Repasamos los diferentes modelos de Google Chromecast a lo largo de la historia, desde el 'pincho' HDMI hasta el que lleva Google TV a cualquier televisor
Si me preguntas cuál es uno de mis dispositivos favoritos, el que sigo comprando y que recomiendo a todo el que quiera escuchar, ese es el Chromecast. Hay otras opciones en el mercado, televisores con sistemas operativos completos, alternativas que cuentan con soporte de Google y, sin embargo, siempre optaré por el original, incluso con sus defectos.
Y es que, me parece un genial dispositivo tanto para un televisor nuevo sin Google TV como para un televisor viejo sin sistema operativo y hasta sin antena. Y, ahora, el Chromecast cumple diez años y repasamos las diferentes versiones del dispositivo, así como la intención de Google de convertirlo en una consola (y que no cuajó).
Así ha evolucionado el Chromecast de Google
En diez años sólo hemos tenido cuatro generaciones de Google Chromecast y, la verdad, no se necesita más. Creo que la primera y la última fueron las disruptoras, pero la segunda y tercera también tuvieron características interesantes y un rediseño que es clave para la experiencia.
Voy a empezar hablando de la primera generación, esa por la que Google acaba de recibir una demanda millonaria. Fue el 24 de julio de 2013 cuando Google presentó al mundo su Chromecast. En una época en la que los televisores no tenían sistemas operativos tan avanzados como los actuales (si es que alguno tenía, porque la mayoría carecía de él), Google se las ingenió para lanzar un dispositivo con el que ver nuestro móvil en el televisor.
Estéticamente era bastante feote, ya que básicamente era un pendrive negro, pero en lugar de tener un USB, tenía un HDMI. Era pequeñito, con el nombre 'Chrome' en uno de los laterales y la idea era conectarlo directamente a un televisor, que además podía alimentar el Chromecast mediante la salida USB-A al microUSB del dispositivo de Google.
En aquella primera versión no tenía ningún tipo de interfaz y, básicamente, era un receptor de contenido del móvil. Por el precio (sólo 35 euros) era genial porque por fin podíamos mandar de forma muy sencilla contenido FullHD del móvil a la pantalla grande.
Fue un pelotazo que abrió el camino a muchísimas otras empresas y, tras diez años, hace poco Google anunció que cortaban el grifo del soporte para este pequeñín.
Segunda generación con cambio de diseño y la intención de conquistar los altavoces tontos
La segunda generación salió dos años después, en octubre de 2015. Las funciones eran muy similares, pero ahora tenía más potencia, un wifi mejor para un rendimiento más optimizado y, además, un cambio genial de diseño: separaron el HDMI a través de un conector flexible.
El diseño del propio dispositivo es el que seguimos viendo en los Chromecast actuales: una pastilla con un HDMI separado que permite ajustarse de forma más cómoda tras un televisor. Es más fácil ocultar los cables y, además, estéticamente es más refinado.
Como decimos, las funciones eran muy similares a las del original, pero el rendimiento era más fluido gracias a las mejoras de potencia y, sobre todo, de conectividad inalámbrica. Además, este dispositivo no llegó solo, ya que Google lanzó la primera, y única, generación de Chromecast Audio.
Del mismo modo que el Chromecast original tenía como objetivo convertir cualquier televisor tonto en uno inteligente, el Chromecast Audio quería dar una segunda vida a nuestros altavoces. No tiene HDMI ni capacidad para hacer streaming de vídeo, pero sí de audio que se comunica con unos altavoces gracias a la salida jack de 3,5 milímetros.
Chromecast Ultra, la resolución 4K y el fiasco de Stadia
Para pasar a la resolución 4K tuvimos que esperar un añito, a noviembre de 2016. Es con el que di el salto porque me fallaba que el Chromecast fuera sólo 1.080p. Llegó a un precio de 79 euros (considerablemente más alto que los anteriores) y como se mejoraron componentes de procesamiento y conectividad, todo era más fluido.
Además, podíamos mandar contenidos en UHD desde plataformas de streaming que ya estaban empezando a emitir a esa resolución, así como contenido HDR. Era una opción ideal para ver contenido en los televisores 4K que empezaban a despuntar y, además, más tarde fue la base para Stadia.
Ya sabemos cómo terminó el sistema de juegos por streaming de Google, pero antes de dar el salto a otras plataformas, el Chromecast 4K era el necesario para disfrutar del servicio de videojuegos gracias a sus características de red (compatible con Ethernet gracias a un puerto especial en el cargador) y a la mayor potencia del SoC.
La tímida tercera generación
El lanzamiento del Chromecast 3 se produjo en octubre de 2018. Visualmente es parecido a los anteriores, algo más suave, pero Google decidió dar un paso atrás en el precio para permitir que usuarios que no necesitaran 4K, pudieran disfrutar de características similares a las del Ultra (en lo que a velocidad se refiere), pero sin pagar casi 80 euros. ¿El precio? 39,90 euros.
Era un modelo compatible con Google Home, por lo que también se acercó a más gente esa gestión de la domótica en casa y, en general, era el sucesor natural del Chromecast de segunda generación.
Una cuarta generación con el mayor cambio en la historia del Chromecast
Y la mayor innovación respecto al Chromecast original vio la luz en septiembre de 2020. Aunque el sistema Chromecast seguía funcionando genial, Google se había quedado muy atrás respecto a competidores como Amazon con su Fire TV y otros fabricantes que incluían sistemas como Android TV -compatible con Chromecast- en sus TV Box.
El Chromecast necesitaba un sistema operativo completo para dejar de ser, simplemente, un receptor de contenido del móvil, y lo recibió con los Chromecast con Google TV. Llegó una versión 4K por 69,99 euros y una versión HD por 39,90 euros, cambiando únicamente la resolución a la que admite contenido uno y otro.
Ahora sí, aparte de seguir siendo un Chromecast con todo lo que ello significa, contaba con un sistema operativo completo -Google TV- que funcionaba con su propio mando. Podemos instalar aplicaciones y es un dispositivo mucho más completo que el lanzado originalmente en 2013, aunque su filosofía es la misma: permitir que cualquier televisor siga siendo útil por muchos años que pasen.
Veremos cómo evoluciona el Chromecast en una quinta generación, pero de momento, y con el gran salto de la cuarta generación, parece que el dispositivo tiene cuerda para rato.
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