Cambiarle la batería a un móvil es algo demasiado habitual, por desgracia; con el obligado paso por el servicio técnico que ello implica. Pero hubo un tiempo en el que cualquiera podía renovar su teléfono en menos de medio minuto: su batería era extraíble. ¿Que pasó con esos móviles? ¿Tiene sentido que los smartphones de ahora no admitan un cambio tan sencillo de la batería?
En la actualidad, hace falta pasar por el servicio técnico para cambiarle la batería al teléfono y, normalmente, dejarse a cambio una buena cantidad de dinero por el camino. Hace una década (suena melodía de flashback), bastaba con sacarle la tapa al teléfono, quitarle la batería vieja, ponerle una nueva y sellar la cara trasera con el 'click' de apretar la carcasa contra el móvil. Fácil, rápido, apto para cualquiera y por mucho menos dinero. Qué tiempos, ¿eh? Visto en perspectiva, ojalá volvieran. ¿O no?
Unibody, el concepto de teléfono que mató a la batería intercambiable
Durante la evolución de teléfono móvil "tonto" a teléfono móvil "inteligente" asistimos a diversos cambios de diseño que terminaron conformando el dispositivo que llevamos a cuestas. La pantalla aumentó en dimensiones hasta las enormes diagonales de hoy día; la fotografía adquirió tal importancia, que los teléfonos tienen más sensores y lentes que las cámaras de cine; la miniaturización de los componentes logró que los fabricantes aprovechasen al máximo el interior de sus productos. Este último aspecto desembocó en los móviles con el cuerpo construido de una pieza, lo que se conoce como unibody.
Fabricar el cuerpo de un teléfono usando una sola pieza, ya sea metálica (generalmente aluminio) como plástica permite hacer los dispositivos más resistentes, también más compactos. Dado que la pantalla roba el mayor espacio en las dimensiones de un teléfono, lograr que su cuerpo quede lo más contenido posible reduce los inconvenientes del tamaño y añade resistencia a todo el dispositivo. Con ciertos daños colaterales, como el haber perdido las baterías extraíbles.
El iPhone original de Apple no fue el primer móvil en prescindir de la batería intercambiable, Vertu ya tenía modelos de lujo en el año 2006, 2 años antes de que saliese al mercado el primer iPhone (el Vertu Constellation 2006). No obstante, Apple sí sentó cátedra, al menos con smartphones: en la actualidad, apenas hay modelos a los que se le pueda cambiar la batería fácilmente. Según GSMArena, 2022 trajo 12 móviles Android con batería extraíble; entre ellos el Samsung Galaxy Xcover6 Pro, uno de los más reconocibles de la lista.
Los móviles con batería extraíble no han muerto por completo, sí están desterrados de los escaparates físicos y online. Algún modelo dirigido a la gran resistencia sobrevive, Nokia mantiene varios en su gama más baja. Pese a los irreductibles, cambiarle fácilmente la batería al teléfono ya no es una opción.
A los usuarios nos recortaron posibilidades
Tras eliminar la opción de cambiarle fácilmente la batería al teléfono, los usuarios perdimos gran parte de la capacidad de arreglarlos fácilmente. Dado que la batería es el componente que más rápido se estropea con la utilización de los dispositivos, los fabricantes incrementaron su volumen de negocio; con un mayor beneficio sobre el papel: un cambio de batería en el servicio técnico oficial suele superar los 60/90 euros. Ahora bien, también supone mayor gasto en las garantías.
Hemos perdido poder sobre lo que compramos y la retirada de las baterías extraíbles genera un negocio paralelo de reparaciones: antes bastaba con comprar una batería y cambiarla manualmente, un proceso que duraba medio minuto; ahora, podemos perder varios días y hasta seis veces más de presupuesto (una batería clónica y de buena calidad no era demasiado cara). Aun así, el incremento en el margen de negocio no es la única razón por la que ya no existan móviles con batería extraíble:
- El diseño compacto de los móviles hizo que los materiales ganasen en resistencia y perdiesen grosor. La mejor manera de conjugar estas ventajas es con un cuerpo unibody.
- La protección de los componentes se hace vital, en especial con la resistencia al polvo y al agua. Un teléfono que incluya componentes intercambiables no es fácil de proteger y amplía los riesgos para el usuario (colocar mal la tapa basta para que el teléfono se estropee con la humedad).
- Es más barato diseñar un teléfono que no pueda desmontar el usuario a preparar todo el interior del móvil para que las piezas se intercambien con facilidad. Ese coste termina trasladado al precio final.
- El espacio en el interior de los móviles es mínimo. Y, dado que la batería es lo más grande de dicho interior, asentarla para que pueda retirarse con quitar la tapa dificulta el uso final del teléfono, ya que lo haría más grueso (las marcas se han empeñado en hacer los móviles lo más finos posible, nos guste o no).
- Los componentes internos de la batería evolucionaron. Los teléfonos antiguos equipaban baterías de NiMH, mucho menos duraderas, menos fiables y sin riesgo de deflagración. Las baterías de ion de litio supusieron un avance enorme para los smartphones: aguantan varios años sin un descenso notorio en la capacidad; por lo que pueden quedar selladas en móviles unibody. De este modo también se reducen los riesgos por manipulación.
Es verdad que perdimos muchas posibilidades. Y que, seguramente, los fabricantes ganaron con el cambio. Aun así, existen más razones para que el diseño unibody, con baterías que no se pueden retirar, haya triunfado, ya lo hemos visto. Y una última: ¿a que son mucho más bonitos los teléfonos compactos, de una pieza y sin partes móviles? Sí, para que después les pongamos una funda.
No hay vuelta atrás: la batería intercambiable no volverá
Quizá la echemos de menos (yo lo hago), está claro que aportaba notables ventajas a los teléfonos, pero poco podemos hacer: la batería extraíble no volverá. Al menos a los smartphones de uso habitual: 2016 fue el año en el que los móviles sin batería intercambiable superaron a sus adversarios. Durante el 2022 sólo el 2,38 % de los smartphones Android esquivó la que se ha convertido en norma.
La batería extraíble sigue existiendo, eso sí, en los teléfonos no inteligentes: los feature phones (a medio camino) y los dumb phones (los móviles clásicos). Perfectos para quien sólo requiera llamar o enviar SMS; incluso para enviar WhatsApps. Pero para no demasiado más.
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