Los smartphones y tablets se lo han puesto difícil a las consolas portátiles. Es cierto que muchas veces no se pueden comparar los juegos y su desarrollo pero no siempre nos apetece una partida larga e intensa sino más bien algo rápido y ligero para matar el tiempo. Sea como sea, Android está ahí como una plataforma más para jugar.
Tenemos dispositivos de todo tipo, un catálogo bastante amplio con propuestas de todo tipo pero hay una serie de consideraciones que tenemos que tener en cuenta si queremos explotar la faceta más gamer del sistema operativo de Google. Empecemos por lo básico: el hardware.
¿Qué es lo de que de verdad importa a nivel de especificaciones?
¿Cuántas veces hemos oído aquello de caballo grande ande o no ande? En el mundo del hardware se suele caer en el estereotipo de que mientras más grande y potente mejor. Parece una verdad que se cae por su propio peso y aunque en el mundo del PC tiene muchos matices, en el mundo móvil es bastante cierta.
Sin embargo también hay que hacer una serie de aclaraciones. La primera de todas: el procesador no es la pieza fundamental cuando hablamos de jugar. Es cierto que un buen chip siempre va a hacer las cosas más fáciles y habrá quien se fije en el número de núcleos o en la velocidad de reloj pero la clave no está ahí pero sí muy cerca: en la GPU.
La unidad de procesador gráfico, o GPU para los amigos, es quien de verdad se encarga de que los juegos funcionen al máximo rendimiento posible. Adreno y Mali son los principales competidores en este hueco tan preciado en nuestro Android. ¿Cuál es mejor? La respuesta es difícil.
Si nos ceñimos a los benchmark es más fácil ver a los dispositivos con Adreno en las primeras posiciones. Sin embargo, Mali tampoco queda en mal lugar pero el problema está en que estas herramientas de medición son una vara de medir un tanto caprichosa y lo que nos dicen no siempre se corresponde con la experiencia que vamos a tener después con los juegos.
Honestamente, a día de hoy cualquier procesador de cuatro núcleos, ya sea Nvidia, Qualcomm, Exynos, MediaTek o Rockchip, es lo suficientemente potente como para cargar la mayoría de los juegos de Android con garantías. En PC entiendo más la obsesión de elegir un componente u otro pero en este sector no me parece tan relevante. Eso sí, hay categorías y quienes de verdad están arriba a día de hoy son los ya mencionados Adreno y Mali.
Conectividad, con cable o sin ellos
Jugar en la pantalla del móvil y el tablet está bien para según que juegos. Son grandes, tienen una resolución mayor que muchos televisores pero no nos engañemos: algunos juegos nos piden a gritos una pantalla más grande aunque la densidad de píxeles por pulgada sea menor.
Para jugar a Flappy Bird nos podemos apañar con nuestro móvil de cuatro o cinco pulgadas pero juegos más exigentes como Dead Trigger o las versiones de Grand Theft Auto se disfrutan más en un televisor. Hablando de conectividad ¿qué tal si conectamos un mando por bluetooth?
Podemos aprovechar el Dual Shock de PlayStation 3, aunque no es una maravilla de mando, y ahorrarnos comprar uno nuevo. Si optamos por hacernos con uno hay infinidad de opciones pero aquí intentaría ir a lo seguro y no comprar el más barato que encontremos: la comodidad es importante y merece la pena pagar la diferencia.
Jugar con mando físico sólo me parece algo realmente necesario con juegos que de verdad lo requieran. Es decir, aquellos que nos planten una botonera virtual mal diseñada y que pretenda sustituir a un control de toda la vida. Tras varios intentos me doy por vencido: prefiero emparejar un mando y olvidarme de quebraderos de cabeza.
Volviendo a la conectividad con el televisor ¿con cable o sin él? Ante la duda siempre prefiero probar primero sin cable si nuestro televisor lo permite y no necesitamos comprar un dongle para el HDMI. ¿Por qué? Muy sencillo: no hay que realizar una inversión previa.
