El juego en la nube lo ha cambiado todo y empieza a estar tan asentado que se lanzan consolas enfocadas al juego por streaming.
Soy un amante de los videojuegos. Cuando puedo, siempre intento dedicar un ratito a seguir con la historia que he dejado a medias o, si no sé el tiempo que podré dedicar al juego, me pongo títulos que permitan partidas espontáneas. Avance en la campaña o simplemente echo un par de carreras, lo disfruto muchísimo.
Sin embargo, reconozco que no he encendido mi Xbox Series X en lo que llevamos de 2023. ¿El motivo? No me hace falta la tele porque puedo jugar a Xbox en cualquier parte gracias a mi móvil.
Antes, un poco de historia
Aunque no es nuevo, porque lleva muchísimos años con nosotros, confieso que la nube ha cambiado para siempre mi forma de jugar. Cuando todo esto empezó y se lanzaron servicios como OnLive o Gaikai, los miraba con recelo porque consumía los medios especializados, las opiniones no me terminaban de convencer y… estaba claro que algo no iba bien.
Se adelantaron a su época porque la tecnología no estaba lista. Pusieron la primera piedra (y alguna se convirtió en lo que actualmente es PlayStation Now) en el juego por streaming, pero el sector no estaba listo, las empresas no estaban preparadas y la infraestructura doméstica dejaba que desear.
Simplemente, nadie estaba preparado. Sin embargo, llegó un punto en el que las cosas empezaron a cambiar y Google tuvo buena parte de “culpa”. Antes de que Stadia fuera lo que fue, el servicio se conocía como Project Stream (no se rompieron la cabeza pensando, desde luego).
Prometía 1.080p a 60 frames por segundo con gráficos a la última y sin necesidad de contar con el hardware para correr el videojuego: todo iba a ir en una pestaña de Chrome y el hardware sería de Google. De la mano de Ubisoft, en octubre de 2018 vimos 'Assassin’s Creed Odyssey' corriendo en el sistema de Google, y era impresionante.
Meses después se dio a conocer el nombre oficial: Google Stadia, y a finales de 2019 desembarcó en nuestras fronteras. Soy un usuario de los primeros, de los del pack de Fundador, así que aposté por la tecnología de lleno. Me habían convencido y, aunque el modelo de negocio (teniendo que comprar cada juego con un catálogo escaso y sin una tarifa plana por suscripción) no me gustaba, la calidad era espectacular.
De hecho, creo que es la mejor experiencia por streaming que he experimentado en una plataforma de este estilo y va muy en la línea de lo que mi compañero José escribió tras tres meses jugando en el sistema. Sin embargo, unos meses después del lanzamiento de Stadia, Microsoft cambió las reglas del juego.
Anunciaron Project xCloud, una extensión de Game Pass que iba a permitir jugar a un catálogo de juegos en constante rotación por una suscripción mensual. De hecho, no es ni una suscripción como tal, ya que se incluye dentro de Game Pass Ultimate, así que si eres usuario de Xbox tienes Game Pass tanto en la consola como en el móvil gracias al juego en la nube. También jugaría a Stadia, pero ya sabes cómo acabó.
Para muchos juegos no necesito ni el mando
Llegamos al presente y puedo decir que llevo jugando a xCloud, o al juego por streaming de Microsoft desde el primer día. Tenía tantas ganas que incluso empecé a usarlo vía VPN en su día.
No era el mejor modo, está claro, pero quería probar, y activamente soy un usuario de la plataforma desde la preview en nuestro territorio. Y aunque el juego en un sistema físico sigue siendo superior, la nube me aporta cosas que la consola, básicamente, no.
Tengo la Xbox en el salón, pero paso gran parte del día en el despacho. Cuando necesito desconectar un poco, si quiero echar dos carreras al 'Forza Horizon 5', tengo que ir al salón, encender la consola, la tele y “prepararme” para jugar. Con el juego en la nube eso no pasa.
Puedo abrir una pestaña en mi Mac o coger el móvil y empezar a jugar. Además, fuera de casa lo uso un montón cuando tengo que esperar en el médico o cuando hay un viaje ('Vampire Survivors' me alegró las navidades pasadas).
Lo utilizo tanto que, incluso, estoy pasándome 'Age of Empires II Definitive Edition' en el móvil (aunque la experiencia no es la mejor). Y hay juegos que van muy bien (la mayoría), pero otros a los que les cuesta un poco más. Títulos con aceleración en la cámara como 'Deathloop' o 'Ghostwire Tokio' son algo más complicados, pero te puedes acostumbrar.
Ejemplo de gameplay con Microsoft Cloud Computing
Y lo mejor es que muchos de los juegos que me gustan para ratitos cortos, como 'AoE 2', 'Vampire Survivors' o 'Minecraft Dungeons', no necesitan que conecte un mando. Aparecen los botones en pantalla como si fueran juegos nativos de Android y… a jugar.
También ocurre con otros más exigentes, incluso con shooters, pero ahí reconozco que no les he pillado el punto y se me dan fatal los sticks digitales. Para esos momentos, conecto un mando por Bluetooth o el Razer Kishi (que, básicamente, convierte el móvil en una consola) y a jugar con controles tradicionales.
Empiezan a salir consolas enfocadas al juego en la nube, y no creo que sean las nuevas PSP Go
Salir al mercado cuando la tecnología o el propio mercado no está listo tiene un precio muy alto. Ya lo he comentado con los primeros servicios de juego por streaming, pero lo mismo pasó con PSP Go.
Sony, por diferentes motivos, uno de ellos frenar la piratería de PSP, lanzó PSP Go en noviembre de 2009. Era una consola espectacular, pero sin formato físico. En aquella época, eso era un tiro en el pie. Ahora vemos el mercado digital como algo normal y, de hecho, hay juegos que venden más en digital, pero en 2009 no estábamos preparados.
Igual que desde hace unos años el mercado digital y físico conviven, ahora estamos en la época en la que se está perfilando el juego en la nube y empiezan a lanzarse sistemas como la Logitech G CLoud.
Es una consola con Android y un hardware desfasado, pero que tiene una gran proyección gracias a su planteamiento pensado para que juguemos en la nube con servicios como Game Pass, Steam Link o GeForce Now.
El formato me parece genial gracias a una pantalla de 16:9 que no presenta bandas negras en los laterales y, aunque no sé si la compraría teniendo en cuenta que ya tengo un móvil para jugar, me gusta ver que los fabricantes pueden apostar por crear consolas enfocadas a ese juego en la nube.
Da igual la potencia que tengan porque, al final, los servidores hacen prácticamente todo el trabajo. Y sí, el juego por streaming no es perfecto porque necesitas una buena conexión y hay juegos que no se llevan demasiado bien con esta tecnología, pero entre unas cosas u otras, ha hecho que mi Xbox Series X esté acumulando polvo mientras juego a mi Xbox portátil.
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