy sencillo: ser el primer móvil chollo, o el primer móvil con las tres 'B' (bueno, bonito y barato). Con un precio de salida de 179 euros, no tenía rival, ni en especificaciones y mucho menos en precio. Y es que tampoco existía una alternativa en otra gama que pudiera mejorar esa gran relación calidad-precio.

Sí, medio año después, ya entrados en 2014, recibimos al OnePlus One que cumplió la misma tarea en la gama alta, pero hablamos de otro rango de precios. Motorola y Google nos proporcionaban una experiencia de usuario impecable, incluso con un hardware no demasiado potente.

Debemos atribuir parte de la responsabilidad de tal mítico terminal a Google, que apostó por un Android (4.3 Jelly Bean) cercano al de los Nexus, con actualizaciones periódicas, y esa filosofía de 'todo lo que necesitas' al mejor precio.

El resultado era esperable: se convirtió en el móvil de referencia para recomendar a familiares y amigos, debido a esa conjugación entre características suficientes para el gran público y el bajo coste. Gracias a esto, la saga continuó en los años siguientes.

No tardó mucho en perder el trono

Siguiendo con nuestra historia, y como es normal en el sector, al año siguiente conocimos su iteración, un Motorola Moto G 2014 (o segunda generación) que corregía las pegas que los usuarios encontraron al modelo original.

Una pantalla de mayor tamaño y la posibilidad de ampliar la memoria con ranura para tarjetas MicroSD fueron razones suficientes para que el sucesor disfrutara del mismo éxito. Y con razón, aunque un servidor no entiende aún, a día de hoy, por qué decidieron mantener la misma batería.

Sea como sea, la familia Moto G sonaba cada vez con más y más fuerza y ya entrados en el verano de 2015, conocimos al Moto G de tercera generación. Un móvil continuista, con cambios necesarios en el diseño, que siguió refinando la fórmula con lo más nuevo de Qualcomm para la gama media de ese año: el Snapdragon 410.

En ese momento, era fácil trazar la estrategia. De hecho, hasta el Moto G3, Google lo tenía todo planeado. Sin embargo, antes de la salida de éste, se hizo oficial la venta a Lenovo, con razones un tanto misteriosas. Este fue el punto de inflexión, y en cierta medida comenzó su caída de los cielos.

Los Moto G4 y Moto G5 seguían siendo buenos móviles, pero la mano de Lenovo -entre otros factores, como la irrupción de marcas chinas- terminó por sacarlos de ese concepto de 'móvil chollo'. En el año 2016, los compañeros de Xataka ya cuestionaban si seguía siendo el terminal de referencia, teniendo serias dudas.

El pasar de los años cambió la estrategia de Lenovo, que empezaba a añadir subversiones orientadas a una característica en concreto, como los Play o Turbo. La referencia se iba difuminando y esa es la sensación que dejó en los usuarios, que abandonaron la familia poco a poco.

Si le sumamos que empezó a ponerse de moda importar móviles chinos, el Moto G perdía todo el sentido. Era fácil hacerlo, y nos permitía tener auténticas joyas a precio de saldo. Personalmente, pasé del Moto G 2014 a un Xiaomi Redmi 1S, que me ofrecía lo mismo por casi 100 euros menos.

Qué es de la familia Moto G en la actualidad

El legado del Moto G original perdura hasta el día de hoy, aunque esta gama haya cambiado incluso su forma de numerar. A partir de 2020, Lenovo decidió darle dos dígitos a los integrantes, porque sí, ahora tenemos varios Moto G cada generación.

Y lo cierto es que, salvando las distancias, la familia está progresando adecuadamente e incluso recuperando parte de su esencia. Obviamente, sin tener en cuenta el factor precio, pues dependiendo del modelo pagaremos mucho más que por el original.

Tenemos ejemplos claros de esto en los últimos exponentes, unos Moto G54 y Moto G84 -este último analizado en Xataka Android- que se presentan con una hoja de especificaciones equilibrada, y con buenas sensaciones en el caso del segundo mencionado.

Parece que los tiempos han cambiado, los precios también, pero los Moto G siguen dando guerra diez años después, tras vivir múltiples aventuras. Sólo podemos felicitar a Motorola, y desearle una larga y próspera vida a la familia que consiguió el trono del móvil más fácilmente recomendable de todos los tiempos.

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