El declive de HTC parece no tener freno. La compañía taiwanesa fue pionera lanzando el primer smartphone Android, y fue una de las marcas clave en los primeros años de la plataforma. HTC lo tenía todo para ser líder del sector, pero los años no han pasado en balde y las malas decisiones les han pasado factura, tanto que hoy sus ventas no levantan cabeza.
Hoy hemos conocido que Peter Chou, ex-CEO y fundador de HTC, ha abandonado la compañía de forma definitiva, donde todavía mantenía su puesto como jefe del laboratorio de investigación. HTC tiene mucho camino por recorrer y muchos errores que enmendar si quieren renacer de sus cenizas, estas son algunas claves que podrían devolverles a su anterior estatus.
Un lavado de cara, por favor...
HTC siempre ha apostado por un lenguaje de diseño bastante coherente entre su gama de smartphones, pero la coherencia pronto se convirtió en repetición, para muestra la imagen sobre estas líneas. HTC fue la marca de las Qtek o de aquel HTC Diamond, terminales ya muy veteranos pero con un elemento común: diseños arriesgados.
Los de Taiwán nos han vuelto a sorprender alguna vez más con diseños como el de aquel HTC One M7 con chasis de aluminio, pero desde entonces se han dedicado a sacar versiones del mismo concepto sin apenas cambios, y en la gama media tampoco hay modelos sorprendentes.
La falta de imaginación se pone de manifiesto con modelos como el HTC One A9 y ese diseño tan Apple (por más que se empeñen en negarlo). Las carcasas con puntitos de colores del HTC Desire 530 tampoco son una gran innovación que digamos. Arriesgar y mantener la identidad no es fácil, pero lo que está claro es que HTC necesita dar un golpe en la mesa y volver a dejarnos boquiabiertos, no limitarse a rediseñar el mismo móvil una y otra vez.
...también para el software
Hablando de rediseños, la interfaz HTC Sense va necesitando uno desde hace tiempo, y no sólo a nivel estético, también en lo funcional. La capa visual de la marca fue una referencia en los primeros años, cuando Android todavía estaba muy verde, pero hoy en día no aporta un valor diferencial.
Android 6.0 ha perfeccionado la interfaz, por lo que la solución podría pasar por reducir al máximo la personalización y de paso acelerar las actualizaciones, que buena falta hace. A Motorola le funcionó de maravilla para impulsar los Moto G y creemos que HTC podría sacar tajada con una estrategia similar.
Recuperar el trono multimedia
Hubo un tiempo en el que HTC era un referente en el consumo multimedia en smartphones y las cámaras y el audio eran dos puntos clave en sus smartphones. Volvemos al HTC One M7, lanzado en 2013 con aquellos potentes altavoces HTC BoomSound y la cámara UltraPixel, un sistema que no salió del todo bien pero atrajo mucho interés por lo arriesgado de la propuesta.
Desde entonces en HTC han probado varias fórmulas, pero ninguna ha llegado a cuajar. El sistema Ultrapixel pasó a la cámara delantera para después desaparecer, como también desaparecieron las dos cámaras que integraba el HTC One M8. Con el HTC 10 han conseguido un resultado más equilibrado, pero sigue sin destacar entre la competencia.
Cuidar todas las gamas de dispositivos
Otro fallo de HTC, probablemente el más grave, ha sido desatender las gamas media y básica de su catálogo, donde están las ventas de verdad. Es cierto que cualquier fabricante de smartphones que quiera estar en el top necesita un flagship imponente, pero centrar toda la innovación en la gama alta es un error de 'primero de smartphones'.
Samsung no es líder porque vende muchos Samsung Galaxy S7, es líder porque tiene una oferta de precios amplia y ofrece mucha variedad en todas las gamas. Los dispuestos a pagar más de 600 euros por un móvil somos minoría y HTC necesita reforzar el segmento de precios más asequibles, no sólo con más, sino también mejores smartphones.
Crear un ecosistema centrado en el smartphone
HTC se pasó a la realidad virtual con muy buenos resultados y sus HTC Vive son una referencia de calidad, pero nada tienen que ver con el smartphone. HTC debe centrar la innovación y crear un ecosistema de productos interrelacionados con sus móviles, que al final es su principal negocio.
La ausencia en el creciente mercado de los wearables es inaceptable para una compañía como HTC. La marca anunció la pulsera HTC Grip y acabaron por cancelarla, pero desde entonces no ha habido más intentos por entrar en este segmento más allá de los habituales rumores. Podríamos citar la HTC Re, una cámara de acción curiosa que tampoco llegó a cuajar.
Volver a la vanguardia requiere arriesgar... también con los precios
Parece que HTC sólo se codea con las primeras marcas cuando se trata de poner precio a sus productos. El HTC 10 cuesta 749 euros en su versión más básica y su escasa oferta de gama media no tiene ningún dispositivo que destaque por asequible. Evidentemente un tope de gama como el HTC 10 va a tener un precio elevado, pero volvemos a insistir: en las gamas media y básica están las ventas.
Como decíamos al principio, a HTC le queda un largo camino por recorrer para recuperar su estatus, pero lo más difícil ya lo tienen hecho. Los consumidores conocen la marca, probablemente muchos han tenido un móvil HTC antes, sólo necesitan que les convenzan de nuevo. Veremos si Cher Wang, la actual CEO, consigue encauzar la dirección de la compañía tras la marcha de Peter Chou.
En Xataka Móvil | Peter Chou, antiguo CEO y fundador de HTC, abandona la compañía taiwanesa
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