Hace 10 años del móvil modular de Google que jamás existió pero hoy tiene más sentido que nunca

El Proyecto Ara fue un adelantado a su tiempo: ¿qué hubiera pasado si Google lo hubiera desarrollado en 2025?

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Eva R. de Luis

Editor

Más allá de los desafíos de los plegables (poco se habla de ser zurdo) y originales accesorios para aprovechar las virtudes fotográficas para convertir así los móviles en una suerte de cámara, la realidad es que el diseño de los smartphones es aburrido. Hoy en día la gran novedad se centra en el software, principalmente en la inteligencia artificial.

Sin embargo, precisamente es el software y la legislación quienes invitan a dar una vuelta de tuerca al diseño de los móviles hacia la modularidad: por un lado, los siete años de actualizaciones en Android se están convirtiendo en un estándar. Por otro, la ley de las baterías extraíbles de la UE. En definitiva: el caldo de cultivo perfecto para que los teléfonos duren más y que, en caso de que una pieza como la batería se degrade o estropee, pueda sustituirse sin mayor problema.

La idea de los teléfonos modulares no es nueva: Google tenía en mente un teléfono modular que podría haberse adelantado y satisfacer todas esas necesidades. Su nombre era Project Ara y en su planning estaba lanzar el primer modelo en 2015 a un precio de 50 dólares. No sucedió: murió antes de ver la luz tras varios retrasos, el primero a 2016 y luego hasta 2017.

Google se adelantó a las necesidades de hoy

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El concepto del Project Ara era que tu tenías una base a la que ibas conectando diferentes bloques o componentes propios de un móvil: CPU, batería, pantalla, almacenamiento...¿que quieres actualizar la cámara? Es tan sencillo como insertar un nuevo módulo. Lo mismo para el altavoz.

Ya no es tanto cambiar una batería degradada, que también, sino algo mucho mejor: construir tu teléfono perfecto según tus necesidades y presupuesto era coser y cantar, invirtiendo más en algunas, recortando en otras... e incluso cambiando sobre la marcha, ya que podías intercambiar esos bloques y tener una configuración de diario y otra para ocasiones especiales, por ejemplo si te vas de vacaciones y necesitas una cámara mejor y más almacenamiento.

No solo es la solución a teléfonos que se van quedando obsoletos por ciertos componentes, sino también el sueño de los amantes de los móviles y la tecnología, en tanto en cuanto admite una completa personalización. En un escenario en el que el Proyecto Ara se hubiera transformado en realidad sería posible adquirir diferentes configuraciones prefabricadas y partir de ahí para hacer tu móvil ideal.

Aunque suena genial, la práctica no era tan sencilla. Si ya hay problemas y hace falta tiempo para que los fabricantes Android adopten y adapten las diferentes versiones del SO de Google a sus dispositivos y capas, imagínate la logística para una producción en masa. Difícil, pero no imposible. Eso sí, haría falta una gran inversión. Desgraciadamente, todos los esfuerzos quedaron en nada.

Los 'otros' Proyecto Ara

Que Google abandonara el Project Ara no significa que la idea del teléfono modular muriera. De hecho, Motorola lanzó algo bastante parecido: los Moto Mods, unos accesorios que conectar e intercambiar en la serie Moto Z. Otra cosa es que el teléfono base no tuviera margen de mejora, sin ir más lejos en cuanto a potencia o cámara.

Sí Motorola fue quien se llevó el gato al agua y además lo hizo con bastante acierto: los Mods se fijaban de forma magnética y se comunicaban con la base a través de pines Pogo. No había demasiados módulos, pero sí suficientes como para comprobar su potencial: batería, cámara, altavoz, proyector... que permitían que el teléfono base subiera de nivel. Eso sí, ni el precio ni la disponibilidad ni siquiera la calidad del teléfono base ayudaron a animar el mercado hacia este concepto.

Catalogar lo de los Moto Mods como un éxito es mucho decir, pero sí que le fue mejor que los LG G5 y sus Friends, con un precio más alto, peor cámara y un diseño menos llamativo. Además, los módulos no se podían intercambiar sobre la marcha, 'en caliente'. A su favor, eran bastante ambiciosos (incluso de nicho): una cámara, un altavoz, un casco de realidad virtual y una cámara 360. La guinda del pastel es que la mayoría llegaron meses después. Aunque Xiaomi desarrolló una patente de algo parecido, lo que más se acerca a día de hoy son los Fairphones.

Es 2025, se ha cumplido una década de este Google Ara que jamás existió y ahora el teléfono modular es más materializable que nunca: la tecnología ha avanzado una barbaridad, el precio de los componentes se ha desplomado, la legislación invita a ello y el mercado está ávida de algo nuevo.

Los teléfonos plegables son el mejor ejemplo de la excelencia técnica alcanzada, pero son caros y siguen presentando compromisos. Nuevamente vuelve a la palestra la importancia de la sostenibilidad y el software prometido para más de cinco años: Google es conocido por su falta de consistencia a la hora de pensar, llevar a buen puerto y mantenerlo (R.I.P. el magnífico Google Stadia), pero ojalá retome el Proyecto Ara porque es el mejor momento.

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