Hace unos días mi compañero David se hacía eco del plan de Ouya para sacar un modelo nuevo cada año e inmediatamente vino una marea de críticas. Se llegó a decir que no van a comprar una consola por el hecho de que el año que viene vaya a salir un modelo mejor. Incluso debatiendo con gente muchos decidían no comprarla por este factor que, una vez se piensa en frío, es completamente lógico si se para a investigar el entorno en el que está.
Hasta ahora el modelo de las consolas era el de vender un hardware completamente puntero sin importar mucho el espacio que ocupa ni el precio y mantenerlas varios años. Eso permitía una capacidades muy altas a cambio de un precio mayor, destacable el hecho que la PlayStation 3 costase en su salida en España la friolera de 600€ y no sea hasta ahora cuando veamos posible el cambiar a PlayStation 4 tras amortizarla.
Ouya se distingue por una cosa: el precio
Pero en Ouya tenemos que tener en cuenta su factor más determinante: el precio. El precio de una Ouya con un mando es de 99 dólares, pero además los juegos que entren en la tienda se podrán jugar siempre gratis, todo juego de la tienda se debe poder jugar sin pagar nada, aunque sea ofrecer solamente una demo, algo que no se ofrece en ningún mercado digital de videojuegos y que aumenta mucho el valor añadido a la consola.
Ahora mismo lo mejor que se puede ofrecer a un precio de unos 100 dólares es un NVidia Tegra 3, pero un modelo específico que no toma en cuenta el gasto de batería ya que Ouya se conecta directamente a red eléctrica, lo que da una potencia de hasta 1.6 GHz como bien se cuenta en el artículo de David. Y es que en caso de querer acceder a los componentes de consolas más avanzadas tendrían que aumentar el precio notablemente hasta el que se pide por consolas de sobremesa como la Wii U o la Xbox 360. Esto acabaría con la idea de una consola de sobremesa barata y con una buena relación de calidad/precio.
Aún así, eso no significa que cuando salga Ouya 2 inmediatamente deje de funcionar la Ouya original, pues podrá funcionar hasta que los juegos ya exijan algo que la consola original no pueda ofrecer. Como caso particular yo mismo estuve con un Nexus One hasta diciembre del año pasado y apenas encontraba aplicaciones y juegos que no funcionasen bien en el terminal, salvando el tema del espacio de la misma forma que el Samsung Galaxy SII sigue funcionando con la mayoría de juegos y aplicaciones a pesar de que el SIII lleve un buen tiempo en el mercado y estemos a punto de ver el SIV.
Renovarse o morir, tanto la consola como los consumidores
Además, pensemos en otra cosa: si no se actualizase, ¿seguirían los desarrolladores portando sus juegos a una consola desfasada? Algún día Tegra 3 no podrá con la mayoría de los juegos punteros que se lanzan, quizás no el año que viene, pero dentro de tres años empezaría a languidecer. Los desarrolladores se verían con unos juegos potentes que no pueden vender en Ouya porque la consola no se ha estado actualizando.
Puedo entender que choque mucho con todos los jugones que esperaban una consola barata y que querían que durase casi una década como duran las consolas tradicionales. Comprendo que se molesten al ver su modelo desfasado, pero si no es la Ouya II sería una consola rival quien la hiciese obsoleta. Podríamos darle a una consola Ouya una esperanza de vida de unos 3 años en el peor de los casos, lo que serían poco más de 30€ al año, que no es un precio muy prohibitivo pues ya un juego AAA de otras consolas cuesta el doble.
Ouya es una consola muy barata y con una vida estimada acorde a sus costes, con funciones multimedia bien desarrolladas gracias a que usa Android y ofrecen juegos gratis. Si somos conscientes de sus limitaciones entenderemos que tomen ese rápido ciclo de actualizaciones comparado con las consolas de Nintendo, Sony y Microsoft, pero a su favor tienen que juegan en un campo distinto: consolas baratas.
En Xataka Android | Ouya se renovará con un nuevo modelo cada año
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