Android, ¿idilio o pesadilla?

Muchos que son fans confesos de Android hemos tenido discusiones con contactos nuestros defensores de otros sistemas operativos por diversas razones, pero el problema más difícil de enfocar y seguramente el que más quebraderos de cabeza hemos tenido es el de la actualización de terminales, tema que hasta un humilde servidor ha tenido que debatir en diversas reuniones de compañeros.

Hoy mismo nuestra publicación padre Xataka ha lanzado un artículo sobre este tema, titulándose Las dos pesadillas del usuario de Android, un título relativamente acertado, ya que las actualizaciones son uno de los mayores quebraderos de cabeza que nos lleva mucho tiempo en esta publicación.

Sin embargo, y sin ánimo de desmerecer a mi compañero, estamos en Android, no en iOS. Una de las mayores bondades es la de poder modificar el terminal sin necesidad de un permiso de Google ni de la compañía, aunque algunas pongan las cosas difíciles para poder hacerlo, pero no es culpa per se de Android, con lo que acusar a Google de lo que hacen sus compañías es acusar a la persona equivocada, aunque bien es cierto que Google podría intentar motivar a los que hiciesen bien su trabajo con Android.

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Esto es Android, no otra cosa

Y como esto es Android, podemos hacer una cosa: cambiar la ROM a nuestro gusto. Por norma general, con un buen tutorial podrás actualizar tu terminal en poco menos de una hora siempre que uno esté dispuesto a sacrificar un poco un poco de tiempo para tener su terminal actualizado. Y es con estos casos que un servidor se pregunta: Si uno no puede sacrificar un par de horas de su tiempo libre, ¿realmente quiere actualizar su terminal tan desesperadamente como hace creer?

Sonará un poco drástica mi enunciación, pero por experiencia personal he pasado por ello con el HTC Hero, un terminal que sufrió más de medio año de retrasos para conseguir Android 2.1 Ecclair y para cuando se lanzó un servidor ya disponía de Android 2.3.4 Gingerbread y llegué incluso a 2.3.6, y no en una manera excesivamente complicada. Esto viene al caso de la segunda afirmación.

Mi compañero Javier afirma el hecho de la obsolescencia programada, un fenómeno que la gente se está haciendo más consciente por el aumento de artículos del tema en la red, pero en el tema de los ordenadores (recordemos que los smartphones y tablets son ordenadores también) nos encontramos con un problema: las aplicaciones cada vez necesitan de más procesador, más RAM y más requisitos de posibilidades para manejar los datos con el teléfono.

Esto es en el caso de las actualziaciones de software que no son portadas a terminales viejos. En potencia se puede hacer, incluso llevar Ice Cream Sandwich en un G1 y en un HTC Hero, pero nos olvidamos que el hardware no se puede cambiar y las nuevas versiones piden más. Como se ve en el vídeo allí enlazado, el terminal va a una ridícula velocidad que lo hace inusable.

Es decir, algunos terminales no se actualizan por empresas porque no quieren, eso está claro, pero estos intentos demuestran que todo terminal tiene un límite, y estamos hablando de terminales que salieron en el 2008 y 2009 respectivamente, ya han pasado más de dos años desde su salida, es mucho tiempo en el panorama de los ordenadores.

Con esto quiero hacer entender que el enfoque que dijo, si bien no es erróneo, no es del todo correcto, ya que se le olvidó mentar a las ROMs y a la inmensa comunidad que da soporte a terminales ya en desuso y que permiten a la gente que realmente quiere actualizar poder hacerlo y tener mejor terminales incluso que los que llevan las operadoras y fabricantes, permitiendo en Android un panorama que se podría definir como multicultural.

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