En lo que más he notado que mi smart TV 4K es barato es en el hardware
Tengo probablemente la mejor smart TV barata que encontré en plena pandemia, cuando pasaba muchísimo tiempo en casa y contaba con el televisor de 32" veterano que venía en mi piso de alquiler: me costó menos de 300 euros, tiene un panel VA de 55 pulgadas compatible con HDR 10 y Android TV con Chromecast integrado. Poco más se puede pedir por ese precio. Obviamente no es la tele con mejor calidad de imagen ni la que mejor suena, pero eso nunca fue un problema serio.
Lo que sí que ha llegado a desesperarnos fue lo extremadamente lenta que es para tareas como encenderse, entrar en la interfaz de Android TV, abrir una app o cargar un capítulo de una serie. Aquí descubrí la cruda realidad: una tele barata lleva hardware básico y barato y eso se nota si devoras streaming. Afortunadamente, la solución ha sido fácil, sencilla y barata.
De usuaria puntual a exprimir mi smart TV: llegan los problemas
He de reconocer que al principio no me di cuenta y la clave está en que nunca le saqué demasiado partido a los servicios de smart TV: me di de alta en Netflix y en Filmin y la experiencia fue moderadamente buena. Luego conocí a mi pareja, capaz de tragarse temporadas enteras, sagas al completo, la jornada de liga del tirón, rememorar grandes clásicos de Disney.
O lo que es lo mismo, llegaron hordas de servicios de streaming y aplicaciones como navegadores, Wiseplay para meter listas para ver la TDT con TDTChannels y otras cosas más. Y horas de uso. Mi televisor lleva tres años conmigo, pero lleva dos en los que la experiencia es nefasta: reproducciones a saltos, listas de Wiseplay que no se ven, aplicaciones que tardan una eternidad en cargarse...
Primero le echamos la culpa a las apps en cuestión, pero funcionaban a la perfección en casa de mis suegros y cuñadas, con smart TVs de gama media alta, luego a la conexión a internet y finalmente sucedió lo inevitable: la culpable era la smart TV. Me puse manos a la obra para tratar de solucionar potenciales problemas con Android TV, pero todo parecía ir bien y sin embargo, la lentitud seguía ahí.
Cuando no hay problemas externos, sino que la TV es el problema
A mi televisor no le pasaba nada, simplemente era lenta. Como no teníamos los manuales con la ficha técnica, recurrimos a la web Displayspecifications, donde averiguamos que tiene un chip RealTek RTD2851 con 2GB de RAM. En móviles estoy acostumbrada a conocer componentes y sus respectivos rendimientos, pero en televisores es otra historia. Aunque que sea una smart TV de gama de entrada no anticipaba nada bueno.
Más allá de nuestra experiencia, tiramos de pruebas sintéticas a modo de orientación para llevarnos la sorpresa: era lógico y esperable que los benchmarks de la tele nos dieran unas cifras notablemente más bajas que las de la premium LG OLED C1 de mi cuñada, pero ojo porque también evidenciaban que mi tele era la mitad de rápida que los benchmarks del Chromecast con Google TV. Aunque ambos dispositivos tienen la misma RAM, el Chromecast con Google TV 4K integra un CPU Quad Core A53 1.8 GHz. Esta comparativa nos dio la solución: comprar un Chromecast con Google TV
Sí, me sorprendió que un dispositivo de unos 50 euros vaya más fluido que una tele de 300 euros (pongo el precio de lo que nos costaron ambos, en oferta) teniendo en cuenta la diferencia de precio y que ambos datan de 2020. Aunque claro, ésa es precisamente la misión del Chromecast con Google TV. En cualquier caso, en la práctica ahora usamos nuestra smart TV como si fuera una tele tonta, dejando las aplicaciones para el dispositivo de Google y vaya si se nota.
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