El problema de hacer la conexión por WiFi Direct, DLNA o Miracast es que a veces la tasa de frames cae un poco lo cual se traduce en un retraso que puede llegar a ser lo suficientemente importante como para estropear la experiencia de juego. Hay algunos sistemas que van mejor que otros pero en general es algo que tienen que pulir.
Por otro lado tenemos los cables. Es cierto que es un engorro y que además nos obliga a estar bastante cerca de la pantalla ya que la longitud no da mucho de sí. Sin embargo, el retraso de la imagen y el sonido es inapreciable. Es económico, si miráis online encontraréis cables muchos más baratos que a lo que suelen venderlo en las grandes superficies, y aunque no es la forma más cómoda tampoco es la peor de todas.
Android como plataforma de juegos
A día de hoy podemos diferenciar tres grandes grupos de juegos en Android. Por un lado toda la masa de pequeños títulos que ofrecen partidas cortas y donde la experiencia de uso está totalmente volcada al formato táctil. En número son infinidad y los más punteros ya los conocemos: Candy Crush, Flappy Bird…
Por desgracia pesa más la cantidad que la calidad y no es precisamente por la falta de títulos interesantes pero es tan inmenso el catálogo que resulta imposible no sucumbir a la realidad de que el mar de juegos que hay para Android es realmente vasto. Hay de todo, y posiblemente con varios clones.
Por otra parte tenemos los juegos que buscan apuntar un poco más alto y ser más ambiciosos en su propuesta. Normalmente son juegos que toman mucho del mundo de los videojuegos convencionales e intentar exportarlo a Android adaptando las mecánicas de juego.
Ya sea aprovechando los controles táctiles o los sensores del teléfono. La producción suele ser un poco más elaborada, pero no siempre la calidad acompaña. Normalmente son juegos que nos exigen más tiempo delante de ellos y distan un poco de la experiencia que buscan los primeros. Haciendo una metáfora, el primer grupo sería un snack y este segundo un plato completo.
En tercer lugar, dejando los temas legales de lado, tenemos la emulación. Quizá para quienes llevan poco tiempo en el mundo no resulta algo importante pero resulta difícil obviar una gran colección de juegos, por cantidad y calidad, que podemos emular en cualquier Android medianamente potente.
Desde consolas clásicas como la NES a plataformas más modernas como PSP. El camino que hay entre ambas es extenso y salvo títulos puntuales se ha logrado emular gran parte de los juegos que se publicaron en los 80,90 y principios del siglo XXI. Casi nada. Hace tiempo hablé sobre este tema en Xataka Android.
Microconsolas, portátiles y móviles para gamers
Hemos hablado de hardware y software por lo que para concluir vamos a mencionar a los dispositivos finales o mejor dicho: a los que están optimizados para jugar. A día de hoy cualquier teléfono de gama alta es capaz de abrir cualquier juego sin despeinarse e incluso un escalón más abajo tenemos ya mucha potencia pero ¿qué hay de otros dispositivos Android?
Sobre las microconsolas ya os hablamos en Xataka Android hace tiempo y aunque de momento ninguna destaca es una buena opción a tener en cuenta para jugar en la tele con un buen catálogo de juegos y sin necesidad de ocupar mucho espacio en donde tengamos instalada la pantalla.
Las consolas portátiles con Android también son una opción interesante. Aunque suelen ser un poco aparatosas, como compañeras de viaje son muy interesantes. Son asequibles y aunque no montan el hardware más puntero cargan sin problemas casi todo el catálogo de Android. Ahora mismo ando probando una, ya os traeremos la reseña dentro de poco.
¿Móviles y tablets pensados para gamer? A día de hoy el único fabricante que está haciendo un esfuerzo importante, y realista, en esta dirección es Nvidia con sus procesadores Tegra. El resto no son más que proyectos que no llegan o que han pasado a mejor vida como el Sony Xperia Play.
Ver todos los comentarios en https://www.xatakandroid.com
VER 8 Comentarios