Todavía recuerdo cuando Google presentó Android One. Fue hace cuatro años en el Google I/O de 2014. La idea que traía Google era soportar la parte software de terminales de gama baja, para así no dejar descolgados a estos móviles en países emergentes, ya que en la práctica los fabricantes no realizan actualizaciones de terminales de precios bajos.
Y efectivamente el primer país en ver este tipo de smartphones fue la India. Y siempre enfocados a la gama baja. Sin embargo desde entonces ha llovido mucho y la situación ha cambiado radicalmente. Y país de ruptura fue, curiosamente, España.
Android One cambió de estrategia... en España
Los primeros seis meses de Android One dejaron un sabor agridulce. Aunque la idea era buena (un software mantenido por Google, terminales modestos pero actualizados) realmente no llegó a desarrollar todo su potencial.
Con el tiempo siguieron llegando terminales y países, como Bangladesh, Nepal, Turquía... pero sin grandes novedades. De hecho en occidente ya teníamos un poco olvidado este programa cuando de repente surgió el bq Aquaris A4.5. Un terminal Android One de la empresa española y enfocado a mercados no emergentes como son España y Portugal.
Esto supuso un cambio radical de rumbo del programa Android One, pues pasó de estar enfocado en países en desarrollo a ser algo más global. Apenas había pasado año y medido del programa pero había dos motivos que propiciaron este giro de Google.
Por un lado Google iba a dejar el programa Nexus. Todavía no era oficial pues quedaba un año, pero en Google ya tenían un plan en mente. Al centrarse en los Pixel y abandonar los Nexus muchos usuarios de Android iban a quedar huérfanos de terminales de gama media, bien actualizados y con un software limpio. Y por otro lado los problemas de seguridad empezaban a ser muy frecuentes y la única solución era tener terminales actualizados.
España fue el punto elegido por Google para cambiar la estrategia de Android One, un país con una penetración de teléfonos inteligentes muy alta (de las más altas del mundo) y con una gama de terminales entre media y media-baja. Un escenario perfecto para probar.
Xiaomi fue el disruptor definitivo
Sin embargo los terminales Android One seguían siendo escasos y algo limitados en potencia. Ya no estábamos hablando de los primeros terminales presentados en la India, pero tampoco de gamas medias potentes que se estaban popularizando.
Hace un año, de nuevo en el Google I/O, en esta ocasión el de 2017, Google decidió lanzar un programa específico para móviles de gama baja, Android Go. La idea separaba definitivamente Android One de la gama baja y pocos meses después vimos otro movimiento interesante.
Xiaomi estaba centrada en su expansión internacional, y una de las pegas de sus terminales es su personalización agresiva, muy al gusto de China. Así que lanzó su terminal Mi A1. Un terminal al estilo del Mi 5X pero con cambio de software, dejando un Android puro potenciado por Google.
Este paso fue significativo por dos motivos. Primero, elevó la gama de los Android One. Y dos, su éxito dejó claro que los usuarios buscan algo más que especificaciones (algo que no pensaba hace cuatro años, desde luego) y muchos fabricantes se sumaron a partir de aquí: Motorola, HTC, Nokia...
Xiaomi redobla sus esfuerzos en Android One con muchos pretendientes
Como vemos ahora hay muchas opciones para elegir Android One en occidente. Solo este año hemos visto varios Nokia, el HTC U11 Life, el Moto X4 y el bq Aquaris X2 y X2Plus. Ya no es un programa para mantener el software de los teléfonos de gama baja de países en desarrollo (para eso está Android Go), sino es una forma de tener terminales sin apenas personalizar por parte de los fabricantes y con un software actualizado directamente por parte de Google.
Y el éxito ha debido ser muy importante para Xiaomi, que ayer lanzó cinco terminales con Android One. Sí, cinco, ya que aunque técnicamente lanzó el Mi A2 y el Mi A2 Lite, en realidad hay tres versiones del A2 y dos del A2 Lite, con distinta memoria, almacenamiento y precio. De hecho la gama de precios va desde los 180 a los 350 euros.
Y es que en occidente las personalizaciones de Xiaomi no acaban de gustar a todo el mundo. Y el terminal Mi A1 se vendió muy bien. ¿Qué mejor estrategia que atacar el mercado europeo con lo que le gusta? De hecho está funcionando tan bien que el perfecto matrimonio entre Xiaomi y Android One tiene a muchos otros fabricantes intentando imitarlo.
La competencia siempre es buena para el usuario, así que esta sana lucha por lanzar Android One nos dará más opciones donde elegir, incluso de gamas más altas. ¿Veremos algún día los terminales bandera de Xiaomi con Android One? Espero que sí.
En Xataka Android | Xiaomi Mi A2: la secuela del Android One más exitoso llega con fuerza para conquistar la gama media (otra vez)
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