Las nueve cosas que siempre miro (y que casi nadie hace) antes de elegir móvil Android

Elegir un nuevo móvil no es sencillo, por eso vale la pena fijarse en algunos datos que no son tan obvios. Yo tengo un proceso particular

Lo obvio suele llamar la atención, pero a menudo hay mucha más miga en lo que no resulta tan llamativo. Y esto atañe especialmente a los móviles Android: pese a que los números gordos destaquen, la experiencia suelen marcarla otros aspectos. Y es justo donde acostumbro a fijarme, en esos pequeños detalles que no siempre asoman la cabeza en una hoja de especificaciones.

Entre mi familia y amigos siempre soy «el de los móviles», la persona a la que todos llevan el teléfono cuando no funciona de forma correcta y a quien preguntan sobre el próximo modelo a elegir. Nada extraño, por otra parte: en mi lista de teléfonos registrados con la cuenta de Google habrá cientos de Android, literalmente. Como cambio varias veces de teléfono cada mes tengo una serie de características que son imprescindibles para mí; y que no todas son las habituales, la experiencia me demostró que conviene analizar con lupa.

Los números no lo son todo, especialmente en potencia

El Pixel 7a no es lo más potente, pero cumple perfectamente con mi lista de valores

Todos los fabricantes se escudan en ofrecer números lo más altos posible de las características que más llaman la atención. Nits de brillo máximo, por ejemplo, algo que últimamente está muy de moda. Igual que los megapíxeles de la cámara principal, el procesador que monta el teléfono o la potencia máxima de carga. Que es cierto que contribuyen la experiencia, pero existen otras especificaciones igual de importantes que terminan escapando del radar.

Cada vez que me llega nuevo smartphone, o ando valorando la compra de uno, buceo en las tablas de características localizando punto por punto las claves que sé que terminarán marcando el uso que le dé al dispositivo. Entre las especificaciones que acostumbro a mirar, y que no siempre salen a relucir a simple vista, están las siguientes.

Antigüedad del procesador

Sí, que sea potente es de vital importancia, pero lo es también el tiempo que lleve el SoC en el mercado. Yo prefiero elegir un móvil con un procesador de gama media más reciente antes que uno de gama alta que lleve dos o tres años en circulación, a menudo la eficiencia, el uso en tareas habituales y la experiencia en general son mucho mejores. El precio a pagar es que quizá los juegos no ofrezcan tanta riqueza gráfica, pero el resto puede compensarlo.

Rapidez de la memoria RAM y del almacenamiento

Poco importa que un procesador sea potente si luego el móvil no monta una memoria lo suficientemente rápida. Y lo mismo ocurre con el espacio ofrecido: más no tiene por qué ser significativamente mejor (se aplica casi a cualquier aspecto de un móvil). Por eso, yo apunto a que mi móvil tenga:

  • Memoria RAM LPDDR5 (si es LPDDR5x mejor). Con 8 GB de capacidad, más que suficiente, de momento.
  • Almacenamiento UFS 3.0 (si es UFS 4.0 mejor). Con 128 GB para mi uso es suficiente. Si alguien quiere instalar muchos juegos, mi recomendación es apuntar a los 256 GB.

Resistencia de la pantalla

Ni la diagonal ni la resolución ni el brillo: una vez asegurados unos valores mínimos que debe tener cualquiera de mis móviles (AMOLED con FHD+ y 90 Hz), otro de los aspectos en los que me fijo es en la protección contra arañazos. Gorilla Glass Victus es mi faro a seguir, suele ser la mejor garantía contra arañazos; especialmente porque yo no uso protector de pantalla en mis móviles. Contra los golpes lo único que podemos hacer es rezar.

Que el móvil venga con cargador

Lamentablemente, esto es cada vez más común, pero no por ello hay que conformarse: quiero que mi móvil traiga su propio cargador, sobre todo si el fabricante me promete una carga más rápida de lo habitual. ¿Que lo trae incluido? Minipunto para inclinar la balanza hacia la compra.

Debe tener carga inalámbrica

Es imprescindible para mí, ya que la carga sin cables es mi método habitual para revivir cualquier teléfono a diario. Y sin que esto entre en conflicto con el hecho de que ha de venir con cargador, que son perfectamente complementarios: mientras estoy trabajando cargo mis móviles por Qi, si he de salir y necesito el máximo de batería los conecto por cable. Que la marca combine ambos en el mismo producto a mí me hace feliz. Y tengo comprobado que la carga inalámbrica alarga la vida de la batería, al menos siempre que no suba de los 15 W.

Que la cámara múltiple tenga un teleobjetivo decente

Sobre el sensor trasero principal recae casi todo el peso fotográfico, eso es obvio: cuanto mejor sea dicho sensor mejores fotos debería hacer (sin que el número de megapíxeles sea la clave). Y, de elegir un teléfono por las cámaras secundarias, siempre me quedaré al costado del teleobjetivo: para mí el gran angular es prescindible. Una buena cámara con teleobjetivo, con la apertura lo más luminosa posible y un nivel de zoom sin pérdida que alcance al menos los 5x (aunque sea en modo híbrido): tiene mi atención.

Altavoces estéreo con suficiente calidad

No me compraría un móvil que no tuviese un buen sonido estéreo, de ahí que busque la pareja de altavoces en cualquier modelo. Siempre es algo que compruebo en cada análisis: el volumen de los móviles debe ser alto y con las menores estridencias posibles más allá del 75 %. Si un fabricante le pone mimo al audio externo suele ponérselo también a la reproducción con auriculares, es un buen truco.

Que cuenten con protección IP67/IP68

Porque no será la primera vez que se me cae el móvil al agua (o que se me vierte todo el café por encima): la protección contra el líquido elemento se me hace vital. Por ello, valoro que el fabricante certifique su móvil con IP67 o IP68 (mejor la segunda, obviamente): me parece muy útil. Incluso para hacer fotos en el agua, que puede lograrse un gran efecto en esas tomas.

Un brillo mínimo que no deslumbre

Vale, todas las marcas se han apuntado a lograr que sus pantallas brillen al nivel de una supernova, pero a mí me parece igual de importante que apenas brillen en la penumbra: mis ojos lo agradecen cuando uso el móvil de noche. Si lo enciendo en plena oscuridad, y la pantalla me quema las retinas, mala señal. Aunque no es un dato que los fabricantes acostumbren a compartir, a menudo hay que comprobarlo manualmente.

Más allá de estas especificaciones, también me fijo en la capacidad de la batería, el tamaño de la pantalla (que no sea gigantesca, por favor), en los materiales empleados o en el diseño (¿alguien más odia los cantos rectos en los teléfonos?), entre otras opciones. Y trato de evitar los prejuicios que suele despertar una hoja de especificaciones: un smartphone es mucho más que su lista de características. Pese a que los datos técnicos influyan en mi elección, no emito las valoraciones hasta que puedo probar el modelo. Por mi experiencia, los números pueden ser algo mentirosos.

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